Inicio Portada Volodia

Volodia

4
0

Letras

XLVII

Era un intenso olor a papel y tinta, una Torre de Babel, una muchedumbre abriéndose paso entre los miles de libros regados por aquí y por allá, era una aureola de vapores flotando sobre aquellos tomos que pedían ser acariciados… La Feria Internacional del Libro 2005, de La Habana, ratificaba su importancia en los laberintos que conforman la Fortaleza de San Carlos de la Cabaña.

Ya afuera, con todo el sol de Cuba sobre la frente, me dirigía hacia la Comandancia del Che cuando en el camino recibí el programa de actividades diarias de la Feria. Hice un alto para enterarme y tomar una cerveza. A escasas horas se daba la presentación de las obras Los dos Borges y Neruda, con la introducción de su propio autor, Volodia Teitelboim.

Se me salía el corazón por la sola idea de conocer en persona al Premio Nacional de Literatura de Chile 2002, biógrafo de sus compatriotas Vicente Huidobro, Gabriela Mistral y Pablo Neruda. Al militante político que, a raíz del golpe de Estado de Pinochet, el once de septiembre de mil novecientos setenta y tres, se exilió en la Unión Soviética donde por espacio de quince años difundió su programa Escucha, Chile, desde Radio Moscú. A quien fuera secretario general del Partido Comunista Chileno durante muchísimos años e incansable combatiente en favor del mejoramiento de vida de los obreros, acciones ejercidas con tanta congruencia que lo hicieron ganarse el reconocimiento de seguidores y contrarios.

Esa tarde, el personaje de ochenta y nueve años, con piel de blanca transparencia y boina vasca en la cabeza, tomó el micrófono y habló por más de dos horas ante una audiencia respetuosa. Volodia se expresaba y mi angustia crecía, era imposible retenerlo todo. “Las personas que leen sueñan el mundo más allá del día de hoy,” registró mi mente. Desconfiando de la retentiva, localicé libreta y pluma en la bolsa al momento en que explicaba cómo escribía: “Yo comienzo por el principio, luego sigo las palabras hasta la muerte y las persigo más allá de la muerte.” Fue cuando empecé a querer al viejo, al rato ya lo amaba: “El poeta ilumina las cosas prosaicas.”

Se refirió también a los dos libros presentados. Al final de la jornada, las ventajas que proporcionan mi pequeña talla y ligero volumen permitieron colocarme en primer lugar para conseguir su dedicatoria en los ejemplares adquiridos. ¿A quién? A Paloma. ¿Paloma? ¿De dónde vienes? De México. ¡Aaah, sólo en México se puede ser mujer y ave a la vez! –dijo, mientras escribía algo en el libro.

Aprovechando el brevísimo diálogo, le comenté que su obra Huidobro, la marcha infinita, había sido útil para una investigación publicada en el número treinta y tres de mi revista Cariátides, dedicada al inventor del Creacionismo. Pero como yo había suavizado el tono de la voz, él se dirigió a la ministra de Cultura susurrándole: No sé qué me pasa últimamente, que ya no escucho bien. La joven funcionaria respondió: “Pues entonces vas a tener que aplicar para el programa de vida de los ciento veinte años, que ha dispuesto el Comandante.” Asintiendo, el escritor tomó mi mano entre las dos suyas a modo de despedida, porque estaba yo acaparando la fila situada detrás.

Cuando el dictador Pinochet falleció, Teitelboim comentó: “No acompañaré al caballero que se fue. Trataré de demorarme al máximo.” Sin embargo, dos años después, en dos mil ocho, Volodia, el luchador incansable, descansó para siempre en el seno de su amada patria. Cuando leí la noticia por Internet, vino a la memoria aquel enorme espacio rodeado de palmeras, colmado de personas que le escuchamos con reverencia.

Esa misma noche, saqué de mi biblioteca su libro Los dos Borges y recorrí con los dedos su letra temblorosa: Paloma: hay que volar en los sueños. Volodia. El viejo no me requería ningún homenaje póstumo. En su recuerdo, y desde aquel encuentro, no he dejado de volar y de soñar con los sueños que sólo los aires de La Habana suelen provocar.

Paloma Bello

Continuará la próxima semana…

DEJA UNA RESPUESTA

Por favor ingrese su comentario!
Por favor ingrese su nombre aquí

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.