Editorial
La presencia de la Humanidad sobre la Tierra ha estado marcada, siempre, por la superación de pruebas de la Naturaleza, las condiciones atmosféricas, la escasez de alimentos, los enfrentamientos entre grupos, y otras más, influyendo en su permanencia y arraigo en algunas zonas, con peregrinaciones periódicas, y también en su adaptación a las condiciones que, aunque no sean las óptimas, aún sirvan a los fines humanos de vivir y convivir.
Innumerables siglos han pasado, y las pruebas a superar por la raza humana continúan con su acoso periódico, como es el caso de la actual pandemia que mantiene de rodillas a las grandes potencias, poseedoras de armas nucleares y tecnologías avanzadas. Ni con tal poderío han logrado detener al más destructivo enemigo actual, un virus, con corona de reconocimiento a su poder, un coronavirus que ha llenado de cruces los panteones y ocupado continuamente los crematorios que laboran veinticuatro horas de cada día para reducir a cenizas a las víctimas, eso sí, con plena autorización de las autoridades y los familiares de los difuntos.
Con ello, con esa humanización convenida, lo que se logra es documentar y legalizar las cremaciones, que ahora se hacen a voluntad de los familiares, cuando antes se realizaban a voluntad de los gobiernos.
Disponer de los cuerpos en forma ordenada, sanitaria y con plenas autorizaciones, es tan solo un recurso preventivo para evitar males mayores en las comunidades donde los espacios destinados a inhumaciones normales serían rebasados en pocos días, o semanas, dado el volumen de fallecimientos.
La pandemia continúa ondeando sus banderas en los cinco continentes. Está siendo combatida a fondo ahora, ordenadamente, pero aún impone una amenaza indeseable en hogares y sitios de trabajo de todo el mundo.
Una luz de esperanza ha asomado.
Se ha dado a conocer hace algunos días el descubrimiento y producción de una vacuna anti COVID que, hasta donde se sabe, está circulando en forma limitada, es cierto, pero constituyéndose en un faro de esperanza, el único por ahora, para contener el avance de la desastrosa enfermedad.
Replicar la vacuna en todos los centros de producción de los países afectados, así como diseñar los mecanismos de prevención, son acciones que ocupan por ahora a todos los gobiernos, igualmente preocupados por los pueblos a su cuidado.
Cada vacuna, según se afirma, será una garantía de protección contra esa histórica pandemia.
Ojalá que pronto esos cientos de millones de dosis protectoras lleguen a todos los países y cubran las expectativas de supervivencia de la Humanidad.