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Recuerdo de un poeta

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Don José María Esteva

José María Esteva.

Carlos Duarte Moreno

El 2 de enero de 1904, es decir, hace 63 años, falleció en la ciudad de Jalapa José María Esteva. Había nacido en la ciudad y puerto de Veracruz en el año de 1818, de modo que al morir tenía 86 años, época en que todavía brindaba su capacidad en bien de la patria, pues cuando lo sorprendió la muerte era director del Colegio del Estado de Veracruz, después de haber prestado importantes servicios como rector del Colegio Preparatorio de Jalapa, como catedrático de Gramática y Retórica del expresado colegio, y como director de la Escuela Preparatoria de Jalapa.

Es juicio crítico unánime que Esteva fue el que, en sus producciones en que pinta las costumbres nacionales, creó propiamente el título del jarocho, de igual manera que don Guillermo Prieto, dentro del mismo ambiente, hizo valedera la figura del lépero.

Esteva dejó escritos tres volúmenes de versos: Poesías, editado en Veracruz en 1850, La mujer blanca, leyenda mexicana, publicada en La Habana en 1868 y Tipos veracruzanos y composiciones varias, que vio la luz en Jalapa en 1894. Escribía en prosa y en verso, por inclinación, por gusto, por armonía con su propio ser, y jamás aspiró a glorias ni a alcanzar nombradía. Sus biógrafos señalan que era un hombre profundamente bueno, de alma delicada.

Cuando don José Zorrilla, poeta español, fue señalado como autor de unas quintillas que ofendían a México, las cuales se habían impreso en La Habana y que alcanzaron mucha difusión, José María Esteva, como buen patriota, escribió a su vez otras quintillas contra Zorrilla. La ofensa a México, como ha quedado aclarado, no provenía de Zorrilla, sino de su amigo don Antonio García Gutiérrez, pero aunque Zorrilla negó con indignación que fuesen suyas aquellas quintillas ofensivas, tuvo el noble gesto de callar el nombre de su autor.

Como las quintillas de Esteva fuesen publicadas por don Miguel Lerdo de Tejada en El Heraldo, pasado el arrebato de pasión que lo impulsó a escribir, que se fue templando y sosegando con los años, Esteva, delicadamente temeroso de que sus ataques contra Zorrilla fuesen a tomarse como ataques a España, hizo las aclaraciones consiguientes, señalando sus consideraciones con estas frases textuales que lo pintan tal como era, pulcro y generoso: “para que cuando yo falte, si la poesía se conserva –se refiere a sus quintillas– no se diga que yo albergué nunca en mi corazón sentimientos contrarios a la noble nación española…”

¡Un verdadero retrato moral y espiritual del recordado vate veracruzano!

México, D.F., febrero de 1967.

 

Diario del Sureste. Mérida, 16 de febrero de 1967, pp. 3, 7.

[Compilación de José Juan Cervera Fernández]

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