Literatura
Ready Player One, de Ernest Cline
Creo que si hubiera sido un entusiasta fan de los videojuegos en mis años mozos hubiera entendido muchísimo más todo lo que este libro ofrece en sus líneas. Lo fui – y sigo siendo – del cine y de la música de esos años, y es por ello que el resto de las referencias me causaron un muy agradable retorno a esos días.
Sin embargo, comencemos por registrar sobre este libro que no se desarrolla en los años 80, mis años mozos, sino en el 2040. En el sombrío panorama que pinta el autor, la educación y la mayoría de las actividades en la vida se efectúan en la plataforma digital llamada OASIS, que viene siendo el escape al que la mayoría de la gente – con niveles de pobreza y carencias que asemejan las que se leen y escuchan actualmente en países muy alejados a los Estados Unidos, pero es precisamente en la tierra de la oportunidad donde se desarrolla la trama – acude para olvidarse de su realidad.
“Ready Player One” es el aviso que aparecía en la pantalla de los videojuegos de antaño, anunciando al jugador que la interfaz de juego estaba lista y que, al presionar el botón de inicio, el jugador se sumergiría en la aventura que hubiera elegido. Este fue el nombre elegido por el autor, Ernest Cline, para su obra.
Un multi-millonario fundador de OASIS fallece y ha dejado toda su fortuna, valuada en muchos billones de dólares, así como el control total de OASIS, a aquél usuario de su plataforma que logre descifrar tres pruebas que ha dejado escondidas en su creación. Halliday, el difunto, era un mega fan de los 80s en todas sus manifestaciones: música, cine, literatura, tv, cultura pop, etc., y todo mundo sabe que algo tendrá que ver ese universo con las pruebas.
Parzival, el nombre de usuario del personaje principal del libro – Wade Watts –, encuentra la primera llave/clave y adquiere fama instantánea. Él quiere ganar y usar el dinero para vivir y gastar como le plazca y, sobre todo, para evitar que la malvada corporación IOI gane y “cobre” por los servicios que hasta ese momento son gratuitos en OASIS. Al obtener la primera llave, IOI lo contacta para que “trabaje” para ellos en la obtención de las otras dos llaves, y le hace ver que “o coopelas o cuello”. Parzival se niega y entonces leemos las funestas consecuencias de decirle no a IOI.
Aquí da inicio una carrera contra el tiempo de Parzival contra IOI, que tiene infinidad de empleados que harán lo que sea para resolver los acertijos mientras que la mayoría de los gamers desea trabajar por su cuenta. Parzival y sus amigos (Aech, Art3mis, Daito y Shoto) deben superar las pruebas y las chapucerías de IOI en el mundo de OASIS, mientras eluden las acciones de IOI en el mundo real que, naturalmente, desea deshacerse de la competencia.
El libro de Ernest Cline – el primero que escribe, tan exitoso que Warner Bros. compró los derechos para volverlo un filme que sería dirigido por Steven Spielberg – tiene de todo: crítica social, amor, tensión, planes malévolos y maquiavélicos, reivindicación, acompañado todo por una alta dosis de referencias a videojuegos, shows de tv – y aquí debo mencionar con particular emoción que “Ultraman”, héroe de mi infancia, juega un importantísimo rol en el libro –, películas y música del “pasado”, y se lee muy fácilmente, siendo mi único lamento lo que menciono en el primer párrafo. Yo fui un adolescente de las consolas Atari 2600 (Space Invaders era mi juego predilecto), pero era casi imposible obtener los videojuegos que se mencionan en este libro, así que me perdí en mucho de lo que relatan, pero mi hijo (que ni siquiera tiene veinte años y que lleva cerca de quince dedicado a los videojuegos) identificó todas las referencias, según me dijo.
Léalo y, como yo, presione el botón que le permitirá disfrutar de su viaje al paraíso de sus recuerdos.
Gerardo Saviola