EN EL NÚMERO 72 DE LA REVISTA GENERACIÓN ALTERNATIVA
edgar rodríguez cimé
Acepto que he dicho “lo peor” sobre Mérida, cuyas clases sociales, transversalmente, piensan como la misma “Casta Divina”, incluyendo que en mi primer libro un artista local deconstruye la palabra y la reconstruye sobre la base de su alter ego: “Mierda”. Existe un nuevo autor que contribuye a señalar lo más sobresaliente de lo que denomina “Mérida la Fea”: el narrador Joaquín Peón, hoy exiliado en Guadalajara.
Existe un textículo suyo en el número 72 de la revista Generación Alternativa, editado por J. M. Servín, dedicado a “Yucatán: el carnaval de la decencia” (nótese en el título cómo sobresale su naturaleza conservadora del siglo XVI), donde el buen Joaquín externa su docta opinión como “ciudadano yucateco” sobre la “maldición” convertida en “ley natural” desde hace 500 años en Mérida: el Deber Ser.
Comienza diciendo Joaquín que, siendo Mérida la Fea un “verdadero infierno” como “cúmulo atómico de envidias entre todos” o “como una isla para pecar discretamente”, “se han tardado en prenderle fuego”. Culturalmente “estamos encerrados” porque “no vamos a ningún lado”. Mérida se vuelve “un anatema de espejos donde los hombres y las cosas pierden sentido: los demás son uno mismo. Uno mismo lo ha sido todo. Yo soy el otro. No hay nada que nos diferencie.”
Peón Iñiguez aplica el método del “medallero” para subrayar lo más nefasto del ambiente cultural en Mérida la Fea: le otorga el “oro” al sistema educativo de las escuelas particulares del norte de la ciudad (donde estudió) por encima de las públicas, por su “ideología mega conservadora” que “conlleva a cualquier malandrín frustrado a dar cátedra sobre temas imbéciles que van más allá de su capacidad de raciocinio.” Continúan con la obsesión de “crear alumnos a su imagen y semejanza”, pues “todo lo que se escurra de su cabeza cuadrada, es pecado: no cojas, no bebas, no consumas drogas, no leas a los autores malditos, no veas pornografía, no escuches rock, no te dejes crecer el pelo, no te desveles, no te vayas de parranda, no te olvides del rosario, y ni se te ocurra suicidarte porque te lleva el chamuco.”
Medalla de plata para el chisme a favor (“cultivo”). El chisme es un arma usurpadora de la “Identidad”. “Hace rato que no soy lo que soy, sino lo que los demás quieren que sea. Soy una caricatura deforme creada por el imaginario colectivo (“cultivo”) de los que tienen la lengua suelta y los oídos erectos.” La inseguridad de los yucatecos los lleva a “una fantasía en la que todos, menos uno mismo, son mediocres, se equivocan, uno siempre tiene razón y son, sin tiempo para titubear, superior a todos sus iguales” (y más superior, si se puede, a los dueños de estas tierras).
Abrazada con el chisme en contra anda la envidia, medalla de bronce acuñada en la frase: “En Yucatán no te matan, sino únicamente no te dejan vivir.” El chisme en contra resulta metáfora del “cesto -abierto- de cangrejos yucatecos,” en comparación del “cesto -cerrado- de otros cangrejos”, porque los primeros no necesitan tenerlo cerrado para no salirse ya que “si uno lo intenta, los demás se encargan de jalarlo para adentro, evitándolo.”
Peón Iñiguez redefine a los yucatecos: “Tu ideología es mocha y tu presencia diminuta, pues te achicas cuando sales del estado, y toda la confianza que destilas en tu tierra se vuelve gota que convulsiona en el resto de la República.”
Finaliza Joaquín: “Todavía se pueden ver (2006) en miles de automóviles (high class y clasemedieros) calcomanías de la bandera del estado independiente de Yucatán con un letrero: ´Orgullosamente Yucateco´. No entiendo de qué pueden sentirse orgullosos, si tienen décadas de atraso en su concepción del mundo.”
edgarrodriguezcime@yahoo.com.mx
colectivo cultural “Felipa Poot Tzuc”