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Monografía de la Universidad de Yucatán – XV

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XV

CAPÍTULO VII

VIOLENCIA UNIVERSITARIA

Continuación…

En cuanto a la capacitación del personal docente, la Universidad de Yucatán patrocinó la edición de unos folletos informativos bajo el título de: PROGRAMA DE DESARROLLO DE PERSONAL DOCENTE DE LA UNIVERSIDAD DE YUCATÁN, el primero cubriendo todo lo realizado en este renglón en los años de 1972 y 1973 y el segundo que abarca los años de 1973 y 1974. En la presentación del programa el Rector dijo lo siguiente, según el número 1 de los folletos de referencia:

“Considerando la Universidad de Yucatán que en la sociedad actual se están gestando una serie de cambios en todos los niveles; en lo económico, en lo político, y en los diversos órdenes de la vida social. Y considerando también que los sistemas tradicionales de educación resultan hoy inoperantes e incapaces de resolver y satisfacer las necesidades de los educandos, lo cual ha provocado una serie de intentos para reformar la educación, a partir de febrero de 1972 inició su programa de desarrollo de Personal Docente y Mejoramiento Profesional.

Dicho Programa, cuyos objetivos fueron diseñados por la Rectoría de la Universidad, se hace solidario de los acuerdos de la Asamblea Extraordinaria celebrada por la ANUIES en la ciudad de Toluca, Estado de México, en 1971. En esta Asamblea se tomaron acuerdos medulares para el mejoramiento y más eficaz proyección de la enseñanza media y superior de nuestro país.

Uno de los acuerdos de Toluca dice textualmente: “Implantar un Programa Nacional de Formación de Profesores y actualización de conocimientos, en cooperación con todas las Universidades e Institutos del país y a cargo de las divisiones y centros de estudios superiores de los mismos, para iniciar sus actividades a la brevedad posible, en el curso del presente año, y continuarlas de acuerdo con las necesidades de las propias Instituciones con base en el proyecto presentado por la Secretaría General Ejecutiva de la ANUIES.

El Programa Racional de Formación de Profesores inició sus labores en enero de 1972. Sus propósitos fundamentales son: formación de nuevos profesores, mejoramiento del profesorado actual, instrumentación para la docencia y preparación de materiales y publicaciones. El cumplimiento de estos propósitos se ha realizado mediante las siguientes actividades: 1) Organización de cursos y seminarios. 2) Funcionamiento de estudios de especialización maestría y doctorado. 3) Asesoría y financiamiento de Programas institucionales e interinstitucionales de formación de profesores. 4) Creación y coordinación de centros regionales de formación de profesores. 5) Publicaciones.

En la parte final del folleto Núm. 2 –1973-1974– el Rector, Dr. Alberto Rosado G. Cantón, asienta lo siguiente:

 

III

“Dos son los objetivos fundamentales del Programa de Desarrollo de Personal Docente de la Universidad de Yucatán:

1.- Enriquecer y actualizar la preparación del Profesor universitario.

2.- Cuidar que imparta las clases con una adecuada metodología de enseñanza.

–Trabajaremos permanentemente con todos los planteles universitarios.

–Proporcionaremos información bibliográfica en la Librería Universitaria sobre las diversas áreas del conocimiento y los métodos y técnicas de enseñanza.

–Participamos a través de representantes idóneos en todos los eventos culturales, científicos, de pedagogía, didáctica y tecnología educativa, de cuya realización puede derivar provecho a nuestra Casa de Estudios.

–Personalmente participé en las reuniones de estudio sobre problemas de nivel de enseñanza preparatoria, celebradas en el Centro de Tecnología Educativa de la ANUIES, con la participación del Lic. Alfonso Rangel Guerra, Secretario General de la ANUIES, del Ing. Carlos Gómez Figueroa, Director de la PNFP de la ANUIES, del Dr. G. Soberón A., Rector de la UNAM y de los rectores y representantes de las universidades del país.

La Universidad de Yucatán tuvo una relevante participación en el coloquio sobre la formación de personal docente de las instituciones de educación superior. Sensiblemente motivados por la feliz realización del coloquio, patrocinaremos uno semejante en nuestra Institución el mes de diciembre, considerando que significará una honesta evaluación de nuestra realidad educativa actual.

Especial atención ponemos en los puntos 5, 6, 7 y 8 de las “Sugerencias y Recomendaciones” del Coloquio que nos invitan a reflexionar:

“5.- Se debe procurar una coordinación de las labores formativas del personal docente, creando en regiones adecuadas centros de preparación de profesores, sin caer en la duplicación de esfuerzos y el centralismo agobiante.

“6.- Es de sugerirse que actualice a los profesores quien está actualizado y por ello esta función se debe encomendar a los investigadores de los ramos correspondientes.

“7.- En virtud de que la actividad docente es complementaria y no fundamental para muchos profesores, se sugiere que se busquen los caminos que permitan encontrar la dedicación exclusiva de ellos a las labores de enseñanza y para que, a su vez, el rendimiento pueda evaluarse y ser estimulado.

“8.- Se sugiere, asimismo, que se establezca un escalafón docente por el cual sepa el profesor a qué puede aspirar y cómo lograrlo”.

