IV
PRIMER CAMPEÓN NACIONAL
En la década de los cuarenta surgió en el boxeo local el zurdo santiaguero Raúl Solís quien, con el tiempo, se convertiría en el Primer Campeón Nacional de peso mosca oriundo de Yucatán.
También surgieron un moreno progreseño llamado “Black Bill” o “el Torbellino Maya”, que fue muy taquillero; el esgrimista Manolo Aguilar, quien fuera parte de la Peña del café “Moncho” en el Bazar García Rejón, llegó a campeón estatal y nacional de peso pluma; Antonio “Zorrito” Franco, también monarca; Hernán “Zurdo” González, campeón estatal de peso ligero, quien de un solo puñetazo puso a dormir una noche a Memo Valero (que fue campeón nacional); otro progreseño, Beto Carbajal, llegó a campeón estatal ligero; Víctor Manuel Quijano, monarca pluma del país sostuvo un par de peleas con el entonces campeón mundial Davy Moore: en la primera le dio gran batalla (Moore perdió después frente al cubano Ultiminio Ramos, quien le arrebató el título y la vida). También apareció en el entorno local el cubano Jorge Lazo, quien protagonizó una inusual pelea cuando le disputó al campechano Mike Ruby el título gallo del estado de Yucatán. Cubano y campechano, ¡ninguno yucateco!
La década de los cincuenta fue desangelada, pues no surgieron valores. El más destacado fue el campeón gallo estatal Mike Hernández, quien sostuvo un combate con el afamado púgil capitalino Raúl “Ratón” Macías y fue noqueado. Los otros que se puede mencionar son Ramón Cruz, Lázaro Uribe, el “Borrachito” Morales, quien se enfrentó en Estados Unidos al campeón mundial Willis Pep y terminó ciego. Finalmente, Herculano “Mudito” Jiménez, Luis “Bombero” López y Joe Corzo. En la década de los sesenta sólo hay que consignar al recio pegador Silverio “Chamaco” Ortiz, Luis “Tony” Quijano, Adriano Mendicuti y Joe Camargo, quienes lograron cetros estatales, y Pastor Medina y José Luis “Chamaco” Cetina.
Nota: Se le salvó la vida a “Pulgarcito” Leal, al ser el único descerebelado en una pelea con “Tony” de Marco, entubado en el camerino y operado en el IMSS por el neuro cirujano René Herrera