Opinión
Edgar Rodríguez Cimé
“China ganó la Tercera Guerra Mundial sin lanzar un solo misil”; “En la guerra entre Rusia y Estados Unidos ganó China”; “Primera guerra mundial híbrida es ganada por Rusia” leímos surrealistamente en los diarios prestigiados del mundo en Occidente y en Oriente, en medio de las agresiones armadas en Ucrania.
Como las nuevas guerras también son informativas, cada bloque –Occidente y Oriente– posee sus propios medios para propagar sus verdades. Cuestión de informarse en ambos para sacar conclusiones realistas y contrarias a las noticias falsas (fake news), tan usadas en el mundo pos verdad, o no verdad, en Occidente.
Si bien Occidente (Europa / OTAN / Estados unidos) ganó la guerra informativa en Ucrania porque consiguieron imponer su verdad de que “Rusia invadió ese país”, ocultando su propia invasión allí mismo en 2014, en los otros ámbitos (geoestratégico, militar, económico, energético y alimentario), los perdedores fueron las poblaciones estadounidenses y europeas que están sufriendo desde falta de calefacción y duchas ¡frías!, hasta hambre de bebés pequeños por falta de leche.
Como Rusia surte de gasolina y gas doméstico a Europa, además de cereales, como buena megaempresa afectada por las sanciones económicas de los empresarios de Occidente, decidió apretarle las tuercas a la población europea que depende de su suministro – similar a cómo los mejicanos dependemos de la industrialización del petróleo de Estados Unidos–, y los ciudadanos europeos están pagando el pato al aguantar vara.
Como nosotros poseemos nuestro propio petróleo (no dependemos de Estados Unidos ni de Rusia), no apoyamos a ninguno de los imperialistas en guerra (nuestra doctrina internacional es pacifista). Además, somos el hermano mayor de los países latinoamericanos, por lo que adoptamos una postura digna y neutral: hicimos un paro económico a nuestros hermanos centroamericanos, y nos solidarizamos con los sudamericanos en el intento gringo de apoyarse en nuestro continente para avalar su política armamentista.
Lección de ética juarista: “Entre los individuos como entre las naciones, el respeto al derecho ajeno es la paz”. Por ello, López Obrador –como todo estadista preocupado por la paz mundial– propone una tregua a la guerra en Ucrania, para dar una oportunidad a la paz y sentarse a negociar el alto a la guerra sobre propuestas conjuntas entre Rusia y Ucrania, mediadas por una comisión internacional pacificadora. Con la guerra todos perdemos.
Entre la ambición ecocida de megaempresarios imperialistas rusos y estadounidenses, y el totalitarismo del socialismo chino, media un Tercer Mundo no alineado: más de cien naciones africanas, asiáticas y latinoamericanas, con sus naciones indias, que busca caminos de sobrevivencia, propia y de la Madre Tierra, en un mundo con los valores occidentales en crisis en medio del apocalipsis planetario.
Ahí aparece la figura del neoliberal López Obrador, quien únicamente está llevando a cabo la nueva visión de los megaempresarios de las nuevas tecnologías cibernéticas, que proponen –en contraposición a los viejos empresarios tradicionalistamente conservadores– una distribución de la riqueza de cada nación en forma menos absoluta para las élites imperialistas o, como está sucediendo ahora, se cae el sistema capitalista, como cayó el esclavismo y el feudalismo, según nos cuentan los historiadores.
Una pequeña muestra: en el epicentro del imperialismo capitalista (Estados Unidos), en los últimos sondeos de opinión política entre las juventudes diversas del mosaico gringo, muchos están eligiendo una política socialista para favorecer sus propios intereses educativos y de empleo en un mundo donde los imperialistas les han robado el futuro a los jóvenes.
edgarrodriguezcime@yahoo.com.mx