Mascotas
Los perros no son las únicas mascotas que muerden a veces las manos que los alimentan: los gatos también lo hacen y, con ello, pueden inyectar bacterias profundo en las articulaciones, creando el ambiente perfecto para las infecciones.
Los gatos muerden por diferentes motivos. Por ejemplo, puede darse cuando los gatos de exterior se enzarzan en peleas territoriales con otros gatos del vecindario. Además, los gatos pueden ponerse agresivos cuando están estresados o tienen miedo.
Las enfermedades infecciosas también pueden ser el motivo de una mordedura de gato, particularmente la rabia.
Las mordeduras de gato en las manos son tan peligrosas que uno de cada tres pacientes que sufre esas lesiones necesita hospitalizarse, revela un estudio de Mayo Clinic de tres años de duración. Dos tercios de los pacientes hospitalizados necesitaron cirugía, y las mujeres de mediana edad fueron las víctimas más comunes, dice la investigación publicada en la Revista de Cirugía de Mano.
La herida de una mordedura de gato a menudo se infecta porque los dientes y la saliva dejan muchos gérmenes en la zona afectada. Además, la abertura de la herida suele ser muy estrecha y profunda. Esto hace que las bacterias puedan reproducirse sin obstáculos por el calor y la humedad.
Estas bacterias incluyen particularmente los gérmenes ambientales, que normalmente se encuentran en la boca del gato. Si estos penetran en el torrente sanguíneo, pueden llegar a todo el cuerpo y provocar una septicemia mortal.
Asimismo, el mordisco de gato puede ocasionar enfermedades infecciosas peligrosas, como el tétanos (bacteria Clostridium tetani) o la rabia (virus de la rabia).
Los dientes de los perros son menos afilados, no tienden a penetrar tan profundo y suelen dejar una herida más grande cuando muerden. Los dientes de los gatos, en cambio, son filosos y pueden penetrar muy profundo, plantando bacterias en las articulaciones y vainas tendinosas.
Puede tratarse de una mordedura que apenas parece una picadura de alfiler que cause un verdadero problema al ingresar las bacterias en la vaina tendinosa o en la articulación, donde pueden crecer con relativa protección de la sangre y sistema inmunológico.
Las bacterias inyectadas a través de la mordedura de gato pueden incluir una cepa común en los animales, pero particularmente difícil de combatir con antibiótico. Las personas tienden a no prestar mucha atención a las mordeduras de gato, debido en parte, a que generalmente lucen como una picadura de alfiler, mientras que las mordeduras caninas tienen una apariencia mucho peor.
Sin embargo, ese precisamente es el problema: las mordeduras de gato lucen muy benignas, pero según sabemos, no lo son, y pueden ser muy graves.
En comparación con los dientes de los perros, los de los gatos son muy largos, delgados y puntiagudos. Además, los colmillos están ligeramente curvados.
Si se produce una mordedura de gato, los dientes del animal penetran muy hondo en el tejido de la víctima. Esto puede dañar enormemente estructuras anatómicas importantes, como tendones, músculo. Inmediatamente después de sufrir una mordedura de gato, debes curar la herida para prevenir infecciones graves. Límpiala y desinféctala con un desinfectante; a continuación, pídele al médico de cabecera que la examine. Este podrá inspeccionarla con mayor precisión y curártela minuciosamente.
Los signos siguientes indican que la herida está infectada:
- La herida está caliente.
- La zona afectada se inflama y enrojece.
- Notas un fuerte dolor en la zona de la mordedura.
- Solo puedes mover esa parte del cuerpo de forma limitada o pierdes sensibilidad.
- La herida supura.
- Otros síntomas importantes de un shock peligroso son palidez, palpitaciones y temblores de frío.
Si un gato te ha mordido a ti o a tu animal, hay que consultar la cartilla de vacunación o determinar la flora bacteriana existente para planificar el tratamiento.
Si la víctima no está protegida contra el tétanos, conviene reforzar su sistema inmunitario lo antes posible con inmunoglobulina antitetánica.
Un mordisco de gato puede ser peligroso porque entraña un alto riesgo de infección. Es importante no subestimar la situación y tomar medidas preventivas para evitar que la herida se infecte. Las septicemias bacterianas, el tétanos y la rabia podrían ser mortales.
Con una vacunación eficaz y un tratamiento precoz, el pronóstico de una mordedura de gato es mucho más favorable. Las vacunas antitetánica y contra la rabia son el requisito más importante para evitar complicaciones.
DRA. CARMEN BÁEZ
drabaez1@hotmail.es