Patricia Garfias es una talentosa escritora y gestora cultural que sigue trabajando en la consolidación de Pequeña flor de loto ediciones. Es autora de los libros “Hacia la creación literaria”, “La cultura como puente”, “Desde el umbral de esta casa sin puertas” y “A chiquiratona no le gusta bañarse”, escrito en conjunto con su hija y que fue presentado en la Feria Internacional de la Lectura Yucatán 2019; además, dirige la revista “Zivot”.
Paty es integrante del Centro Yucateco de escritores, y nos comentó que se reunió con la presidenta de la Red Literaria del Sureste para hablar sobre la necesidad e importancia de dejar atrás la idea de que los grupos tengan pugnas entre ellos, trabajando juntos como mediadores, como promotores de la lectura porque, a final de cuentas, lo que todos quieren como escritores es que los lean.
¿Cómo han ido las cosas con tu editorial?
Han ido muy bien, para mejorar: si bien antes el proyecto editaba uno o dos libros al año, trabajaba servicios para algunos escritores, eran cosas esporádicas. A raíz de un cambio en mi vida profesional, me vi un poquito obligada, para bien, a retomar la editorial y empezar a trabajarla como el proyecto que siempre fue, mi proyecto de vida. Ahora estamos establecidos, y digo estamos porque ahora somos un equipo; si antes éramos tres, ahora somos muchos más, ahora el equipo ya creció. Ya hay gente que trabaja con redes, gente que diseña que trabaja de planta. Estamos establecidos y tomando un montón de libros, de autores, de proyectos de otros artistas, e incluso podemos trabajar con personas que quizá no tienen para pagar una enorme edición, pero que nosotros deseamos también apoyar y ya la editorial lo permite. Creo que eso es ya un cambio para bien.
¿Ustedes se pueden encargar de qué? ¿Hasta dónde y dé que forma trabajan?
Podemos hacer desde el diseño y concepto del libro, o sea, que una persona llegue y diga ‘quiero hacer un libro, lo quiero hacer por ejemplo sobre mi experiencia de 30 años en el magisterio, pero es todo lo que tengo en la cabeza, no lo he escrito, no sé cómo se vería, solo sé que quiero hablar de eso.’ Entonces nosotros diseñamos el concepto y le decimos de qué tamaño podría ser el libro, cómo se vería, los colores, cómo vamos a presentar, decidimos la estrategia si es necesario escribirlo juntos, porque muchas veces los autores son inseguros al momento de escribir; ya después se sueltan, pero a veces necesitan algunas sesiones donde los grabamos, transcribimos, luego se los damos para que revisen, y en ese momento se dan cuenta que podían hacerlo mejor y lo hacen. A veces hay que darles ese empujoncito. En otras ocasiones, nada más trabajamos la maquetación y el diseño porque el autor ya llega con el texto totalmente completo en Word y ya sabe hasta de qué color va a querer cada detalle dentro del libro; entonces podemos hacer este diseño y concepto del libro como tal, hasta la maquetación y el diseño editorial, pues también podemos trabajar ilustraciones y los servicios del plan de marketing, y el plan de negocios del libro como tal. Muchos autores nos dicen ‘Quisiera ganar dinero de este libro’ y también podemos asesorarlos un poco con respecto a eso.
Háblame un poco del proyecto del libro de tu hija que presentaron en la FILEY.
Es otra de las grandes alegrías al tener mi propia editorial, no porque antes no pudiera publicarlo. Hay un mito al respecto de que sin editorial no puedes publicar. Eso no es cierto. Hay muchas figuras, como el autor-editor que te permite en México tener tus propias ediciones como autor; no puedes comercializar las de otros, pero puedes tener tus propios libros e incluso venderlos. La editorial me permitió tener los contactos y la metodología para desarrollar este proyecto de la forma en que lo hicimos.
¿De qué trata este libro?
