Atisbando en los Recuerdos
JOSÉ RUIZ ELCORO & ALFONSO HIRAM GARCÍA ACOSTA
“Recordar es volver a vivir…” y escribir sobre la evolución cultural del siglo anterior me llena de recuerdos que a veces se agolpan. Es trabajoso unirlos cronológicamente, pero ese pasado cultural de Cuba, México y Argentina llenó de inspiración mi niñez, juventud; ahora, entrado en la cuarta edad (con todo y cubrebocas, estático con el «quédate en casa») me da la oportunidad de recrearlo con la computadora, acompañado del fondo musical de mi fonoteca.
Paso horas intentando ser fiel a los recuerdos, apoyado con una biblioteca y los avances cibernéticos, mayores cada día. Viajo por el mundo, comunicándome a menudo con mis colegas escritores que desde sus países de origen me dan alguna información, fecha o anécdotas, para hacer más ágil la lectura de estas historias pasadas, que no le dicen nada a la juventud actual, pero que a nosotros nos permiten releer la historia.
Entre los años 30 y 40, Buenos Aires y el Distrito Federal, ahora Ciudad de México, se llevaron las palmas como capitales cinematográficas, creando lo que hoy conocemos como el Cine de Oro, mientras que Cuba, solo tuvo aislados proyectos con vida relativamente efímera.
En la Radio y la Televisión, otro fue el cantar, pues, primero en lo radiofónico y luego en lo televisivo, La Habana devino, incuestionablemente, la meca de estos medios masivos electrónicos, por la pujanza de los sistemas, la cantidad de emisoras y televisoras en operación, la introducción de una organización industrial y de la Publicidad, la cobertura fuera de fronteras de sus señales y la primacía en la creación de algunos géneros de programas que con los años devinieron paradigmáticos en la región cubana, entre otros la Radionovela, el Tele Maratón y la Telenovela.
En esas décadas, era frecuente que las estrellas de ambos países alternaran representaciones en La Habana o en la Ciudad de México, con contratos que duraban semanas, meses y hasta años. El fenómeno alcanzó la Música, el Teatro, el Cine, la Radio y la Televisión, ámbitos donde, en compleja urdimbre, se produjo la yuxtaposición y simbiosis de relaciones, practicas, escenarios y productos comunes entre estos dos países hermanos.
El sustento teórico y marco referencial del mismo se nucleaban alrededor de diversos conceptos, entre otros, la aplicación del sistema de estrellas en industria cultural cubana (radial-televisiva-teatral-musical-discográfica) que incluía la existencia de espacios o programas habituales con un formato determinado que permitía la entrada y salida de estas figuras extranjeras y generaba un amplio Merchandising alrededor de sus actividades que devino practica intersectorial de las empresas radiofónicas y televisivas. Hasta el flujo de artistas de uno a otro país se vio condicionado por fenómenos particulares de situaciones políticas, fenómenos de inmigración y conflictos bélicos que siempre fueron superados.
Sobrepasando a las llamadas estrellas, este proceso se hizo cotidiano y se proyectó en diversas direcciones, sentidos y niveles fundiendo a los actores y agentes comunicativos de la esfera artística, a las manifestaciones como la Música y las Artes Escénicas, y a los medios y soportes como la Radio, la Televisión, el Cine y el Teatro. El caso de la Televisión cubana resultó modélico en este sentido.
La trilogía de países fundadores de la Televisión en América Latina fueron México, Brasil y Cuba, que entre agosto y octubre de 1950, inauguraron oficialmente las tres primeras televisoras que iniciaron operaciones en la región.
En La Habana el canal fundador (Canal 4. URTV), se inauguró oficialmente en octubre de 1950 y comenzó su transmisión regular de programación habitual en ese propio mes, como televisora comercial sustentada por el pago de las tarifas de inserción publicitaria y las acciones de Patrocinio, Promoción, Mecenazgo y Publicidad, ámbitos de la Comunicación Comercial de marcado auge en Cuba en esa década.
La inauguración del Canal 4 cubano, revistió trascendencia internacional por inaugurar el medio en la mayor isla antillana lo que casi nadie recuerda es que entre los invitados de honor se encontraba Pedro Armendáriz que, junto a la cubana Carmen Montejo, asistió a esa ceremonia el martes 24 octubre de 1950.
Arturo de Córdoba, entre otros ejemplos, estuvo en Cuba en agosto de 1951, para filmar “Te Sigo Esperando”, con Libertad Lamarque y Ninón Sevilla, como ejemplo de la cercanía cultural y artística entre Cuba, Argentina y México, en esa ocasión fue entrevistado en este canal por Humberto Estévez, en lo que constituyó su debut absoluto en Televisión. El hecho reviste significación adicional pues hasta entonces se había negado a estar delante de las cámaras en México, exigiendo que su actuación se filmara en kinescopio, lo cual no fue un obstáculo en La Habana, que desde sus inicios, aplicó este sistema. Actuó también en el Teatro Blanquita, hoy Teatro Karl Marx.
