Inicio Portada “¡Que vivan las palabras mexicanas!”: Campaña Lingüística de Larousse

“¡Que vivan las palabras mexicanas!”: Campaña Lingüística de Larousse

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LA EDITORIAL PROMUEVE EL HABLA COLOQUIAL EN MÉJICO

edgar rodríguez cimé

“Uaaay, qué oso; no mames, wey: ya me chamaqueé yo solita”; “Yo me discuto con las tortugas de la feria que sobró del conecte”; “Agarra la onda, wey, me trolearon y yo ni en cuenta, wey”; “Móchate con la trama, no te pases de lanza”, y otras palabras por el estilo forman parte del habla nacional de la cual la editorial Larousse, en colaboración con la agencia Montalvo, seleccionó un lote para promover los regionalismos usados en Méjico.

Del mismo modo que a una persona común y corriente de cualquier barrio pobre le cuesta bastante trabajo entender un diálogo con alguien que utiliza un español muy refinado al hablar, los mismos apuros pasa un ilustrado al intentar descifrar la semántica proveniente de los modismos creados por el habla popular en los barrios populares de Todo Méjico.

Por eso, si bien los mejicanismos son difíciles de traducir al lenguaje correcto de la Real Academia de la Lengua Española (RAE), y resultan prohibitivos para los de Arriba, en cambio resultan moneda común para medio mundo en los barrios proletarios del Méjico de Abajo, del norte al sureste del país, con sus debidas diferencias culturales.

Hay que aclarar que las palabras seleccionadas no forman parte de un diccionario oficial ni fueron integradas a la RAE, sino se trata de una recopilación interesante muy bien recibida por usuarios de las redes sociales, quienes se han sumado a la dinámica ofreciendo otras acepciones, de acuerdo a su lugar de origen o proponiendo variantes regionales para un mismo significado del vocablo.

También habría que aclarar que buena cantidad de las palabras que forman parte de esta recopilación de regionalismos son propios más del centro del país que del resto, pero recuerden los lectores que mi colega Conrado Roche ya nos ha dado excelente muestra en sus colaboraciones de los yucatequismos sustentados idiomáticamente en la cultura maya de Yucatán.

Nomás “para darse un quemón” (enterarse), Larousse “se mocha” (da su tanda) con una selección de algunos “mejicanismos” muy usados en la geografía nacional:

Avión – Olvido; “Se me fue el avión”; también significa tomar algo como cierto, aun cuando no sea tal: “le di el avión”.

Arrimón – Contacto físico provocado adrede por un acosador sexual, sobre todo en los camiones urbanos y también, ¿por qué no?, en los de los mil y un pueblos de Méjico.

Bote – Cárcel; trasero: “mover el bote”.

Coyotito – Sueño rápido: “Echarse un coyotito”.

Chale – Uff: “ya chale, deja de insistir”.

Changarro – Pequeño negocio: “por ilegal le cerraron el changarro”.

Enchilado – Muy molesto, con deseo de venganza: “cuidado con él, está enchilado”.

Jocho – Hot Dog: “perro caliente”; en Mérida también les llaman “Dogos”.

Matanga – Parte de una expresión coloquial para aprovecharse de una situación: “Matanga dijo la changa”.

Oso – Ridículo mayor: “Hizo un oso Panda”.

Paro – Favor significativo: “Hazme el paro, carnal; hoy por mí, mañana por ti”.

Rapidín – Coito veloz: “Nos aventamos un rapidín”.

Úshcale – Expresión utilizada por una persona intolerante para ahuyentar a un inocente perro; en Yucatán, tierra maya, utilizamos para el mismo fin el sonido extraído con los labios apretados, dos veces, como cuando se envía un beso volado.

Tos – Problema; situación complicada: “No hay tos, camarada, yo te aliviano”.

edgarrodriguezcime@yahoo.com.mx

colectivo cultural “Felipa Poot Tzuc”

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