En la clase de Historia de México, mi inolvidable maestra Ana María García Zenil platicó la leyenda de LA NOCHE TRISTE. Con gran pasión departía –y les comparto lo que entendí– que Cortés, sus conquistadores, y sus partidarios tlaxcaltecas (acérrimos enemigos de Moctezuma), una vez establecidos en la gran Tenochtitlán, se la estaban pasando muy cachondo.
Un buen día, el seductor Cortés, recibió un telegrama urgente:
“Narváez arribó a Ulúa (.) Trae instrucción de apresarlo (.) Acusan de traición al gobernador de Cuba y de desacato al rey (.) Urge su presencia (.)»
“Éste no tuvo más remedio que bajar a enfrentarlo, dejando de comandante en jefe a Don Pedro de Alvarado a quien, en menos de lo que canta un gallo, se le subieron el poder y el alcohol a la cabeza y un día, en plena fiesta sagrada del Toxcátl, ejecutó a varios nobles y a sus guarros. Los historiadores le llamaron LA MATANZA DEL TEMPLO MAYOR”, remataba la maestra.
Al regreso de Cortés, con una victoria sobre Pánfilo y el chingo de aliados, se percató que la plebe enardecida tenía secuestrados al insurrecto Alvarado y a sus reclutas, y no les daban ni siquiera agua.
Cortés, como buen conciliador, quiso lavar las culpas y, del brazo del Tlatoani, pretendió calmar a la turba. En respuesta, Moctezuma (el tlatoani) recibió una pedrada en la cabeza que al tercer día le causó la muerte.
Bajo tremendo aguacero, ese miércoles 30 de junio pero del año de 1520, el ejército conquistador de Don Hernando recibió una santa zarandeada y éste no tuvo más remedio que salir en chinga por la puerta trasera e irse a “lamer las coyundas” bajo un gran ahuehuete localizado en un lugar denominado Popotla.
“A esta historia, se le conoce como LA NOCHE TRISTE”, concluyó doña Ana María.
Alguien preguntó:
—“¿Por qué LA NOCHE TRISTE, si le dieron en la madre a los invasores?
Y la respuesta fue:
—“Bueno, para los de Tenochtitlán fue la Noche Alegre, solo que no les dijeron nada, para no darles el día.”
Amigos, lo dijo Hernán Cortés: “Corazón cobarde no conquista ni mujeres ni ciudades.”
En festejo de esto les mando un danzón… Azteca:
Hansel Ortiz