Libros
Wool, de Hugh Howey
Hugh Howey era capitán de barco, de un yate para ser exactos, hasta que un día decidió seguir su sueño desde que era niño: convertirse en escritor. Dejó la costa este en los Estados Unidos y se mudó a Carolina del Norte, donde consiguió trabajo en una librería. Durante sus descansos en el trabajo, y continuando en su hogar, durante tres años escribió un cuento corto que publicó por su cuenta de manera digital en el verano de 2011.
Ese cuento corrió como reguero de pólvora y pronto sus lectores le pidieron que aumentara su extensión, por lo que en noviembre de ese mismo año Howey, usando la retroalimentación de sus lectores, dedicó manos a la obra, publicando por capítulos la versión digital de su primera novela, Wool (traducida como “Espejismo” por la editorial Minotauro), con lo que no hizo más que seguir adquiriendo fama y ventas, hasta convertirse en una trilogía que el autor ha bautizado como “Silo”, y de la que Wool es el primer capítulo.
La historia se desarrolla en el futuro, cientos de años adelante de nuestra época actual, en el silo 18. El silo es autosuficiente y ha desarrollado un sistema de clases en el cual la máxima autoridad es el Alcalde que, junto con el Alguacil, tiene como trabajo principal mantener la paz social dentro del silo. Los habitantes del silo tan solo saben que el exterior es inhóspito y venenoso. Lo saben porque aquellos que transgreden la ley, o aquellos que voluntariamente lo solicitan, son enviados al exterior, protegidos únicamente por un traje aislante y allí, inevitablemente, mueren.
El título Wool – cuya traducción en español es “lana” – alude a una de las labores que le son solicitadas a aquellos que van a salir: limpiar los lentes y monitores que ayudan a saber las condiciones del exterior usando un paño de lana. Es como la última tarea que la comunidad les pide. Nadie se ha negado a hacerlo.
Las clases sociales se acomodaron en base a la función que desempeñan dentro del silo: los mecánicos encargados de que funcione el sistema de ventilación, la generación de energía eléctrica, y el cuidado de los sistemas vitales del silo ocupan el nivel más bajo, algunos pisos por encima de ellos se encuentran los de Proveeduría, y luego los encargados de cultivar y elaborar los alimentos; más arriba se encuentran los pisos exclusivos del departamento de Informática, los servicios médicos – siendo la guardería una de las más reverenciadas, puesto que la natalidad es controlada y únicamente se permite, por medio de una lotería, cuando alguien es enviado al exterior, para conservar la misma cantidad de habitantes en el silo – y, finalmente los aposentos de las autoridades. Los que fallecen dentro del silo son enterrados en la zona de cultivo, para servir como abono.
Existen “cargadores” que transportan, a lo largo de una escalera metálica que recorre la periferia del silo, de un lugar a otro los diferentes insumos que cada nivel requiere, y existen delegados de cada una de las funciones en diferentes niveles del silo, para atender necesidades especializadas cuando ocurran.
Esta es la vida del silo 18 hasta que el Alguacil en funciones – respetado por todos – pide un día salir, lo cual le es concedido. Lo que inicialmente es considerado como un romántico gesto – la esposa del Alguacil Holston también pidió salir del silo cierto tiempo antes – se complica cuando la Alcaldesa y el Ayudante del Alguacil investigan qué pudo haber llevado al Alguacil a tomar esa determinación y, mientras lo investigan, designan a Juliette, la estrella rutilante del departamento de Mecánica, como el nuevo Alguacil.
Todo se complica a partir de ese momento, y a lo largo de la novela sufriremos con Juliette y con los habitantes del silo 18 las consecuencias de cuestionar las “verdades oficiales.”
El autor Howey explica que siempre estuvo influenciado por las historias post-apocalípticas y este mundo es el que imaginó después de una conflagración. Independientemente de donde se encuentre, el ser humano tiene la capacidad de hacer el bien o hacer el mal, y en Wool observamos cómo se desarrollan los conflictos que nos acompañan como raza, cómo algunos se piensan mejores que otros y entonces exigen ser atendidos con “prioridad”, sin dar mayores explicaciones.
Pero tal vez el mensaje más poderoso que nos deja este primer capítulo de la trilogía Silo es el siguiente: las ideas son peligrosas. Hay personas que no están dispuestas a que las cosas cambien, y harán lo que sea porque el statu quo se conserve, incluso matar.
Wool es una excelente novela que agradará a lectores de todas las edades. Los derechos de la historia han sido adquiridos por la 20th Century Fox, y tanto Ridley Scott como Steve Zaillian han expresado su interés para dirigirla. Adicionalmente, existe una versión en cómic que fue lanzada por Jet City Comics.
Ahora a conseguir el capítulo dos, llamado Shift (Desolación), y el tres, Dust (Vestigios) para saber hacia dónde nos llevará Howey, porque estoy seguro que mis hijos también desearán saberlo. Y, aquí entre nos, esa es la parte que más disfruto: su interés por leer.
Gerardo Saviola