Colonia Yucatán
Dicen que uno siempre vuelve al lugar donde fue feliz. Recordamos el tiempo y el lugar en que fuimos felices, volvemos al lugar donde disfrutamos la vida, gozamos al reencontrarnos con los amigos de la infancia, al recorrer las mismas calles; volvemos a vivir la nostalgia de los buenos tiempos al regresar al lugar donde hicimos amigos entrañables. Aunque a muchos los saludemos cada año, eso sí, de manera efusiva, volvemos al lugar que dejó una marcada huella en nosotros, el lugar de siempre. En fechas recientes, no podría pasar por alto nuestra visita a Colonia Yucatán y, además, saber que vamos a volver a jugar boliche como cuando éramos niños.
Esta visita anual de los Colyuctecos a la feria anual de Nuestra Señora del Carmen tuvo un motivo adicional: volver al boliche en la nevería, tirar los bolos, aunque sea solo una vez, por ahora, y hacer chuza.
Las familias Basulto-Soberanis y Ávila-Basulto han roto el cochinito para invertir en la reinstalación de dos líneas del boliche, pasatiempo que tuvimos por muchos años cuando el auge maderero estaba en su apogeo y los Colyuctecos presumíamos de tener un boliche como ninguna otra población de la península, presumimos de jugar un juego de “ricos”, como nos decían nuestros papás.
De lo que sí podemos presumir plenamente y con orgullo es que fuimos los primeros en tener una escuela secundaria por cooperación en el Estado, siendo –lo sigue siendo- Colonia Yucatán, una comisaría de Tizimín.
La hazaña de rescatar el casino completo con la instalación del mobiliario, de la maquina automatizada –traída desde la frontera norte por carretera–, la adquisición de zapatos especiales para jugar sin lastimar la duela, los bolos, las pizarras del boliche, las butacas, además de dos mesas de billar y una de carambola y dos mesas para jugar dominó, ya está tomando forma en el casino de Colonia Yucatán. Ha llevado varios años rescatar este icónico lugar, y ahora lo reinaugurará con bombo y platillo la familia de Nena Basulto, propietaria del lugar, en el mes de diciembre próximo. O sea, los Colyuctecos vamos a revivir la nostalgia de los buenos tiempos muy pronto en el lugar que nunca debió haberse acabado. De hecho, los que tuvimos que emigrar nunca hemos abandonado el lugar donde tiramos nuestro tuch.
En las recientes celebraciones de la fiesta anual, durante el mes de julio ppdo., numerosos colyuctecos nos quitamos el poch al tirar, aunque sea solo una vez, un tirito de boliche, participando tanto los que hace más de 50 años compitieron en los torneos que la empresa “Medval” organizaba –¿Verdad Nego Serrato, doña Tere y Ramón Tello? – hasta los hijos de los ahora veteranos Colyuctecos.
Los vecinos de esta comisaría, rica en historias y anécdotas, así como los visitantes que en gran número pasan forzosamente por Colonia Yucatán para dirigirse al ahora de moda puerto de El Cuyo, seguramente se detendrán un rato, tentados a pasar un rato muy agradable y jugar una línea de boliche.
Dicen que el hombre vive de sus recuerdos. Así que nosotros los Colyuctecos estamos bien vivos si nos atenemos a ese dicho.
L.C.C. V. ARIEL LÓPEZ TEJERO
