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Opinión
Adán Echeverría
Seguimos confundiendo el amor con el enamoramiento, el amor con el deseo, el amor con la pasión. Ese continúa siendo el gran error: pensar que amamos cuando solo deseamos a alguien; pensar que amamos cuando realmente solo ansiamos que se nos quiera porque nos sentimos solos, o porque pensamos que alguien puede ser de nuestra propiedad.
El amor es libre, no puede tener ninguna ligadura.
Mienten y son una total farsa aquellos que insisten en que si te quieren deben buscarte, en que tú debes ser lo que quieras y el otro o la otra tiene la obligación de corresponderte.
Mienten al decir que el amor debe ser recíproco, son conveniencias que la sociedad ha ido imponiendo a lo largo de los años en algo que tristemente han llamado cultura, tradición, cuando evidentemente se trata de una torpeza. La persona que ames no está obligada a ser recíproca contigo. ¡Qué poco te valoras si piensas en eso! Y qué poco valoras a quien pretendes exigirle esa reciprocidad del amor. Todo eso es falso.
El amor es unidireccional, va de ti hacia la persona amada, va de ti hacia afuera, es un sentimiento que te desborda, que debes de aprender a controlar, a entender, a reconocer, y a no sufrir por ello.
Sufre por amor aquel que jamás ha amado.
Mata por amor aquel que jamás amó.
El amor es un sentimiento verdadero que muy pocos entienden y reconocen a lo largo de su vida. Quien ama no desea el mal para nadie. Jesús, el Cristo, amó y fue asesinado no por amar sino porque quienes no entendieron la naturaleza de su amor decidieron acabar con él.
Es muy triste leer que amar desde una religión es odiar a los de otras religiones, que quienes hablan de amor pretendan quitarles derechos a quienes han luchado por años por conseguirlos. Los heterosexuales en guerra con quienes practican la diversidad sexual dicen amar a las infancias y buscan reducirlas, volver a los jóvenes unos niños incapaces de madurar y hacerse responsables.
El amor va más allá de eso.
Amar es desear el bien al otro. La infidelidad no es un acto de desamor, es una acción movida por el deseo y la pasión, nada tiene que ver con amar. Por eso no se debe decir a la ligera esos Te Amo que la gente insiste en decir a diestra y siniestra, fuera de toda reflexión. Quienes dicen amar a la persona de las redes a quienes ni siquiera han conocido en persona no las aman, sienten deseo por ellas, deseos de protección, de diversión, deseos sexuales.
Nadie que vaya a una guerra, que practique la guerra, ama, no se aman ni a sí mismos. Nadie que ama la libertad grita “carajos” luego de enfundarse en la libertad como bandera, es un eslogan que transmite odios verdaderos.
El odio no es la antítesis del amor, no es su punto ciego, no es su contrario; son cosas que nada tienen que ver una con otra. Es falso que quien mucho amó luego odie en la misma proporción. No. Quienes dicen eso jamás amaron. Quienes me odian no lo hacen porque alguna vez me amaron y no les correspondí. Odian porque jamás amaron, vivieron del deseo, el capricho, el egoísmo ciego, es de ahí de dónde sacan ahora la energía de su odio.
Nadie muere de amor y nadie mata por amor. Dejen de confundirse.
El amor es digno, el amor es unidireccional: va de ti hacia los demás. Jamás se gasta.