Poesía
Joel Bañuelos Martínez
“El viento de la tormenta
Fresca mi rostro acaricia
Y troca en suave delicia
El dolor que me atormenta”
I
No supe cómo llegaste,
Ni de dónde apareciste,
Te vi venir, tú me viste,
Sonriendo me saludaste.
Y en la boca me dejaste
Un beso sabor a menta,
Cual sacudida violenta
Que mi ser estremeció
Y luego acarició
«el viento de la tormenta».
II
Lluvia y noche, sinfonía
Armoniosa en mil suspiros,
Gotas de azules zafiros,
Madrugada en agonía.
Dibujan la alegría
En tus labios de novicia
Unos besos en primicia
Calientes como la fragua
Y una bocanada de agua
«fresca mi rostro acaricia»
III
Noche eterna pareció
La tormenta sin cesar,
Besos dulces, suspirar
Y el alba que al fin llegó.
La llama se convirtió
De aquella ardiente caricia
(que era llena de malicia)
En un remanso de paz,
Que extinta no vuelve más
«y troca en suave delicia».
IV
Y luego nos despedimos
Como lo hacen dos amigos,
Sin promesas, sin testigos,
Abrazos, muchos nos dimos.
Otro camino emprendimos
Tardé para darme cuenta;
Tus besos sabor a menta
Eran del barco, mi cuerda,
Hoy sólo me lo recuerda
«el dolor que me atormenta».