Editorial
Hemos llegado, como sociedad y país, al mes postrero de este 2023 que se despide de nuestra visión para ir a resguardarse en los archivos de las vivencias que ocuparon nuestras vidas.
Las expresiones de nostalgia, alegría y pesares llegan a nosotros en cada uno de los postreros días de este ciclo de nuestras vidas; vamos sobreviviendo a fuerza de vencer las dificultades enfrentadas y afortunadamente superadas.
Las semanas postreras de este año proporcionarán reflexiones, dolor por las desgracias sufridas, y experiencias que se acumulan a las tantas otras, preservadas en nuestras memorias durante nuestras etapas de niñez, juventud, madurez y formación como adultos, forjados en el complejo y arduo camino de nuestra existencia terrenal.
En este mes de diciembre, como tantos otros anteriores, recordaremos los problemas ya superados, las angustias vividas, los gratos momentos de convivencia social y familiar, y la paz pública que es casi general en toda la república.
Aún no llegamos al mejor mundo posible, bastante nos falta, pero continuamos…
Ante la pronta llegada de un nuevo año, nuestro pensar debe encaminarse a la esperanza de una mejor convivencia en lo familiar, lo político, lo religioso, lo económico.
Que la hermandad nos una en el nuevo ciclo de convivencia en todos los aspectos de nuestras vidas.
Así sea…
