Una Noche Que No Existí
En la densa niebla
de un bosque sin sol,
mi yo estuvo vagando,
la oscuridad me hizo rehén.
Por algún tiempo
existí para la extinción de mi carne,
lo negué todo:
sueños, auroras, fantasías.
Me encontré sola,
con las pupilas dilatadas apuntando un cielo negro;
las imágenes grises, deformes,
como la mancha de una oscuridad perpetua,
llegaron a mí,
señalando al fantasma de mi abismo.
Cerré los ojos;
mi interior no es incoloro,
es infinito e irrepetible.
Oscura mancha fantasmal
mira al espejo,
y se vio…
… se vio triste, opaca, deforme.
Se volvió sobre la bruma abismal
de mis recuerdos.
Sonreí,
y de ahí no saldrá por algún tiempo.
Texto y Foto: Daniela Eugenia