Aída López
Fue oruga,
fue mariposa,
fue de una noche,
fue de muchos amores,
bebió vino a montones.
Vestuario escaso,
colorido maquillaje,
devoró amaneceres,
conoció alcobas,
tocó pieles,
soñó en rosa.
Inspiró canciones,
los poetas la llamaron musa,
los hombres cortesana,
los curas hija del pecado,
su familia la llamó perdida,
sus amigos liberal.
El día de su muerte
unos la lloraron,
muchos se alegraron,
algunos la ignoraron;
su sepelio fue como todos,
nadie impidió su entrada al cementerio,
la enterraron vestida de blanco
en ataúd de madera,
lápida de mármol,
le llevaron flores de colores.
«Vivió como sintió la vida»
epitafio labrado.
Algunos aún la recuerdan,
otros la han olvidado,
yo la recreo…