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Santa Clara

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Santa Clara, una ciudad donde su población activa, se ha unificado en pensamiento y obra. Fuente: Archivo AHGA.

ALFONSO HIRAM GARCÍA ACOSTA

Mi caminar por la Antilla Mayor me llevó a formar parte de Santa Clara y su provincia de Villa Clara. La última revolución me permitió conocer a la familia de un mártir cubano que falleció en activo y cuya madre rescató su obra poética, que ahora se encuentra en la Antología Poética “Con la Pluma en Ristre” donde tiene un lugar especial Agustín Gómez Lubián “Chiquis”, como le decían en casa familiarmente su madre Josefina Urioste y su padre el Dr. Agustín Gómez Lubián.

Chiquis falleció siendo estudiante de medicina. Su padre fue el constructor del edificio de Paseo y 15 en El Vedado de La Habana, el hogar de su familia hasta la fecha, aunque ahora las viven sus nietos, que ya son abuelos, Ciro y Alina Menéndez Gómez-Lubián. Alina ya es abuela y vive con su madre en Varadero confortablemente. Paseo y 15 fue mi refugio hogareño durante más de 25 años en múltiples ocasiones que visité Cuba, por turismo, negocios, cultura y arte -la cara bonita de la isla-.

Este es el segundo libro que escribo sobre Cuba. El primero fue “La Indómita y Hermosa Cuba”, en el que recorro la Antilla Mayor desde Cabo San Ignacio hasta Maisí, en su parte más oriental.

Me precio de haber recorrido toda la isla, convivido con su pueblo, disfrutado su gastronomía, su cultura e historia. Por ahora, en una cuarentena que ya sobrepasa el año del “quédate en casa”, ya vacunado en primera dosis contra el covid 19, a mis 85 años, y disminuido visualmente, será difícil que vuelva, aunque mi comunicación virtual sigue como era anteriormente mi comunicación presencial, pues mantengo estrechas relaciones culturales y afectivas con la “Isla hermosa del ardiente sol…”.

Tengo amigos Villaclareños como Nelson Camacho, concertista que toca el piano de “Bola de Nieve” en Monsegnieur; o el musicólogo José Ruiz Elcoro, ahora en la Florida de los Estados Unidos. El primer café que tomo fuera de casa lo tomo en el apartamento de Nelson, con su familia, en cada viaje.

Su parque central invita a sentarse, oír el trinar de los pájaros y respirar el aire puro de Cuba. Fuente: Archivo AHGA.

Santa Clara es la capital de la provincia cubana que recibe el nombre de Villa Clara. Situada en la zona centro, cuenta con una elevada esperanza de vida y resulta verdaderamente interesante para conocer la historia del país. Es precisamente aquí donde podrás visitar el mausoleo donde descansa el Che Guevara.

Santa Clara es la capital de la provincia cubana de Villa Clara que, junto a las provincias de Cienfuegos y Sancti Spíritus, formó parte de la antigua provincia de Las Villas. Tiene una población estimada de 300,000 habitantes

Es un centro comercial y de comunicaciones localizado en un nudo de carreteras y ferrocarril; también tiene un aeropuerto. La ganadería fue la actividad tradicional hasta el siglo XIX, en el que la caña de azúcar se volvió importante. El procesamiento y comercialización de tabaco tiene lugar en la provincia.

Santa Clara fue fundada por 175 personas el 15 de julio de 1689. Ciento treinta y ocho de ellos pertenecían a dos grandes familias que ya vivían en la zona y eran, por lo tanto, los propietarios de la tierra junto al lugar elegido para la nueva ciudad. Los otros 37 procedían de otras 7 familias, más, un sacerdote y un gobernador, y eran todos ellos originarios de la ciudad costera de San Juan de los Remedios. La población de Remedios se debatía entre la opción de dejar su ciudad, constantemente asediada por los ataques de piratas, o permanecer en el lugar. Si bien la mayoría de ellas finalmente decidió quedarse, estas 37 personas viajaron hacia el sur y el 1 de junio de 1689 llegaron a una colina donde se reunieron con las otras dos familias existentes. Se celebró una misa bajo un árbol de tamarindo, y con ello se dio por fundada la ciudad. Desde entonces, el lugar bajo el árbol es conocido como la «Loma del Carmen». Después se construyó una iglesia cerca del árbol para conmemorar el suceso.

En sus comienzos, el asentamiento fue llamado Cayo Nuevo, luego Dos Cayos, Villa Nueva de Santa Clara, Pueblo Nuevo de Antón Díaz, Villa Clara, y finalmente Santa Clara.

La construcción de la ciudad comenzó no muy lejos de la colina de Carmen. Siguiendo las normas del urbanismo español de la época, se diseñó en perfecto cuadrado, con una plaza central (Plaza Mayor hoy Parque Vidal).

