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Ruptura, de Juan Rafael Coronel Rivera

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Transcribo la primera parte del texto que escribí y leí para la presentación del libro de Juan Rafael Coronel Rivera, Ruptura, en el Museo Kaluz de la Ciudad de México, el 15 de Junio 2024.

“Por supuesto, antes que nada, quisiera agradecer a Juan Rafael Coronel Rivera por haberme invitado personalmente a presentar su magnífico libro sobre la Ruptura. Por otro lado, quisiera manifestar también el gran honor que es para mí estar aquí sentado al lado de mujeres tan importantes y significativas para y dentro de la historia del arte mexicano como Myriam Kaiser y Ester Echeverría. Me da verdaderamente un gusto enorme estar presente en estas circunstancias en este museo, que fue la hospedería de Santo Tomás Villanueva para los misioneros de Filipinas -un tema que me interesa particularmente- y que ahora alberga la colección de don Antonio del Valle Riuz. Gracias, por supuesto, a sus directivos y curadores.”

“Me parece que es muy significativo que Juan Rafael Coronel Rivera haya decidido reunir aquí, para la presentación de su libro, a personas quienes, como él, están ligados por lazos de parentesco a figuras fundamentales de la Ruptura, ya sea porque formaron parte de ella como Héctor Xavier, Enrique Echeverría, José Luis Cuevas, Fernando García Ponce, o Rafael Coronel o porque encarnaron a aquellas figuras gigantescas, como Diego Rivera, contra las cuales todos estos jóvenes tuvieron que reñir y romper.

“Creo, en efecto, que aquellos individuos que se encuentran ligados a los artistas por sus lazos familiares pueden constituir una verdadera “fuente documental”, que historiadores e historiadores del arte deberían de saber aprovechar mucho mejor.

Después de todo, los hijos, nietos y parejas sentimentales de los pintores fueron testigos de su forma de ser más íntima, algo a lo que en general no tienen acceso los investigadores a secas, aquellos “scholars” de los que habla Juan precisamente en un texto sobre Rodolfo Nieto y de los que denuncia, con toda razón creo yo, su voluntad de guardar siempre una cuestionable “distancia entre la obra y la vida del artista”, ya que aquello suele parecerles “de mal  gusto y como una marcada acción amarillista.”

“Sea como fuere, en los textos reunidos en este libro, Juan Rafael Coronel Rivera, al contrario de aquellos scholars a los que critica, siempre manifiesta un interés genuino por el artista y la obra, interrogándolos a ambos en el sentido más profundo del término, en vez de contraponerles una teoría predeterminada, como sucede tantas veces en el mundo de la historia del arte.

“Como ejemplo de esta empatía con los artistas, destaca particularmente su texto sobre Corzas, “Francisco Corzas: Del sueño a la veladura.” Desde las primeras líneas uno tiene la impresión de entrar en uno de los cuentos de Hoffman, si bien sabemos que en este cuento todo será verdad.

“Juan, en efecto, hace un retrato de Corzas que recuerda al pintor Claude Lantier, en  l’oeuvre de Zola, o al Van Gogh de las cartas a su hermano Theo, y que parece confirmar la idea que nos hacemos del  mundo de la Bohemia tal como lo representó Puccini en su famosa ópera: a testigo aquella frase de Juan que describe como vivía Corzas en Roma “en una habitación pequeña, rentada, en la cual se ve por todo mobiliario una angosta cama y una silla, de la que pende un paraguas”. En muchos aspectos, es fácil imaginarse dentro de esta pobre habitación a Bianca, la mujer de Francisco Corzas, como a Mími y al propio Pancho como a Rodolfo, perdidamente enamorado.”

“Debo decir que este texto en particular despertó en mí muchos recuerdos porque mi padre, Fernando García Ponce, y Pancho Corzas fueron uña y carne, compartían la pasión por el alcohol y la pintura, y esto a pesar de lo diferente de sus orígenes: el uno proveniente de la colonia doctores y el otro, como se sabe, de los extractos ultrafifís, diríamos ahora, de la sociedad yucateca. Sólo lamento que Juan no haya podido en su momento entrevistar a mi padre sobre Corzas, porque su testimonio hubiese añadido a lo entrañable que ya son aquellos de Roberto Donis o de Gilberto Aceves Navarro.”

ESTEBAN GARCÍA BROSSEAU

garciabrosseau@gmail.com

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