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Letras
José Juan Cervera
Las concepciones que reducen al campesinado en una categoría estática se equivocan sin remedio. Garante del sector primario de la economía, en los años setenta fue objeto de acaloradas discusiones en las que se examinó su papel como factor de desarrollo de la sociedad. Si bien los términos de este debate constituyen todavía un valioso marco de referencia, en cierto modo hicieron a un lado otros aspectos como los que atañen a su dimensión subjetiva, los cuales fue preciso buscar en otros enfoques y disciplinas que, por su parte, muchas veces se desligaban por completo de la importancia de la base material de la existencia. Pero, más allá de tales criterios, las mujeres y los hombres de campo pueden convertirse en agentes de cambio como cualquier ciudadano cuya práctica social lo faculte para romper su aislamiento y organizarse para emprender un bien colectivo.
Ante ese cúmulo de apreciaciones externas acerca del quehacer campesino queda la alternativa de conocer algunas de sus formas expresivas que pueden traslucirse en materiales impresos. El boletín Maya Kuxtal (Vida Maya) es ejemplo de ello. Con sede en Kinchil, Yucatán, circuló durante 2003 y parte del año siguiente como órgano de dos sociedades agrícolas: Chan Tza Can y K-Et-Shimbal, cuyos representantes formaron su consejo editorial. Dio a conocer las actividades productivas de estas agrupaciones, pero también las de orden cívico y cooperativo, de tal modo que cedió espacio a otras organizaciones para exponer sus experiencias de trabajo y los problemas que enfrentaron en sus comunidades. Aunque su edición se logró con el patrocinio de entidades gubernamentales como la Comisión Nacional para el Desarrollo de los Pueblos Indígenas y el Instituto Nacional de las Mujeres, en su contenido asumió posiciones críticas de la realidad social. Hizo énfasis en la importancia de revalorar las tradiciones autóctonas, inspirándose en ellas para enfocar asuntos de actualidad y reivindicaciones colectivas. Su sección Kuxa’an suum tiene un sentido simbólico y remite a una creencia en torno a la soga de la vida que, tras ser cortada, habrá de reconstituirse cuando sus partes vuelvan a ocupar el lugar que les corresponde como evidencia de la legitimidad del pueblo originario.
En el número 4 del boletín, la Sociedad Cooperativa de Consumo Regional Chac Lol y el Centro de Asesoría Interdisciplinaria para el Apoyo Rural compartieron su iniciativa de cultivar amaranto de manera experimental en Muna y Opichén, obteniendo una buena cosecha; señalan los factores que limitan su aprovechamiento y las necesidades que es preciso atender para ampliar sus ventajas. Por su parte, varios ejidatarios de Tahdziu, con respaldo del Comité Indígena de Derechos Humanos Digna Ochoa, expusieron su inconformidad ante la construcción de una carretera afectando a un sitio arqueológico del rumbo. En el número 6, veinte promotores comunitarios de la zona sur del estado informaron acerca de los trabajos de capacitación dirigidos a perfeccionar su desempeño. De igual modo, el Consejo de Ancianos y Sacerdotes Mayas hizo pública su constitución junto con los documentos que le confieren personalidad jurídica.
Entre sus notas informativas, Maya Kuxtal dio cuenta de la intervención de un grupo de vecinos de Kinchil y de otras poblaciones yucatecas en el Congreso Internacional Comunitario e Indígena, efectuado en Cancún como foro simultáneo y alternativo de la Quinta Reunión Ministerial de la Organización Mundial de Comercio, haciendo un balance de este esfuerzo de resistencia ante las imposiciones que favorecen los intereses trasnacionales. Por otra parte, fueron abundantes los reportes de talleres y de otras actividades para promover los derechos humanos, la procuración de justicia y los procesos organizativos en beneficio de las mujeres de Kinchil, pero también acerca de gestiones ejidales y del funcionamiento del Consejo Municipal de Desarrollo Comunitario.
La importancia de la tradición oral y de la memoria colectiva que resulta de ella queda de manifiesto en una entrevista que concedió el señor Manuel Esteban Puc Chin, residente de Leona Vicario, Quintana Roo, quien en ese entonces estaba a punto de cumplir 87 años. También es significativo el vínculo de los editores con formas de pensamiento religioso innovador, como se observa en la declaración final del XIII Encuentro Ecuménico de Teología India, que concluye así: “Y los hijos e hijas del maíz, rojo, amarillo, negro o blanco exclamaron: Tata Dios, tú eres más grande que nuestras iglesias. Mamá Dios, tu amor es tan grande que sobrepasa nuestras relaciones y confesiones. Dios padre y madre, les pedimos perdón porque no hemos aprendido a vivir en un solo corazón como tú, Oxlajuntiku, Dios comunitario, Dios trinidad.”
Los diversos matices de este órgano impreso merecen apreciarse como unidad portadora de una conciencia emergente que se sustrae de las tendencias destructivas, enajenantes y disgregadoras que hoy amenazan a la especie humana y a todas las formas de vida.