Rica en atracciones culturales, es una vibrante ciudad universitaria y el sitio de la última batalla guerrillera dirigida por el “Che” Guevara en 1958. Fue enterrado aquí, siendo su mausoleo y monumento, el Comandante Ernesto «Che» Guevara, de los grandes atractivos de la ciudad. Junto al monumento, el Museo Histórico de la Revolución muestra algunos elementos personales del Che.

En próximos capítulos describiré mi ambular por Cienfuegos, Sancti Spíritus y Trinidad, donde he participado en festivales troveros, el bianual de Benny Moré, conversatorios musicales, jurado de selección de tríos para el “Cantares de América”, y recitales de poesía con obra escrita en cada uno de esos lugares que conjugan las provincias de “Las Villas”.

Monumento donde reposa Ernesto Guevara de la Serna “Che”. Fuente: Archivo AHGA.

Algo relacionado a este escultor cubano José Delarra. Una de sus últimas obras fue este imponente monumento al “Che” que es visita obligada para los cubanos que visitan Santa Clara, como para el turismo internacional. Lo conocí en Cancún, Quintana Roo, cuando yo era director de obra del primer hotel de la Isla Cancún, el Hyatt Cancún Caribe. Nacía ese polo turístico. En ese entonces, la Ave. Tulum llegaba a una glorieta, donde iniciaba una gran avenida para la zona hotelera -en su inicio-. Se construyó un emblemático monumento a José Martí casi al inicio de esa avenida. Al asistir a su inauguración conocí a José Delarra e iniciamos una amistad de artistas de la plástica. Él hablaba conmigo de Cuba, ya que conozco la isla desde 1951, y teníamos un amigo en común, el propietario del restaurante “Playa Chacmol”, en una maravillosa caleta de la zona hotelera y su propietario Humberto Roma, de ascendencia italiana y hermano de Logia, nos acogía cada noche, pues era el único lugar preparado para gran turismo y funcionarios de INFRATUR, administradora del gran complejo turístico y la ciudad de más rápido crecimiento mundial en 10 años.

Humberto Roma nos ofrecía cada noche la carta de música y de vinos. La cena era sorpresa diaria, pues solo había lo que se pescaba en el lugar –caracol blanco, raya, camarón, langosta y ostras del estero cercano. Sosteníamos muchas charlas sobre pintura, música y gastronomía italiana. El yantar podía ser una ensalada con mango acompañando una cola de langosta a la mantequilla, con guarnición de fetuccini carbonara y, de postre, fresas con almíbar de moscatel. Cuatro veces por semana, obsequio de la casa, en ese paraíso de las playas de talco blanco.

Delarra me inició en los misterios del bajo relieve para hacer moldes en lo que es ahora el Palacio Municipal, ahí tenía su estudio en su patio central. Por vez primera tuve un maestro escultor, pues de pintores abrevé el México con Cuevas, Zenón Moreno y en Campeche, con Sergio Cuevas y Carlos Heredia, maestros del muralismo. El último escultor y pintor que me dejó huella fue Delarra. Pude devolverle algo de mi conocimiento de cálculo cuando le otorgaron el contrato del Monumento a la Patria de Cancún, con unas agujas de gran tamaño que sobresalen la glorieta frente a la terminal de camiones en la Ave. Tulum. Recalculé su cimentación pues, después de revisar el cálculo de cimentación, que se hizo en el Distrito Federal, estaba bien hecho para el centro de la República para movimientos sísmicos, mas no contra vientos de una zona ciclónica como Cancún. Lo valoró y aprobó Obras Públicas, modificando la cimentación, la cual ha sobrevivido a cuatro grandes ciclones que han azotado la península de Yucatán.

Ahí comenzó una amistad profesional. Como obsequio para Humberto Roma, encontramos una cubeta de polivinilo y con unos tres litros entre verde, negro y blanco, de acrílico, le hicimos un mural –hasta hoy existe– con siete cabezas de caballos flotando entre nubes verdes, con dos firmas –Delarra e Hiram–, a petición de Delarra.

Hoy de Roma no sé nada. Fue Director General de una cadena de hoteles internacionales. Delarra me indicaron que falleció. Nunca nos volvimos a ver. Ante el monumento del “Che” como testigo de mis visitas a Santa Clara, elevé una oración al Gran Arquitecto del Universo para que, en la frecuencia astral en que se encuentre, recibiera un abrazo fraterno y el ósculo de paz.

Monumento al “Che” Guevara en Santa Clara. Fuente: Archivo AHGA. Abajo: Monumento a Martí, en Cancún, Q. Roo. Obras de José Delarra.

Fuentes

Santa Clara (Cuba) – Wikipedia, la enciclopedia libre

https://elviajerofeliz.com/que-ver-en-santa-clara/

 

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