“Orandum est ut sit mens sana in corpore sano – Se debe orar que se nos conceda una mente sana en un cuerpo sano”
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Décimo Junio Juvenal
¿Vieron la ceremonia de clausura de los Juegos Olímpicos de Río la semana pasada? ¿La manera en que Japón aceptó la batuta y responsabilidad de organizar y ser anfitriones dentro de cuatro años en su patria? ¿A poco no fue simplemente magistral que su Primer Ministro (Shinzo Abe) se disfrazara de Mario, el personaje de Nintendo, y arribara a la ceremonia simulando usar una de las tuberías que el famoso plomero italiano utiliza para moverse entre mundos, portando una pokebola?
Pues si en ese pequeño detalle – el Primer Ministro es la autoridad más alta en ese país después del Emperador Hirohito – Japón nos dio una leve probada de cuán en serio tomará el rol, podemos de antemano asegurar, dada su prolija cultura y su atención a los detalles, que esos Juegos Olímpicos serán posiblemente los mejores en no sé cuántas décadas y, a la vez, servirán de ejemplo a todos los demás que deseen convertirse en países sede.
Japón pues, inició con mucha anticipación su camino hacia los Juegos de 2020.
¿Qué haremos nosotros en México?
Por principio de cuentas, necesariamente debe solucionarse el problema de imagen que adquirió el titular de la CONADE gracias al paseo romántico a Brasil al que invitó a su novia y a sus “cuates”, además de hacer evidentes los problemas de las muchas Federaciones deportivas de nuestro país que son tan claras e impolutas como las cuentas que entregó nuestra ex gobernadora, ciudadana número uno de Dzemul, y enemigo público de muchos de nosotros.
Deberá tomarse una medicina amarga y, sobre todo, aplicar todo el peso de la ley a todos aquellos que se sirvieron de un monumental presupuesto y que, a cambio, entregaron magros resultados deportivos a nuestra nación. En ningún momento debemos perder de vista que están jugando con nuestro dinero, y yo deseo ver un retorno sobre la inversión que hemos hecho, y verles rendir cuentas sobre cómo lo han gastado.
Luego, en vez de decidir a la “mexicana” quién se hará cargo de las riendas y tratar de inventar un modelo exitoso, opino que debiéramos simplemente seguir la estrategia deportiva que naciones exitosas han aplicado. Copiemos, adaptemos, y sigamos las buenas prácticas que siguen otras naciones que han demostrado progresos significativos en la materia. Propongo que sigamos el ejemplo de Gran Bretaña, que en estos Juegos Olímpicos ocupó el segundo lugar del medallero, desplazando a China – la super potencia deportiva que seguía a los norteamericanos – al tercer lugar, algo totalmente inédito.
En los Juegos Olímpicos de Atenas 2004, Gran Bretaña obtuvo un total de 30 medallas (9 Oro, 9 Plata, 12 Bronce), en los de Pekín 2008 fueron 47 medallas (19, 13 y 15, de oro, plata y bronce, respectivamente), luego en los que organizó se preparó aún más y logró 65 medallas (29, 17 y 19), y en Río ganó 67 medallas, su mayor cosecha histórica, con 27 de oro, 23 de plata y 17 de bronce. En 12 años, Gran Bretaña ha duplicado la cantidad de medallas.
Así pues, ¿seguiremos siendo soberbios y trataremos de encontrar una fórmula mágica que sea 100% mexicana, o acaso reconoceremos con humildad que existen otros países de los cuales podemos copiar lo bueno, y entonces aspirar a mejores resultados? Penosamente, la decisión recaerá en políticos que no tienen la menor idea acerca de lo es necesario hacer, tristes levantadedos que siguen las instrucciones de sus pastores y que dudo mucho entiendan que el viejo aforismo de “Mente Sana en Cuerpo Sano”, palabras de un romano, por cierto, sigue siendo tan vigente como lo era para los que crearon los Juegos Olímpicos, los griegos.
Somos el país con mayor número de obesos en el Mundo, y las quejas de algunos de nuestros atletas de que “no todo es fútbol en México” tienen un gran peso. Hace tiempo que es necesario que el deporte ocupe un lugar predominante en la vida de todos nosotros y, con ello, revirtamos ese poco honroso primer lugar, optando por una vida más sana.
Es altamente meritoria la participación y aparición de buenos deportistas mexicanos en nuevas disciplinas, que nos sorprendieron gratamente en Río 2016: salto de altura, salto de longitud, lanzamiento de martillo, triatlón, todas estas disciplinas son bienvenidas y hacemos votos porque sean impulsadas como sea necesario, premiando e impulsando a los que se esfuerzan; retirando a aquellos que no han comprendido que el deporte olímpico es una “disciplina” y, como tal, debe ser emprendida solo por aquellos que tengan la mentalidad, deseos y capacidades suficientes para prepararse para Japón 2020.
Enhorabuena a esos buenos deportistas que dieron lo mejor de ellos mismos, y una particular felicitación a los medallistas, que contra todo lograron emocionarnos durante unos momentos, algo que se aprecia en la atribulada vida que nos endilgan todos los agentes del caos que nos rodean.
Gerardo Saviola