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“Sibilino Trópico”, de Igor Solís

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Entrevista

Igor Solís está contento de exponer en la galería del Callejón, la que califica como una de las mejores de Mérida al ser parte del Peón Contreras, el teatro más importante del sureste de México. Estar exponiendo en una galería con estas dimensiones y características es un honor para él.

Este talentoso artista abarca sobre todo el óleo, el grafito sobre lienzo con óleo, y la acuarela con lápiz a color sobre papel, es decir, sus dos fuertes son el óleo y la acuarela.

La exposición “Sibilino Trópico” toma nombre de la tesis de titulación para su maestría en San Carlos UNAM, de la que se titula en agosto; otras son piezas con fondos municipales, así como tres que forman parte de otro proyecto que incluirá 29 pinturas, al ser seleccionado como Creador con Trayectoria. 

Igor está feliz de ser uno de los dos seleccionados como Creadores con trayectoria, pues esa es una competencia fuerte. Esto incluye la responsabilidad de tener listas muchas pinturas para el mes de noviembre, desde enero hasta hoy ha terminado diez obras, todas de gran formato, de metro y medio por metro y medio.

Todos sus óleos requirieron trabajar con cuidado; en todos se observa una intencionada falta de interés por la definición, que alude a la cuestión gráfica, cuando la pintura no puede ser gráfica.

La charla se desarrolla minutos antes de la inauguración en la propia galería, donde llegué por invitación expresa de mi amigo Jorge Carlos Cervera Ramírez.

Había caído una cargada lluvia que apenas comenzaba a amainar. Saludé con afecto a Igor, a quien conocí hace muchos años, cuando era aún más joven, ya sobresaliente por la calidad de sus dibujos y pinturas.

Me resultó grato escuchar que está a punto de titularse en la prestigiosa universidad de San Carlos, tras varios años de dedicación, también que ha estado en Nueva York, empapándose de la vibra de otros talentosos artistas de diversas partes del mundo, elementos que sin duda ahora forman parte de su estilo, ampliando su paleta de colores.

Sus piezas me capturan de entrada, pues veo en sus trazos una estrecha relación con la caricatura y el cómic.

Al hacerle este comentario, Igor reconoce que al menos dos de las obras de la colección en Silibino Trópico tienen esta influencia.

Es totalmente verídico. No puedo vincularme con la gráfica en relación a mi obra, porque una cosa es la pintura y otra cosa es la gráfica, son dos elementos distintos. Entonces, que haya elementos de gráfica en la pintura es posible y es muy sano, pero que la pintura sea gráfica no creo sea el objetivo. Ahora en mi obra hay cuando menos dos piezas que tiene una influencia profunda con la novela gráfica japonesa, un poco de la gráfica mexicana popular. Creo que el cómic y la gráfica son elementos importantísimos,” comenta de inicio.

La exposición Sibilino Trópico estará disponible hasta el domingo 11 de agosto en la Galería del Callejón del teatro Peón Contreras, ubicada entre la calle 57 entre 58 y 60 del centro histórico de la Ciudad de Mérida, en un horario de lunes a viernes de 11 de la mañana a 5 de la tarde.

¿Realizar pintura abstracta justifica una mala técnica?

Ninguna obra en la pintura plástica debe de pecar de mala técnica. Los accidentes, la serendipia es importante en cualquier tipo de ejercicio artístico, el suceso, el accidente es importante, pero una obra hoy día, siglo 21, no se puede sostener solo con accidentes.

Hay una trayectoria larga del arte occidental, la abstracción se puede sostener hoy, tiene cabida. Hay muchos pintores importantes a nivel mundial que están produciendo abstracción. Mi tesis de licenciatura en el Pratt Institute de Nueva York fue precisamente “abstracción de post guerra”: desde Kooning, Jackson Pollock y todos los demás expresionistas.

No he abandonado la abstracción de post guerra, lo que pasa es que hay muchas cosas para hablar de Yucatán. Me fui muy joven a estudiar a Nueva York y regresar para mí fue un gran descubrimiento. Hice una trayectoria a través de una ilustración científica con la flora y fauna endémica de Yucatán, con la cual me nutrí de la biología y la ciencia. Ahora estoy también trabajando con la antropología, la sociología, la arqueología…

¿Como temáticas de inspiración para desarrollo de tu propuesta?

