Perspectiva
¿Proseguir o Reinventarse?
“Mientras más cambian las cosas,
más siguen siendo lo mismo”
Circumstances, Rush
No recuerdo un presidente tan odiado, criticado, vilipendiado, denostado y que genere tanta antipatía como nuestro actual presidente, Enrique Peña Nieto. Todos los días, las redes sociales lo tunden con memes, insultos, y toda clase de comentarios que francamente dan pena ajena, dada la visceralidad que de ellos emana.
Me llama la atención, sobre todo, que se pierda de vista que en la creación de lo mucho que ahora lastima a nuestra nación colaboraron de igual manera los azules, los tricolores, los verdes, los amarillos, los turquesas, los rojos y toda la caterva de ineptos administradores con poca visión de nación que han ocupado los tres poderes de la Nación desde que adoptamos la democracia como medio de gobierno.
Bien decía el finado abuelo de mis hijos mayores: “Nadie se rasca para afuera; todos se rascan para adentro”, refiriéndose a que corruptos y transas han sido todos los que han pasado por este ejercicio de democracia que nació de nuestra última gran revolución. Todos ellos se han servido, en vez de servirnos; todos ellos se han creído infalibles, pero todos equivocaron el rumbo, unos más que otros, que nos llevaría al despegue que nos merecemos como nación; todos ellos se han cubierto de dinero, y de oprobio.
Después de la debacle que resultó la visita de Donald Trump, que exhibió la nula coordinación entre funcionarios de gobierno y una total ausencia de análisis de pros y contras, el presidente de México tuvo que sacrificar a una de sus piezas mayores del tablero administrativo con que nos gobierna, el gestor y autor de la gran idea que sumergió aún más en invectivas al responsable del Poder Ejecutivo.
Cuando algo va tan mal, sea en la vida personal o profesional, es necesario hacer una evaluación de la estrategia que se lleva y de las acciones que se han tomado, identificar aquello que está causando los problemas, y entonces actuar para mejorar. Este simple proceso no lo alcanzo a percibir en nuestros gobernantes en todos los niveles: todos andan endiosados y demasiado creídos de sí mismos, y de los “logros” que supuestamente han generado, y no ven la larga cola que arrastran ellos y sus ayudantes. Lo peor es que no tienen visión del futuro al que nos están condenando con sus frivolidades, corrupción e impunidad.
Es imposible creer que obtendremos resultados diferentes cuando seguimos haciendo las cosas de la misma manera. Y aquí creo que nuestro presidente Peña Nieto perdió nuevamente un compás: en vez de hacer una reingeniería (tal vez una en la que incluyera a personajes que se encargan de apuntarle con dedo flamígero sus errores un día sí y al otro también, con lo cual al menos los volvería corresponsables de los resultados, para bien o para mal), se envuelve en su bandera, cierra filas, y evita darse un respiro ante nosotros, eligiendo refugiarse una vez más en sus condicionales, los mismos que han definido las acciones que ahora nos agobian, eligiendo navegar como aquel famoso barco fantasma, “El Holandés Errante”.
Pareciera que nadie está aconsejando cambiar el rumbo a nuestro presidente, nadie le está avisando que los arrecifes se ven cada vez más cerca en el horizonte y que, de seguir con esta dirección, la situación será peor.
Observo a muchos acusadores y señaladores, pero son mínimos aquellos que sugieren soluciones a los grandes males que amenazan hundir el galeón nacional. “Muchos problemólogos, pocos solucionólogos” diría Quino a través de Mafalda.
Desde esta perspectiva, ojalá y nos demos cuenta de que nadie sale ganando si la nave se hunde, y que los capitanes que se están apuntando para dirigir la nave – juzguen ustedes – presentan los mismos problemas y comportamientos equivocados que he señalado.
Me preocupa el futuro, cuando quisiera que me ocupara para bien.
Gerardo Saviola