Respecto de tales argumentos, podemos afirmar que la Rectoría a mi cargo, mantiene una actitud abierta y cordial hacia todas las promociones –de nuestra Casa y extramuros– encausadas al mejoramiento de la docencia. Haciendo especial reconocimiento a maestros de la categoría del Lic. Alfonso Rangel Guerra, Lic. En Psicología Héctor Rodríguez Cruz, Dr. Mario Miranda Pacheco, Lic. Olac Fuentes Molinar, Prof. Humberto Jerez Talavera y a los pedagogos Martín Arredondo Galván y Graciela Pérez Rivero, por su obra meritoria en beneficio de la formación del profesor universitario a nivel nacional y por la simpatía y colaboración que siempre han dispensado a la Universidad de Yucatán.

Nuestro criterio sobre el reconocimiento y estímulo a la labor del Prof. Universitario –manifestado en el Coloquio sobre la Formación Personal Docente ante más de un centenar de representantes de las Instituciones de Educación Superior de México– es el siguiente:

Existe una grave desproporción en el gasto educativo del nivel superior per cápita. La disponibilidad de los recursos determina también la calidad de la formación de los cuadros profesionales de nivel superior, la creación de nuevas carreras o de divisiones de estudios superiores.

“Esa disponibilidad de recursos económicos, hasta ahora, la determina el grado de desarrollo económico de cada entidad, que hace posible una mejor colaboración de los gobiernos estatales y de la iniciativa privada. Sin embargo, ¿no podría pensarse en la realización de estudios sobre salarios de profesores universitarios de nivel medio superior y superior tendientes a garantizarles percepciones decorosas y prestaciones semejantes a las de los profesores de institutos tecnológicos y de las escuelas técnico-industriales?

“El notable y justo incremento que ahora tienen los subsidios federales de las instituciones de educación superior y los estudios sobre financiamiento de este nivel de Educación, hacen posible ahora, estudiar las posibilidades de planear el gasto educativo de cada Casa de Estudios Superiores, conciliándolo con sueldos justos para su Magisterio.

“Mientras no se piense en ese sentido, esto es, retribuir decorosamente al magisterio de educación superior, no se piense en otros medios que se le signifiquen reconocimientos y estímulos. Hay que solucionar primero las necesidades primarias del magisterio para luego pensar en otros que signifiquen reconocimiento y estímulo a su labor, tales como ascensos, becas, patrocinio a la investigación, etc.”

Tales opiniones, manifestadas el 14 de julio de 1973, constituyen un firme, inalterable criterio que pervive en nuestra política educativa. La firme circunstancia de que el Presidente de la República, Lic. Luis Echeverría Álvarez, elevase muy considerablemente el subsidio universitario, hace posible conciliar la palabra con la realidad de los hechos.

Cuando asumí la Rectoría en julio de 1971, el sueldo de un Profesor universitario era de $13.33 pesos hora; ahora asciende a $37.50 pesos. Desde entonces venimos aumentando con personal idóneo y capacitado el número de nuestros maestros de tiempo completo y de medio tiempo.

Sintiéndonos ubicados en la docencia, comprendamos la realidad de nuestro ser concreto y la responsabilidad de nuestro quehacer, en la inteligente emotiva expresión del maestro Dr. José Romano Muñoz: “Que quien tenga vocación de “alondra” –como Goethe– cante, no haga mero gorgeo “sabroso” e insubstancial: que quien tenga vocación de “samaritano” –como Hipócrates– cure, que no se dedique sólo a despellejar al prójimo; que quien tenga vocación de “dinamita” –como Kemal Pashá– destruya, pero para construir concienzudamente, no para improvisar sembrando el desconcierto y el caos sociales. En fin, que quien tenga vocación de “faro” –como María Montessori– guíe –¡Por Dios! – enseñe; sea una luz en las tinieblas, no malogre su tarea en infecunda política de camarilla o, lo que es peor, se convierta en un ganapán de la educación”.

Decíamos en nuestro informe anterior que el objetivo de la Universidad mexicana contemporánea no puede ya ser sólo el de informadora del conocimiento, sino también el de formadora de hombres de superior nivel. Y nos ratificamos en la idea de que estamos urgidos de formar profesionales y maestros no solamente competentes, sino moralmente vertebrados. En la medida en que el profesor universitario tome conciencia de que la Universidad de Yucatán le concede percepciones decorosas; de que todos los Docentes contraemos un serio compromiso de servicio social; de que tenemos que hacer mucho para la formación de una juventud sana, estudiosa y creativa y también para la formación de nuestros propios profesores. En la medida en que sienta que necesita actualizar sus conocimientos y conocer y emplear nuevos métodos y técnicas de enseñanza. Que el enseñar constituye una profesión de gran responsabilidad y que puede autoevaluarse honestamente, estará sirviendo a la Universidad, a los universitarios y a las necesidades del cambio social.

El Profesor que necesitamos no es el magister dixit tradicional y prosopopéyico, sino el profesor humano, sencillo y cordial. Un profesor que a la vez que sienta que la Educación deba dejar de ser rutinaria, exclusivamente memorística y verbalista y acrítica, se sienta también un agente del cambio en este delicado momento de la Historia y un orgulloso profesional de la Docencia.

Mérida, Yucatán, México julio 6 de 1974.

Dr. Alberto Rosado G. Cantón.

Rector de la Universidad de Yucatán.

 

Como bien puede verse, ha sido notable el avance logrado: pero no sólo en los últimos seis años. Desde el momento mismo en que cada una de sus etapas, se unieron para salir adelante, aun en medio de las más difíciles circunstancias. Paso a paso fue consolidándose su estructura y enriqueciéndose el espíritu universitario, hasta alcanzar el alto nivel de desarrollo que presenta en la actualidad y que vamos a exponer en los capítulos siguientes.

Margarita P. de Hernández

Continuará la próxima semana…

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