¡Anda macho!
Esto que te cuento me ha sucedío por allá de los Fermines.
Mirá que nos hemos ido a una Tasca de esas de mucho tronío allá por el barrio antiguo, a celebrarle precisamente su día a Fermincito. Sí, a una de esas que tienen fama por sus tapas. ¡Hombre si te digo que estaban de rechupete! Y ya montáos, todos se empeñaron en tomar cerveza y mira lo que ha pasáo, vale, que me quedé todo acojonáo.
Pues hala, que al rato se me han hincháo las ganas de ir al baño, y que voy y pregunto por los servicios wc y me indican que saliendo del salón por el pasillo, al fondo a la derecha.
¡Joder, pues ya ni preguntar, si es clásico que quede al fondo a la derecha!
Y ahí voy hecho leches con las ganas apenitas contenidas, llego y otra vez el clásico letrerito:
–Fuera de servicio- -Usar el de enfrente-
¡Osú que me la descuelguen, pero si ese el de enfrente es el de las mujeres, me recaaargo en sus chinelas! Pue ni hablá, había que joderse, me pongo de carantoñas y me asomo preguntando amablemente: “¿Oigan tías, habrá alguien cagando en casa? ¿Se puede?”
Y como no obtengo respuesta alguna, me introduzco hecho la chigáa directo al wc, justo a tiempo pues ya se me andaba chorriando. Sentí un calosfrío cachondón que se me desperdigaba por la espalda, tres sacudidas y listo, estuve hecho.
Entonces paro en mientes que eso de tomar cerveza y arrojarla así casi entera, coño, como que no es negocio, mejor un vinillo, digo, ese sí que hace cuerpo, calienta y entusiasma.
Salgo del cubículo buscando el lavatorio de manos y por ahí lo avizoro, clásico, al fondo a la derecha, justo debajo de un espejillo de esos de ovalito.
Cuando de pronto, recáaargome en las bolas de San Peter, que del segundo gabinete viniendo de allá pa´ca, se me asoma la imagen vaporosa de una tía como dama antigua, con guantes, velo y chambergo con plumas de color desvaído. Se voltea a verme pero yo no alcanzo a mirarle bien las facciones, pues en lugar de cara hay un vacío y ocúrreseme preguntarle: “Oiga Maja, ¿acaso usté es real?”.
Y que en el acto, como si se hubiere reventáo una pompa de jabón, sin ruido ni susurro al ser así sorprendida, flota hacia atrás y se desvanece en el aire. Y yo me he quedáo frío con cara de circunstancia preguntándome: “Joder… ¿qué ha pasáo?”
¡Coño pos náa, que has visto un fantasma, me respondo!
Wachy Bates