Editorial
Algunas de las formas de organización social surgidas en la era moderna se originan en la necesidad de vinculación entre los grupos humanos y su interés de compartir acciones o ideas. La vida en comunidad ha convertido al hombre en inteligente, evolucionando de la mentalidad colectiva e instintiva compartida con el reino animal al razonamiento exclusivamente humano.
La vida en manada en el reino animal se aprecia en su mayor evolución en las sociedades humanas a través de sucesos históricos de la raza humana.
Las expresiones anteriores se derivan de una antigua costumbre, aún vigente, religiosa y cristiana: los gremios religiosos anuales que aún se congregan por estas fechas en parroquias de Mérida y otras comunidades municipales.
En sus orígenes, los gremios eran expresión de solidaridad religiosa relativos a actividades productivas: panaderos, abastecedores, comerciantes, etc., se organizaban grupalmente tanto para defender sus intereses gremiales como para compartir creencias heredadas y costumbres religiosas. Todos estos gremios, realizados en iglesias desde hace muchos ayeres, eran para reafirmar la fe y dar testimonio de gratitud a los santos bienhechores.
El común denominador en todos estos gremios es la gratitud por todos los beneficios recibidos durante el años y la formal reiteración de su fe religiosa en la voluntad de Dios y los Santos invocados.
Hombres y mujeres de trabajo, adultos mayores, jóvenes, reafirman de esta manera sus lazos grupales dentro de los valores religiosos que comparten, en los que se reagrupan, planificando la continuidad y reafirmación de sus creencias.
El grito explosivo de los cohetes voladores convoca a la marcha de los gremios y sus simpatizantes hacia las iglesias, celebrando ceremonias que reafirman las firmes creencias religiosas de nuestra comunidad yucateca.
¡Que vivan por siempre los valores heredados de nuestros ancestros!
Así sea.