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Onyesonwu quiere decir “Quién teme a la muerte”, en dialecto Igbo, y es el nombre que recibió de su madre la protagonista de este libro que se desarrolla en un futuro distópico, lleno de fantasía y magia, en el África, escrito por Nnedi Okorafor, escritora estadunidense de origen nigeriano, de la tribu Igbo, versada en historias fantásticas, de ciencia ficción y ficción.
A los dieciséis años, Onyesonwu pierde a su padre y, durante su funeral, manifiesta por primera vez el don que posee, prácticamente arrasando con la ceremonia, ante su vehemente deseo de que su padre resucite.
Así comienza una historia fantástica en la cual identificamos en ese futuro muchas costumbres y situaciones que se dan en el África de nuestros días, la ablación genital de las mujeres entre ellas, las relaciones sexuales entre jóvenes, las luchas mortales y el genocidio entre tribus, la exclusión a la que son sometidos aquellos que no siguen las costumbres de una tribu y, como se mencionó anteriormente, la magia y las leyendas del Continente Negro.
Onyesonwu emprende una travesía para enfrentar al mago más poderoso de los nuru, causante del ostracismo al que ha sido sometida toda su vida por ser una ewu, una niña nacida de la mezcla de sangres y genes de dos tribus rivales enfrentadas a muerte, los okeke y los nuru, una niña nacida de la violencia, de una violación de un nuru a una okeke, para fungir como un elemento ajeno que se introducía a una tribu para carcomerla desde adentro.
Asistimos entonces al desarrollo de las habilidades de transmutación que posee Onyesonwu, y al trabajo que le cuesta controlar su don, mientras se prepara para lo que sabe será un enfrentamiento a muerte con ese mago, mientras nos enteramos de lo que ha sucedido en esa África, y de la historia de la joven.
Acompañada de sus amigas Luyu, Binta y Diti, y de Mwita, su novio, Onyesonwu va labrando su propia historia, mientras va cambiando la percepción de los demás acerca de ser una ewu, para ser vista como una hechicera poderosa que puede ayudar a su tribu y a sus amigas.
Durante ese viaje sin retorno la autora nos revela los poderes de Onyesonwu, la historia de esa África futurista, y atestiguamos también el desarrollo de las personalidades de sus jóvenes acompañantes, así como de la historia de amor, hasta llegar a la confrontación final.
Cuando decidí agregar este libro a mi biblioteca, lo hice con toda intención: no recordaba haber leído autores africanos (salvo el grandísimo J.R.R. Tolkien) y sentía que estaría adquiriendo una nueva perspectiva al leer, ignoraba que el linaje de la autora era africano, pero que ella nació en Cincinnati. Aun así, pronto logró Nnedi Okorafor atraparme en su historia, con imágenes y situaciones que conocía vagamente, que seguramente abrevó de su familia, de su tribu.
Nnedi Okorafor es joven, apenas nació en 1974, y se decidió a escribir cuando su naciente carrera deportiva –era una tenista con un promisorio futuro– tuvo que cancelarse al sufrir una cirugía que la retiró de manera definitiva de las canchas. Ante la incógnita sobre hacia dónde redirigir sus esfuerzos, eligió escribir, inicialmente como pasatiempo, para nuestro beneplácito y apreciación.
La combinación futurista con los atavismos africanos funciona perfectamente en Quién teme a la muerte, a lo que se agrega la fértil imaginación de Okorafor, algo que los jueces le reconocieron al otorgarle el Premio World Fantasy Award a la mejor novela de 2011, además de una nominación al Premio Nebula del 2010, como mejor novela.
La historia de Onyesonwu es una fantasía revestida con ribetes de crítica a lo que deben soportar las jóvenes africanas tan solo para ser consideradas parte de una tribu, un relato de inconformidad ante las obligaciones y costumbres que les son impuestas. Eso hace resonar aún más Quién teme a la muerte.
Habrá que leer más de Nnedi Okorafor.
S. Alvarado D.
