Relaciones Tóxicas
«Si estás buscando a la persona que cambie tu vida, te recomiendo mirar al espejo»
¿Quién no se ha topado con una pareja cuya relación más allá de ser amorosa y constructiva, resulta ser dañina o incómoda de ver? Esta relación es tóxica, y uno se pregunta ¿Por qué siguen juntos cuando claramente lo que se percibe no es amor?
El amor es uno de los ámbitos más complicados y e importantes para el ser humano. Desde pequeños estamos inundados de historias que se basan en tragedias amorosas; Romeo y Julieta, Cumbres Borrascosas, Eloise y Abelard, entre otras. Estas historias tienen en común la relación del amor con el sufrimiento, al grado de que sus protagonistas son llevados a la locura, o hasta la muerte.
El amor no involucra sufrimiento. Una pareja sana se compone de dos personas estables y psicológicamente fuertes e independientes, que se quieren y se procuran, pero no se necesitan. ¿Cómo podemos distinguir entre el amor y la dependencia?
Existen límites que deben estar claros y deben respetarse: el amor de tu pareja nunca debe hacerte sentir invadido o que anule tu personalidad. Imagina la tragedia que se avecina cuando tu pareja siente que “Sin ti no puede vivir”, o que “Tú eres su otra mitad”. Tal vez estas frases nos hagan suspirar o inconscientemente alimenten nuestro ego haciéndonos sentir importantes, vitales o valorados, pero estas son señales de dominio y dependencia que suelen confundirse con amor.
Por su puesto que eres capaz de vivir sin tu pareja: eres un ser completo e independiente, y tu pareja no tiene poder sobre ti. En el momento en que le cedas dicho dominio, tu dignidad corre peligro, porque claramente una persona que posee una buena autoestima saldrá corriendo cuando se percate de la inseguridad o demandas afectivas excesivas.
No es necesaria la presencia de golpes o insultos. Las agresiones en una pareja tóxica pueden aparecer en forma de desvalorizaciones constantes, disfrazadas de reclamos, o comentarios que puedan hacer sentir al otro inútil o inseguro al realizar tareas cotidianas, con lo que se le lleva a la represión de su personalidad.
Estos comportamientos tóxicos terminan por anular a la pareja o cansarla, queriendo salir de inmediato de la relación. En ocasiones la dependencia ha avanzado tanto, que resulta muy difícil desprenderse de este tipo de relaciones.
Ni los medios ni la sociedad nos han enseñado cómo llevar una relación sana. En la mayoría de las veces se aprende mediante el “ensayo y error” y, en ocasiones, la necesidad de repetir el patrón es tan fuerte que se pasan de largo muchas señales, haciendo a las personas caer una y otra vez en relaciones de este tipo.
La familia y amigos son elementos claves para detectar que una relación no anda bien. Ellos serán los primeros en notarlos, y no participar mucho en la convivencia con tu pareja como resultado de que perciben que no estás con la persona correcta.
Relaciones que son tóxicas:
- Relaciones que no son equitativas. Son aquellas donde sólo una de las partes está activa y da “todo de sí” para que la relación prospere; puede ser que económicamente sea la única parte activa, o en la demostración del afecto. Otra forma es donde uno de los dos toma el dominio y las riendas de la vida del otro; por un tiempo esto le resulta fácil a la pareja, pero con el tiempo va perdiendo autonomía y su voz va perdiendo fuerza, hasta que opta por ceder y seguir las instrucciones del otro.
- Relaciones Co-dependientes. Se parecen a las del punto anterior, pero aquí ambas personas juegan un papel pasivo, y en ocasiones de dominio; se caracterizan por la necesidad de aprobación del otro para llevar a cabo cualquier acción. Priorizan las necesidades del otro sobre las propias, lo que acaba por fundir ambas personalidades y destruirlas.
- Relaciones que quedan en un segundo plano.Las relaciones requieren que se les dedique tiempo y esfuerzo, sin descuidar el compartir tiempo de calidad, y actividades que enriquezcan a la pareja, siempre tomando en cuenta que ambas partes contribuyan porque quieren hacerlo, no porque lo deban de hacer.
- Relaciones que se comunican Pasiva–agresivamente. Se caracterizan por el uso de indirectas, chantajes, o una comunicación hostil con tal de hacer que la otra parte reaccione de determinada manera.
- Relaciones donde no existe el perdón, ni la intención de arreglar los problemas. Cuando la pareja comete una falta menor que no involucra el daño de la dignidad de la persona, se le condena de tal forma que no exista la capacidad de perdonar o de pedir perdón para solucionar los conflictos.
- Relaciones basadas en expectativas que no van de acuerdo a la realidad. Una persona que intente cambiar a su pareja ya empieza una relación de la manera errónea; esto es simple, una vez que conoces a tu pareja “lo tomas o lo dejas”. Si consideras que no podrás vivir de una manera feliz aceptando a tu pareja en su totalidad, es momento de terminar la relación.
La pareja que escojamos va directamente relacionada con la manera en que nos percibimos a nosotros mismos: si tienes una autoestima alta sabrás que no debes tolerar demasiado o poco. Sabrás que en el amor no cabe el sufrimiento. El amor es acompañar a alguien más por mero gusto y disfrute, no por necesidad.
Salir de una relación tóxica es la parte más difícil y hay que tener en cuenta que no hay que esperar a “desenamorarse” de una persona para dejarla. Recuerda que te alejas de ella no porque la dejes de amar, la dejas porque te está haciendo daño.
“Ámate tanto que cuando alguien te trate mal, te des cuenta enseguida”.
Psicóloga Jimena Barrera Báez
Psicología Clínica/Arterapia.
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