Este canal tenía un espacio habitual llamado “Estrellas de Ultramar” (Domingos. 7:30p.m.), con guion de Roberto Garriga y producción-dirección de Clara Ronay. Desde el 4 de octubre siguiente, pasó a los sábados a las 8 p.m., y lo patrocinaban los relojes Ultramar.
En él participaron artistas del cine mexicano, contratados por dos semanas, para actuar en dos ediciones del programa y en el espacio radial “Gran Teatro Ultramar”, (domingos 9 p.m. RHC, Cadena Azul).
Entre ellos, los cubanos: Dalia Iñiguez, Carmen Montejo, Juan José Martínez Casado, quienes radicaron posteriormente en México, los mexicanos Emilia Guiú, Maria Luisa Zen, Blanca de Castejón, Luis Aldás y hasta las españolas Paquita de Ronda y Sara Montiel.
Tito Junco, fue la primera estrella masculina del cine mexicano que actuó en un sketch dramático televisivo en Cuba, precisamente en este programa, como protagónico junto a Margarita Balboa (Premio Nacional de TV 2003) y a Ernesto Gallardo y en el espacio teatral de Cadena Azul, en “Donde Espera la Muerte”, versión de Somerset Maugman, nuevamente con esta pareja de cubanos. El Canal 6 (CMQ TV), comenzó operaciones regulares en diciembre de 1950 y reprodujo este proceso.
Vale recordar que entre noviembre y diciembre de 1950, el entonces magnate cinematográfico-radiofónico mexicano Emilio Azcárraga Vidaurreta, ya con solicitud de licencia para operar un canal de televisión en México, visitó a CMQ TV, a la que retornó en marzo de 1951 para su inauguración oficial.
Entre otros ejemplos del desempeño artístico de mexicanos en el primer bienio de los dos primeros canales están los siguientes:
En enero de 1951, actuaron los cómicos “Tin Tan y su carnal Marcelo”.
Carlos Amador, debutó el 21 de febrero, animando junto a Bertica Serrano, el programa de aficionados “Ídolos del Mañana” (Miércoles, 9:30 p.m.), que otorgaba a los ganadores la categoría “Artista “Bacardí”.
Tito Guizar actuó en el programa “Álbum Musical Phillips”, (Lunes-Viernes 7:45 a 8:00 p.m.) y en “El Gran Programa Bacardí”. (Lunes 9 p.m.)
Tongolele y Tito Guizar actuaron en show desarrollado en el antiguo Palacio de los Deportes (Área que desde finales de los 50 ocupa el Hotel Riviera, a cinco cuadras de mi casa en El Vedado, en Paseo y 15) animado por Rolando Ochoa, dentro de un programa de Lucha Libre trasmitido por el Canal 4.
Por dos meses, Carlos Amador animó “Como a Usted le gusta” (Miércoles 9.30 a 10.30 p.m.). También participaron en programas de diversos medios habaneros, Pedro Vargas, y Fray José de Guadalupe “José Mojica” quien ya era fraile (a quien conocí en cuba en 1951 cuando visité Cuba por vez primera; Mojica, fue como nuestro tutor en suelo cubano, pues me acompañaron dos condiscípulos de la educación media, Teodoro canché Acosta y Rilio Ruz Navarrete; acompañamos a Mojica al Teatro Campoamor a saludar y ver la comedia de nuestro coterráneo Daniel “Chino” Herrera y su Cia. De Revistas, que hacía temporada en Cuba, después Mojica se fue a Cusco en Perú a un monasterio en el cual falleció).
Ana María González debutó cantando en “El Gran Programa Bacardí”. Carlos Amador animó un programa junto a los cantantes Olga Chorens y Tony Álvarez. A esta labor de locución se sumó la de actuación esporádica en los diferentes canales habaneros en toda la década del cincuenta.
Agustín Lara y Pedro Vargas actuaron en el “Cabaret Regalías”, predecesor del “Casino de la Alegría” (Miércoles de 8.30 a 9.30 p.m.).
Para 1953, La Habana, presenció el surgimiento de su tercer canal, al cual le sucedieron otros. En todos ellos, pese a las restricciones antes señaladas, los artistas mexicanos y de otros países tenían una presencia casi habitual, pero ya esa es otra historia
Ahora ya tenemos un retrato de la radio, cine, la televisión y la amistad cultural de tres países Cuba, México y Argentina, países hermanados hasta la fecha por sus intercambios culturales que forjaron al mismo tiempo el cambio cultural con sus industrias de la comunicación antes de la mitad del siglo anterior.
Fuentes
Los primeros artistas mexicanos en la Televisión cubana | Sabías que (dcubanos.com)
Archivo Elcoro y AHGA.