von Gunten, Velasco, Cruz
El pasado sábado 21 de mayo se inauguró, en la Casa del Virrey de Mendoza (Juárez 15, Tlalpan centro) de la Ciudad de México, la exposición Tres voces para contemplar: Roger von Gunten, Rosa Velasco, Barbara Cruz, bajo el cuidado de Grupo Tequio.
Tenemos aquí a dos pintoras y un pintor cuyo lazo se puede comprender desde el colorido. Rosa Velasco y Bárbara Cruz fueron alumnas de Roger von Gunten, lo cual explica, en parte, esa relación. Sin embargo, siempre hay un momento en que el discípulo toma su propio vuelo como es patente en esta exposición.
La primera actividad a la que se entregó Rosa Velasco fue el tejido de tapices, especializándose en la creación de gobelinos en alto lizo. Estudió en la Manufactura Nacional de los Gobelinos en París, y en el Instituto de Arte y Diseño de Bergen, en Noruega. Quizás sea esta la razón por la que, frente a sus collages, uno piensa un momento en los quilts tradicionales. Sin embargo, la irregularidad de sus figuras geométricas, cuya compleja y armoniosa imbricación recuerda las composiciones de Serge Poliakoff, impide tal comparación. Estamos ante una superficie mineral y cristalina que sugiere la fría perfección de la pietra dura, si bien responde a la bella pureza que demanda la abstracción moderna.
Bárbara Cruz se ha sentido llamada por los grandes centros espirituales de América, siguiendo la memoria de Antonin Artaud hasta la sierra Tarahumara, donde vivió por meses. También viajó al Perú y a Brasil, donde se fascinó con la herencia africana del Candombe. En su obra se observa un contraste entre colores en el que se reconocen algunas de las soluciones de von Gunten, si bien la pintora ha abandonado por completo la necesidad de la figuración. En su libertad orgánica se evidencia, sin embargo, un modelo compositivo muy afín al de las formas armónicas que aparecen en bosques, estanques y jardines. Se podría aludir a una suerte de “impresionismo abstracto”, según la expresión de Elaine de Kooning, que atestigua del amor de la artista por la naturaleza.
Roger von Gunten es, por supuesto, uno de los exponentes principales de la llamada Ruptura. Llegó a México desde su natal Suiza, estableciéndose entre nosotros en 1957. Estudió pintura y diseño gráfico en la Kunstgewerbeschule de Zürich, entonces bajo la dirección de Johannes Itten.
El colorido de Roger von Gunten obedece a leyes del contraste de las que conoce bien el secreto, si bien se trata de un secreto a voces que comparte generosamente con sus alumnos. A ello se debe que, a pesar de ser predominantemente figurativa, su pintura muestre tanta afinidad por la abstracción, como se hace evidente aquí. No obstante, no abandona nunca cierta carga, a la vez emocional y simbólica, en la cual reconocemos simultáneamente el alma del pintor y el alma de la naturaleza. Estamos, no cabe duda, ante una pintura “con corazón”, cuyo espíritu tutelar es la figura femenina.
“Tres voces para contemplar” posee armonía que se debe a un juego de contrastes, quizás comparable en el plano anímico al que Johannes Itten fijó en su círculo cromático, y que hacen eco a la belleza en sí, manifestándola a través de la triada “color, forma y factura”.
La exposición se podrá visitar hasta el 24 de junio 2023.
ESTEBAN GARCÍA BROSSEAU
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