Es un libro álbum, totalmente ilustrado en todas las páginas, todas están llenas de mucho color para niños, y es una historia de una ratona llamada “Chiquiratona”, que literalmente no le gusta bañarse y ahí te cuenta el por qué, son razones muy válidas, sobre todo viviendo en Yucatán, del por qué no le gusta bañarse y cómo lo aborda su mamá. Al final sí se baña. Este cuento es para mí la alegría de compartir algo con mi hija; es también la forma de decirle a la gente que los niños no solamente son muy creativos sino que, si se les acerca a las diferentes disciplinas artísticas, como ellos mismos creadores, pues seguramente no le van a tener miedo a los libros en la escuela, no le van a tener miedo a ser creadores de muchas cosas no solo a nivel artístico, porque ya les demostraste que pueden hacer cualquier cosa. Me gustaría que ese libro sirva de ejemplo a otros papás sobre cómo hacer libros en casa con sus hijos, con las historias que los niños les cuentan. Se pueden imprimir en una impresora cualquiera y se pueden recortar, engrapar, y hacer libros que a los niños les van a servir para darse cuenta que ellos también pueden ser creadores.
¿De ahí surgió la idea para los cursos para niños que has estado preparado?
Sí, definitivamente. Hacer este libro fue todo un proceso de aprendizaje para mí: antes yo trabajaba en talleres para niños de creación literaria para instituciones y otras empresas, pero llevar todo este proceso con mi hija me permitió ver otros detalles que quiero compartir con otros niños y con otros papás. Los talleres de creación literaria que hago no son solo para niños, los papás de hecho idealmente deberían estar ahí también, porque la idea es que puedan aprender esas técnicas para estarlas repitiendo en casa siempre.
El niño que viene con el talento para esto ¿se detecta de inmediato? Y, por otro lado, el niño que no tiene el talento, pero cuyos papás tienen quizá el sueño de ser escritores y no lo pudieron cumplir y te los mandan, ¿qué tan complicado es para ti detectar la personalidad de cada uno y obrar en consecuencia?
Complicado para mí no es porque, como lectora y con formación de mediación de la lectura, aprendes a identificar este tipo de cosas. Creo que todos los niños tienen la habilidad de escribir y básicamente de crear historias; ya en la forma que escriben, sí tienen errores ortográficos, errores de sintaxis, errores de lógica por ejemplo en el texto. Algunos niños tienen estas habilidades más desarrolladas, pero creo que es algo que se puede fomentar, sobre todo en los niños; incluso creo que es más difícil hacer que un adulto escriba a que un niño escriba o, más bien, que un adulto cree algo a que un niño lo crea, porque los niños siempre están creando cosas.
¿Qué hay de tu parte en el lado creativo? ¿Qué estás preparando? ¿En qué andas?
La creación propia de literatura de ficción definitivamente se ha visto mermada, sobre todo a partir de que tomo la editorial ya como proyecto de vida. Una tiene que pensar que tus autores son quienes merecen y deben destacar porque son eso: tus autores. Los tienes que cuidar y, cuando al final del día quieres escribir la obra propia, pues estás súper cansado. También puedo seguir desarrollándome en otra área, siempre escribiendo, en otros proyectos de la editorial, como por ejemplo una revista en la que trabajamos; muchos artículos yo los escribo y a veces ni siquiera es porque tenga que escribirlos sino porque necesito ejercitarme. Es importantísimo para el creador mantenerse en ejercicio y, bueno, estoy tratando de trabajar poco a poco, de manera lenta, en mi propia obra.
Concretamente ¿qué proyectos tienes ya agendados?
Estoy trabajando sobre todo ahora literatura infantil. Espero este año, además del cuento de Chiquiratona que escribí junto con mi hija, poder presentar a finales de año un libro de cuentos, recopilando todos los cuentos que he escrito desde que supe que estaba embarazada hasta la fecha de cuentos para niños.
En un país donde no se lee lo suficiente, ¿es viable vivir de una editorial? ¿Las editoriales son empresas que tienen futuro en Yucatán?
Yo creo que sí. Como cualquier otra empresa, deben adaptarse a la actualidad, porque ya no es posible pensar o concebir el libro como se concebía 20 años atrás. El libro tiene muchas formas de presentarse: existe el libro digitalizado e incluso las redes sociales vienen a cambiar la forma de entender la lectura y cómo transmitir la información. Creo que es posible siempre y cuando los editores no se apasionen o se enamoren de la idea romántica del libro como lo conocíamos, y se adapten a las nuevas formas de entender el libro. El libro como lo conocimos no va a desaparecer, pero tiene que aprender a convivir con otras formas de lectura.
RICARDO PAT