LII
PIEDRAS VIVAS
Vivió rodeado de libros y de historias ficticias.
El mundo de afuera le parecía tan terrible, que por las noches se escurría en secreto por las calles y coloreaba las piedras; pensaba que así el mundo de afuera se parecería al de sus libros.
Pero una noche, las piedras ya no estaban; en su lugar, un montón de letras conformaban la calle.
Asustado, corrió lleno de angustia y se introdujo a su escondite.
Sin pensarlo dos veces, tomó la primera piedra que encontró en su librero, y sólo entonces, se arrellanó en su sillón favorito de lectura…
JORGE PACHECO ZAVALA