Observa las gotas que tímidamente caen sobre el resquebrajado suelo,
torturado por el calor,
sediento por alivio.
El abrasado entorno
suspira por un húmedo beso
que acabe con el estiaje.
Respira y aprecia el olor de la tierra que se humedece.
¿Lo reconoces?
Ese aroma inconfundible a esperanza
de nuevos retoños,
de sembradíos verdes y de cosechas abundantes.
La primera lluvia finalmente cae,
renueva la vida,
promete nuevos inicios,
nuevos ciclos.
Así ha sido desde siempre,
Así seguirá siendo cuando no estés.
Gerardo Saviola
gerardo.saviola@gmail.com