XXXIX
REENCUENTRO
La última vez que lo vio, era una noche tormentosa con relámpagos que atemorizaban profundamente. Ella vestía de azul, como en los días en que la buena estrella les guiaba.
Ahora, en la lejanía de los años, ella sólo espera reencontrarse con su amado, mirarlo a los ojos y sonreírle como solía hacerlo cuando tenían veinte años.
Era clara la noche en que él tomó su mano, la miró a los ojos y su piel blanquísima se estremeció al roce.
Entonces su corazón, cansado de la vida, volvió a experimentar la paz de su cercanía.
JORGE PACHECO ZAVALA