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LA ÚLTIMA MIRADA
Era un pintor tan extraordinario, que por cada cuadro que pintaba un año de vida se le escapaba.
Luego de su éxito estrepitoso, no quiso pintar más.
Se detuvo justo frente al jardín y comenzó a rodar por la grama como niño.
Ese día cantó como niño, gritó como niño. En sus ojos se formó por vez primera la mirada inocente de un niño.
Fue entonces que su vida comenzó de verdad. Aunque, a decir verdad, ese mismo año pintó su última gran obra. El cuadro aún recorre el mundo visitando las mejores galerías y museos. Al pie del óleo se puede leer: “Ante la última mirada”.
Jorge Pacheco Zavala