Teatro Yucateco
Aristeo Vázquez Delgado
Mérida de mis recuerdos
Revista regional y de evocación
CUADRO TERCERO
Una calle de Mérida, preferentemente la esquina de «Las Tres Caras» Transeúntes cargadores. A la derecha un camión simulado en el que se lee: CHICHEN. Policías, vendedores, a gusto del director.
PROFESOR: (Que entra el primero, siguiendo en orden, agarrados de las manos de HONORIO, RAMONA, PASTORITA Y CHETO, cada uno con sus mochilas. Entran abobados como todo buen poblano. DOSIO entra con el PROFESOR con una maleta) Bueno Don Honorio, ya estamos en la parte más alegre de la ciudad, a la vez que la más peligrosa.
HONORIO: Muy chulísimo Profe, pero machis hay que andar con mucho cuidao porque esas huahuas pasan como voladores. (Adentro una voz: Cementerio) Istá, lo bueno es que lo anuncian, hay muchos que parecen que hasta averiguan si hay fosas desocupadas y gritan: ¡Cementerio, hay lugar! Ea Pastorita, cuídate porque aquí en Mérida hay cada malcríao.
PASTORITA: Sí, papacito, por eso no me suelto de mi mamá.
HONORIO: Sí. hija, así si te llevan que se lo lleven a ella también.
PASTORITA: Aquí en Mérida se ve cada cosa más chulísima…
CHETO: Maare yo he visto cada hembra… oye profe ¿qué es eso muy altote que está allá donde le dicen la explanada, jah? ¿Es una chimenella?
PROFESOR: No, Joseito, es el depósito de agua potable.
RAMONA: Agua ¿qué?
HONORIO: Agua putable, que no se puede tomar: putable, putable…
TEODOSIO: No papá, agua potable, po-ta-ble o lo que es lo mismo, QUÍMICAMENTE pura.
PASTORITA: Jay, hasta sed ya tengo. (La toma y…)
HONORIO: ¡Cuidao! No lo oyes; quími-camente. Lo que soy yo, no tomo agua en Mérida.
PASTORITA: ¿Y dónde vamos a tomar la huahua?
PROFESOR: Es aquella Pastorita; sale a las once, así es que nos queda media hora.
TEODOSIO: ¿Y es la única manera de ir a Chichén?
CHETO: (Sentado en la escarpa.) No, también se puede ir a pie; qué inteligente y te dieron el primer premio.
TEODOSIO: Cheto no seas grosero. (Mientras el PROFESOR Y DOSIO conversan.)
HONORIO: Oyes Ramona, así que ves, estoy un poco apurao. (Se soba la barriga)
RAMONA: Espera hombre, ¿no oyes que falta media hora?
HONORIO: ¿Media hora? No lo voy a esperar.
RAMONA: Ni modo, no va a salir cuando quieras.
HONORIO: (Con muestra de mucho apuro.) ¡¡¡¡¡¡¡No va a salir queeeeee!!!!!!!
RAMONA: La huahua.
HONORIO: Qué me importa la huahua. No es ése mi apuro. (Le habla al oído.)
RAMONA: (Alarmada.) ¡María santísima! ¿Y cómo le vamos a hacer? Este viejo siempre nos mete en líos. (Se dirige al PROFESOR y le habla al oído)
PROFESOR: Pues la verdad doña Ramona, eso es algo difícil; antes todos iban allá a la explanada, pero ahora como está ocupada…
HONORIO: Por favor Profe, acompáñeme usted, de favor…
PROFESOR: Pues vamos a ver dónde.
PASTORITA: Ea, papacito, no te tardes mucho como lo haces en casa, no nos vaya a dejar la huahua.
HONORIO: Por favor Profe… (Salen acompañados de CHETO Y DOSIO)
RAMONA: (Solas) Este tu papá que nos anda metiendo en líos, lakeex. PASTORITA: Si xun ¿y si le pasa algo? ¿No te acuerdas que sólo tiene ese pantalón número cien?
UNO: (Baratillero a otro.) Oye tú, mira qué linda mesticita.
OTRO: ¡Balazo! Lo malo es que está la mamá con ella.
RAMONA: Ay chiquita esos tipos me están viendo mucho.
PASTORITA: Si mamá, es mejor que guardes tu rosario y tu soguía, que tal si son chuuyes.
(Lo hace)
UNO: Se conoce que la vieja está picadísima.
OTRO: No le hace, yo me pego. (Se acerca.) Señorita, muy buenos días.
PASTORITA: (Indiferente) Mamá es mejor que subamos en la huahua. (Quieren irse, pero el baratillero se interpone como queriendo tomarle su mochila.)
OTRO: ¿Qué tal señorita, se van ustedes de paseo?
RAMONA: Si señor y ¿a usted qué le importa?
UNO: Nada señora, es que… sí hay, si hay, lo que usted guste en este puesto.
RAMONA: Bueno pues si no le importa, váyase antes de que yo llame a un policía.
PASTORITA: Claro, si nosotros ni les conocemos.
OTRO: Ah, eso es lo de menos. Un amigo. (Por el UNO, presentando.)
UNO: Lo mismo digo yo; un amigo.
RAMONA: Pero a mí no me gustan ustedes. ¡Atrevidos! Esperen que lo oiga su papá de la chiquita.
OTRO: Ay yo estoy temblando de miedo.
UNO: Igual que yo, ay qué miedo.
RAMONA: Pues les voy a demostrar par de malcriados que de Ramona Canul nadie se burla. (Esgrime su paraguas.) ¡Lárguense so malcriaos!
OTRO: Señora, la calle es libre.
RAMONA: ¡Mi hija no es auto de alquiler lo oyeron! ¡Y sepan ustedes que Ramona Canul es la más macha de Buctzotz y se los voy a probar! (Con la sombrilla ataca a los dos dándoles de sombrillazos, corriendo por toda la escena.)
PASTORITA: Ay mamá, déjalos, no hagas escándalo. (Al tiempo de huir los dos.)
POLICÍA: ¡Alto señora, alto! ¿Qué escándalo es este?
RAMONA: ¡Qué me importa, les voy a enseñar a estos malcriaos cómo son las de mi pueblo!
POLICÍA: Bueno ¿y por qué le pega a este señor?
PASTORITA: ¡Es que estos hombres creen que como somos de pueblo, somos unas chocorabos y se equivocan!
POLICÍA: Pues por escándalo en la vía pública me acompañan todos ustedes a la inspección. (Entran a tiempo los demás.)
PROFESOR: Un momento, señor policía; parece que el señor es el que se tuvo la culpa.
POLICÍA: ¿Y cómo sabe usted que él se tuvo la culpa?
PROFESOR: Sencillamente; si eran dos y el uno corrió, es natural que el otro no lo pudo hacer por la intervención oportuna de usted.
POLICÍA: ¿Es usted licenciado?
PROFESOR: No señor, soy M e n t o r.
POLICÍA: (Escamado.) Mem…! ¿Mentor? Cuídese usted conmigo, porque entonces le llevo.
PROFESOR: Quiero decir que soy profesor.
POLICÍA: Ah, eso es otra cosa, ya me había alarmado. (Al otro.) Bueno hermano, no hay remedio, pasa, pasa. (Como aquél se quiere resistir se lo lleva a empujones hasta hacer mutis.)
Voz: ¡A Chichén, a Chichén…! (Todos toman desesperadamente sus bultos y corren hacia el camión que ya parece moverse; todos suben, menos HONORIO y RAMONA, que al salir el camión, caen de fondillos a media escena, suponiendo que fueron abandonados y así cae el…)
Telón
Continuará la próxima semana…