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In Memoriam
Rafael Pinto Aranda
“Maestro Emérito de la Pintura en Yucatán”
ALFONSO HIRAM GARCÍA ACOSTA
A Rafael Pinto lo conocí en la Av. Colón con 28 de la Col. García Ginerés, y en su estudio en la calle 57 X 62, donde en una ocasión me pintó una corbata blanca para mi padre en su cumpleaños. Amigo de mis padres en el Distrito Federal en los años 40, posteriormente en Mérida, en su casa con gran jardín en la Av. Colón, fue siempre amable, atento. No fue mi maestro de pintura, pero me hubiera gustado que lo hubiera sido. Aun con la diferencia de edades, siempre fue un buen consejero tanta de pintura como de la vida. Comentó conmigo muchas veces sus incursiones en el cine mexicano en su época de oro, cuando fue maquillista de las estrellas del cine mexicano.
Rafael Pinto Aranda (1913-2012) fue un destacado pintor de reconocida trayectoria. Con especial dedicación por la docencia, desde 1963 se desempeñó como maestro en diversos colegios de la ciudad y desde 1969 en el Centro Estatal de Bellas Artes, varias generaciones de creadores yucatecos han pasado por su taller.
“Maestro Emérito” por su dedicación y compromiso a favor de la educación artística de Yucatán, Rafael fue siempre reconocido como el pintor yucateco que supo combinar dos artes: la pintura y la educación, ya que formó a varias generaciones de creadores yucatecos que pasaron por su taller y cuentan con su propio camino artístico.
Su recuerdo permanece indeleble en la memoria de sus alumnos en el Centro Universitario Montejo, plantel en el que impartió sus conocimientos durante más de 30 años. También dio clases en Bellas Artes, entre otras instituciones en las que por su dedicación y compromiso a favor de la educación artística de Yucatán fue nombrado Maestro Emérito.
Nació en Mérida el 24 de octubre de 1915, y desde niño dio muestras de su devoción a la pintura, destacando como dibujante en la revista El Escolar. También tuvo experiencias en el campo de la escenografía y escultura con maestros como Teodoro Zapata, Ariosto Evia y Alfonso Cardona.
La obra del maestro Pinto Aranda se expuso en múltiples ocasiones –tanto en lo individual como en lo colectivo– en Miami, Monterrey, Torreón y Cozumel, además de la capital yucateca. Su labor educativa la inició en 1963 en importantes colegios de Mérida, para posteriormente (en 1969) adquirir la base como maestro de pintura en la escuela de Bellas Artes, donde ejerció 32 años.
Si algo caracterizó al maestro “Rachito”, como le llamaban cariñosamente sus conocidos, fue el amor y cariño que dedicaba a los niños (hijos o nietos de antiguos exalumnos), que los sábados por las tardes abarrotaban el estudio instalado en el segundo piso de su domicilio en la avenida Colón.
La gente que pasaba todos los días por la mañana podía ver cómo el maestro trabajaba, con la misma dedicación de siempre, hasta después de cumplir los 98 años de edad. “Se jubilan los flojos, yo no”, le dijo en su momento al gobernador Patricio Patrón Laviada, quien le dio uno de los muchos reconocimientos que siempre atesoró en su memoria, como el que, con motivo del Bicentenario de la Independencia y Centenario de la Revolución Mexicana, le brindó Jorge Carlos Berlín Montero, entonces presidente de la Junta de Gobierno del Congreso del Estado.
Este es Rafael Pinto, amigo de mis padres en la Ciudad de México en los años 40. En un par de ocasiones nos visitó en los sábados bohemios, con los artistas de la W y del cine, músicos, escenógrafos y artistas. De joven lo traté en Mérida, me dio algunos consejos para mejorar mi arte pictórico
Esperamos llegar a su edad como él, trabajando en su estudio hasta el último día.
Como le dijera Luis Alvarado a Roldán Peniche: “Buen viaje, Roldán”, lo mismo digo al pintor incansable y amante de la docencia: “Buen viaje, Rafael. Eres nuestro ejemplo.” Abur.
Fuente
https://puntomedio.mx/rafael-pinto-ejemplo-de-pasion-y-dedicacion/