Libros
Gafas Moradas, editorial peruana feminista y con perspectiva de género, continúa publicando libros que reflexionan sobre el feminismo, el papel de la mujer en distintos ámbitos, la paridad de género, la maternidad, la homosexualidad y la masculinidad, rescatando también libros fundacionales que merecen ser leídos actualmente.
Este es el caso de Vendrá el olvido, del poeta y narrador Sergio Faz, una novela que ofrece al lector un viaje a través de diferentes vaivenes emocionales, escrita con tal honestidad que en ocasiones puede ser brutal. El autor dice a Diario del Sureste que al comenzar a escribirla solo tenía dos imágenes claras: el principio y el final, iniciando dos años después del deceso de su madre, como una especie de terapia por la profunda necesidad de entender la relación que tenía con ella.
Sergio, quien también es traductor de películas y documentales, bailarín, guionista y asistente de producción en artes escénicas, admite que durante el proceso lo impulsó la necesidad de preguntarle cosas que le habría gustado saber, anteponiendo el deseo de sincerarse y contarle cosas que la barrera del pudor impidió que le dijera en vida.
Gracias a nuestra amiga Loelia Escobar, pudimos platicar con Sergio vía telefónica, para conocer más a fondo las motivaciones que lo llevaron a crear esta joya que les aseguro no los dejará indiferente.
El eje de la novela es la muerte de la madre de Eleuterio, el personaje central de la historia, lo que lo orilla a evocar los recuerdos de su infancia, creciendo en una pobre ranchería al lado de diez hermanos. El ahora huérfano de madre deberá responder diversos cuestionamientos sobre la mujer que lo engendró, lo crío y lo educó. ¿Qué pasará? ¿Qué se hará? ¿Cómo será la vida después de su ausencia?
Abrumado por muchos pensamientos, debe regresar al pasado, generando emociones nuevas, y nunca regresará, dejando solamente un recuerdo las historias compartidas, las buenas y las malas, mismas que poco a poco se irán desvaneciendo de su memoria.
¿Hasta dónde es tu propia historia la que leemos en esta obra?
Es una pregunta recurrente; debo decir que un 90 o quizá un 95 por ciento está en la novela.
¿Cuánto tiempo te tomó el proceso de escribirla?
Comencé a escribirla en el año 2016, pero no estuve contento con el resultado inicial, así que la guardé para retomarla en diciembre de 2019, ya que tenía muchas notas de recuerdos, cosas que recordaba. Me puse a trabajar sin parar durante enero, febrero, marzo y abril del 2020.
Me encantó que la novela mantiene un lenguaje muy honesto a lo largo de la trama.
Es importante la honestidad cuando se escribe una especie de autobiografía, aunque en este caso sea novelada. Por supuesto, hay muchas cosas ficticias para que pueda funcionar dramáticamente, ya que este es un punto común que todos tenemos en la vida. Sucedía que recordaba cosas buenas y, en automático, cosas crueles, pero igual cosas amorosas, permitiéndome crear las tonalidades en las que se mueven los personajes.
Escribir este libro ¿fue una especie de catarsis personal?
De alguna manera sí, sobre todo significó un reconocimiento, un aprendizaje de cosas que no tenía muy conscientes, cosas olvidadas que regresan, cosas como el racismo con el que crecí, que era algo que me avergonzaba, pero debía ser así, porque creo que a las personas cercanas hay que verlas sin el adorno.
La homosexualidad del personaje central es tratada de manera muy orgánica, y me ha parecido todo un acierto.
Era algo que quería plantear muy claramente. Considero que a las personas debemos tratarlas sin imposiciones. Corresponde a cada una desarrollar su propio sentir; no debemos retratarlas como algo degenerado, desde ese punto de vista moral.
¿Cómo le ha ido hasta ahora a tu novela?
El libro salió a finales del año pasado a través de la editorial Gafas Moradas, de Perú, donde se defiende la paridad de género. Afortunadamente, ha gustado muchísimo y ahora en México también está contando con buenos comentarios.
¿Consideras que realmente la poesía vive momentos bajos o esa afirmación es solamente un mito?
Siempre se dice eso de la poesía. Creo que es algo que no alcanza a todos, es una percepción que se tiene que educar. La poesía es algo que cada uno tiene que buscar.
Considero importante que analicemos cómo es nuestra personalidad, plantearnos cuánto recordamos a nuestros seres. Es importante que nos cuestionemos en qué momento llega el olvido de aquellos a quienes hemos amado.
RICARDO PAT