A Nereida Camacho
Delicada frágil,
con el corazón en peso
pensamiento filial
triste mirada
alimento frugal belleza nata
incógnita en mujer desesperada
piel de manzana
labios con dulzor de caña naturista
mística en la pasión de su pagano beso
en el aire se sostiene una urdimbre
más pródiga y sutil
que la tela de una araña.
De esa trampa asombrosa
quedan suspendidos los deseos
un nuevo hogar un cambio en lontananza
nuestras voces son fugaces viajeras
torciéndose en el dintel de la añoranza.
Solo hay dos voluntades pescadoras
en ese lugar donde nadie sabe lo que tejen
destejen dos miradas.
Inicia un silencio quieto
-no lo rasgan conversaciones ni ruidos-
asoma un laberinto vertebrado
en tópicas miradas.
Signos secretos pensamiento alado
acuerdos silenciosos que son nuevo alfabeto
nueva lengua de flores para los enamorados.
En el éter se destejen las miradas.
ALFONSO HIRAM GARCÍA ACOSTA
Cancún, Quintana Roo, 1989