Opinión
Dr. Adán Echeverría-García
Este 2024 ser “intelectual” o decirse “intelectual” se ha vuelto más un insulto, quizá equiparable a una mentada de madre –“¡Maldito intelectual! ¡Tu intelectual progenitora!” – como otro insulto del diccionario mexicano de las malas palabras.
Todo porque Roger Bartra (1942), Enrique Krauze (1947) y Héctor Aguilar Camín (1946) lideraron a un grupo de “xochintelectuales” y los llamaron a firmar uno más de sus panfletos insertados en los periódicos, mal llamados nacionales, en el que decididamente llaman a votar por la candidata del PAN, PRI y PRD. No es relevante saber por quién va a votar cualquier ciudadano mexicano o mexicana puesto que el voto es libre y secreto, por lo que es su derecho revelar sus preferencias electorales o no revelarlas. Lo triste del asunto es basar su desplegado en una sarta de mentiras de tinte apocalíptico sobre México, esperando que los lectores crean en sus mentiras.
Lo cierto es que nuestro país está mucho mejor que lo que estuvo del 2000 al 2024 con los gobiernos del PAN y del PRI. México no se volvió la Venezuela que tanto pregonaron los odiadores de Andrés López, las empresas no huyeron en desbandada, y el dólar no llegó a los 25 y 30 pesos, como habían señalado esos mismos “intelectuales” y los Comenta-Noticias de siempre.
En este sexenio, próximo a concluir este 2024, se construyeron magnas obras, sin haber adquirido deuda pública. Todo esto, en parte, fue porque se les redujo el dinero a los “intelectuales” a quienes durante más de 50 años se les regaló a manos llenas. Héctor Aguilar Camín los llamó “los apapachos” que la comunidad intelectual —ellos— estaban acostumbrados a recibir. Esos millones que las revistas Siempre!, Nexos, y Letras Libres, además de Editorial Clío, dejaron de recibir, ahora se han utilizado en becas, apoyos a la cultura, becas del FONCA, del Sistema Nacional de Creadores de Arte, de los 32 Pecdas, Alas y Raíces, PACMYCS estatales, que año con año han repartido el presupuesto en la cultura a muchos más mexicanos y mexicanas que lo que ocurría durante el período en el que el duopolio Krauze-Camín regenteaba la cultura en México.
Solo hay que recordar el eslogan con el que la revista Letras Libres se ha identificado desde su creación el 3 de enero de 1999: “La revista de los intelectuales de México”, con el que han querido decirle a los mexicanos que son los herederos de Octavio Paz, que en sus páginas es donde se hace y discute la verdadera, la mera neta, de la intelectualidad mexicana.
El desplegado de los 250 “intelectuales” que llamaron a votar por Xóchitl es tan hipócrita, que estos mismos 250 personajes jamás mirarían a Xóchitl Gálvez si no fuera hoy candidata presidencial; simplemente por ser sumamente ignorante, inmensamente inculta. Muestra de ello fue que en el mismo evento en el que los “intelectuales” firmaron el desplegado la señora X pegó su chicle en el sofá donde estaba sentada en el Palacio de Minería, frente a todos sus “xochintelectuales”.
Sin embargo, no bastando el desplegado de los “xochintelectuales”, los “claudiaintelectuales” decidieron hacer su propio desplegado en apoyo a Claudia Sheinbaum. Estos —y cómo no— decidieron no ser solamente 250, sino quisieron mostrar músculo reuniendo a 900 “claudiaintelectuales” que dijeron: “Nosotros sí somos los verdaderos, los reales, la mera neta, de la intelectualidad mexicana, sin recibir “apapachos oligarcamines” (en verdad ese término se utilizó en su discurso).
—Tú eres intelectual.
— ¿Intelectual? Eso lo serás tú, y tu “intelectual progenitora”.
En esto terminó su batalla “intelectual”.
Lo único cierto es que, en un país de poco más de 120 millones de habitantes, el promedio de años de estudio de los mexicanos y mexicanas es de apenas 9.2 años, lo que implica que apenas han logrado terminar la educación secundaria; únicamente el 17.1% de la población de México tiene educación superior o profesional. ¿A quién le hablan los dos grupos de “intelectuales” que se pelean el término?
¿En verdad creen que el obrero de la fábrica, el vendedor callejero, el que forma parte de un cártel del narcotráfico, el mecánico, el luchador, el futbolista, sabe quién es Roger Bartra? ¿Sabrá quién es Horacio Franco?
Supongo que el ciudadano “de a pie” está más ocupado en saber si le alcanza la quincena para mantener a su familia y pagar su casa.
Ojalá las dos bandas de “intelectuales” lograran razonar y tuvieran cierta idea de lo que es el pueblo de México, en vez de dejarse ver como unos “perseguidores presupuestales”, como hasta ahora lo han demostrado.
Que entiendan que la sabiduría está en el silencio, en saber callar, en saber escuchar.