Colonia Yucatán
En Colonia Yucatán se vivía en familia. Nos conocíamos todos, comenta emocionada Tachi. Nos llevábamos bien y nos apreciábamos. Se fomentaba mucho el deporte: había equipos de sóftbol de damas. Manuelita Vera formó su equipo. Con los de la Sierra siempre nos peleábamos, habían como siete equipos: el de catequistas, de costos con Elsy Marfil, entre los que recuerdo.
Yo dejé el de catequistas y me fui al equipo de las Güeras, que patrocinaba Basulto. Se jugaba en el campo que quedaba frente a la fábrica donde estaba el tubo de agua destilada. Los que jugaban béisbol enseñaban a las muchachas. Se organizaban también torneos de básquetbol y voleibol. Daba la casualidad de que la Sierra siempre llegaba a la final, al igual que en el béisbol con los Cardenales. Don Ramón Vidal era el mánager de las muchachas.
Había mucha rivalidad con la Sierra. Jugaban con nosotros Caridad Braga, la Morenita Canto, hija de Mundo, eran juegos muy bravos y emocionantes, era por amor al deporte. Una vez nos quedamos para las finales la Sierra y las Güeras; ganamos los primeros dos juegos, luego ganaron ellos y quedamos parejos, comenta Tachi. El quinto juego se puso buenísimo, extra innings. Bueno… no es por nada porque yo cuando llegaba a tercera base esa carrera entraba. Este viejito me enseñó a robar, dice tocando el hombro al Güero. ¿Verdad, viejo?
Cuando veía que el cátcher devuelve la pelota al pitcher, yo aprovechaba para irme a home. No le daba tiempo de tirar, Bueno, se quejó el mánager de la Sierra y me dijeron que si lo vuelvo a hacer me cantan out. Pero el que tiene más saliva traga más pinole, ¿no? Estaba el juego que ardía, el caso es que la Sierra nos quitó el juego y… ¿sabes cómo los despedimos? ¡A pedradas!, Custodiados salieron de Colonia. La gente los seguía hasta por el Seguro Social cuando ya se iban a la Sierra. Malafacha nos perjudicó, él fue el umpire… Tuvieron que custodiar el urbano el Sargento Marcelenio y Pancho López. Lyssan solamente sonríe disfrutando la amena conversación que el matrimonio comenta con mucha emoción sobre su vida en la Colonia.
Hace muchos años que nos quitamos, cuando la huelga, en el ’75. Yo era el Secretario General del sindicato, Taco Leal y Cesar Castillo estaban conmigo, por la empresa estaba Villamil. Pero se escaparon los ingenieros y a mí me cayó la bronca. No me dejaban salir de la Colonia, vine a Mérida y luego me fui a México a hablar con el Licenciado Peón a tratar de resolver el problema, refiere el Güero casi sin querer tocar el tema.
El padre Andrés Lizama era mi director espiritual y me dijo: «Antes que él se vaya a México tú te vas a Mérida con tu familia,» recuerda Tachi, casi entre lágrimas, con la voz entrecortada.
«Váyanse, pero nunca regresen porque si vuelven no van a progresar; que ponga el Güero su taller ya que es buen electricista,» me recomendó. Yo lloraba. «Yo sí me voy, pero con mis papás,» le dije al Padre. «Tú te vas y yo te mando a tus papás en seis meses,» y así fue.
Continuará…
L.C.C. VICENTE ARIEL LÓPEZ TEJERO