Exactamente. Precisamente las piezas que están en Silibino Trópico están basadas en investigaciones con la cerámica policroma maya, con la mitología del medio oriente, libanesa hoy, pero antes era fenicia, persa, egipcia, griega, con las mitologías mexicanas que se han creado de las mezclas después de la revolución a través de la visión de Vasconcelos con el muralismo mexicano.

Todos estos elementos forman parte hoy de mi trabajo. Hay varias piezas que aluden directamente a Arqueología en la ciudad de Mérida: el arco de San Juan, el fortín de Sisal, la entrada del zoológico del Centenario. Tengo siempre la necesidad de hablar directamente de monumentos que a los yucatecos nos importan.

¿Qué es lo que has aprendido en tus años de estudio?

Mi influencia fuerte a nivel académico vino fundamentalmente de la licenciatura, que es la que te cimienta, la que te da el sentido originario. Bueno, el sentido originario viene de uno, pero el segundo sentido originario con el que discutes es precisamente la licenciatura.

Ahora bien, creo que en la maestría no aprendemos. Lo que hace el futuro maestro es que enseña a otros maestros lo que tiene y lo discute con ellos; en realidad es una especie de retroalimentación.

Siento que en la maestría no se aprende, lo que sucede en la maestría es que se autentifica lo que el licenciado, futuro maestro, tiene para lograr el título.

¿Entiendo entonces que tu preparación académica no afecta tu matriz natural creativa?

Claro. Me importa porque soy hijo de Pepe Solís, que en Mérida sigue siendo un personaje que cultivó la literatura con una de las bibliotecas privadas más importantes del barrio de Santiago. Hasta la fecha está, mi madre heredó esta biblioteca. Como fui formado en una casa con una biblioteca, la relación con el mundo académico se me hizo al principio detestable, como a cualquier joven. Eventualmente, lentamente, al buscar muchas opciones y descubrirme solo ante un mundo no necesariamente muy agradable, bastante salvaje que es el mundo real del artista, fui orientándome más hacia el mundo académico en Nueva York, porque me brindaba más posibilidades de dialogar con gente que estaba interesada desde las cuestiones fácticas, desde los verdadero, desde la búsqueda de la verdad desde el aspecto filosófico.

Ahora, yo no creo que un artista, un pintor, necesite ir a la universidad para pintar; incluso quiero creer que la universidad puede distorsionar la visión de un buen pintor.

La maestra Loreto Villanueva, titular de la Sedeculta, destacó el talento de Igor Solís, de quien supo a través de la madre de este, la señora Ana Elizabeth Pedro. Tras recorrer la galería en compañía del artista para admirar las 29 piezas, invitó a la sociedad en general a aprovechar visitar esta exposición que estará disponible hasta el 11 de agosto.

¿Cómo concibes tus obras?

Leo tres periódicos todos los días, en la mañana, uno en inglés, dos de ellos europeos; la primera parte con la que comienzo mi día es consumiendo información periodística que considero verídicas, no fake news. Leo casi todo, me concentro en el desayuno; en mi trabajo hay mucha influencia periodística,

A nivel arqueológico, a nivel mundial, por ejemplo, en mi cabeza se detonan cinco obras. Mucha de la obra que está en Sibilino Trópico provino de lecturas de filosofía.

¿Cuál es tu mensaje para los jóvenes que están considerando dedicarse a la pintura?

Yo diría que no lo abandonen, que exploren la tecnología que es un aliado para un pintor análogo como yo. No soy artista visual, soy pintor, pero el artista análogo hoy, el que pinta todavía con pigmentos naturales sobre con una superficie bidimensional, debe necesariamente utilizar la tecnología, ese es su aliado número uno.

Otro factor clave es que deben de salir de Yucatán, eso es indispensable porque vivimos en una ínsula, en una península, somos insulares y en la cultura insular –como todas las culturas insulares cuando uno revisa Inglaterra, Japón, Italia, cuantas penínsulas no hay en el mundo– hay una tendencia a cerrar la idiosincrasia cultural y los formatos.

Al yucateco nunca le va a hacer mal salir, probar sus capacidades, generar intercambios, mientras más lejos mejor.

Yucatán es una tierra llena de historia, llena de mitos para contar, pero hay que salir. Aun no existen en esta región las instituciones suficientes para generar los intercambios que necesitan los emergentes para crear la potencia, para que Yucatán pueda ser un referente.

Creo que tras los grandes maestros, que ustedes saben quiénes son, han aparecido nuevas generaciones.

RICARDO PAT

riczeppelin@gmail.com

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