XCI
EL DOBLE
Dicen que todos tenemos un doble. Yo no solo me vi aquella tarde lluviosa, pude sentir el agua caer sobre mi cuerpo mientras el otro yo se besaba con la mujer de mis sueños bajo un torrencial aguacero. Allí estaban ella y mi otro yo; apretujados como si el mundo fuera un espacio pequeño.
Instintivamente cerré los ojos por un momento y comencé a caminar.
Fue mi imaginación o fue la providencia que al clausurar los cielos y cesar la lluvia me hizo estar frente a aquellos hermosos ojos verdes. Mientras me secaba el rostro cubierto de agua, ella pasaba su dedo por mis labios.
Era yo y no mi otro yo.
Mientras la tomaba por la cintura sin siquiera saber su nombre, pude notar que un sujeto idéntico a mí nos observaba con particular recelo. La acerqué con mayor fuerza a mi cuerpo al tiempo que nos alejamos del lugar…
JORGE PACHECO ZAVALA
¡Bellisimo! Todo un anhelo romántico contado en tres párrafos.Siempre es un placer leer al escritor Jorge Pacheco Z. ¡ Enhorabuena!