Teatro Yucateco
LXXX
Aristeo Vázquez Delgado
Mérida de mis recuerdos
Revista regional y de evocación
CUADRO SEGUNDO
Interior de una casa de paja. Banco y piedra de moler. Tren de torteo. Banquillos y una silla de plegar. Al alzarse el telón aparece RAMONA torteando y PASTORA, su hija, moliendo.
RAMONA: Laakaax, Pastorita, hoy si que salió pozole tu nixtamal y la masa está más caltzé, juela xtucha, se conoce que cuando vas en el molino, no haces más que conversar con ese kaz loco de XCruz.
PASTORITA: Ea, mamacita, procura que te oye su mujer para que nos metan en chismes.
RAMONA: Dirás… que lo oiga tu enamorao.
PASTORITA: Ay mamá no me digas esas cosas, me choca más…
RAMONA: Pues aunque te choque, ¿crees que no sé que ese Chan Ismail te está enamorando? El otro día cuando estaba yo atizando la candela y tú estabas en el lavadero, de repente vi que se paró en el portío y empezó a hacerte señas.
PASTORITA: Mamá, por Dios santísimo, que me estaba preguntando que si queríamos el diario.
RAMONA: (Se levanta indignada) ¿Y desde cuándo uno de la calle nos da el diario?
PASTORITA: Ea, mamá, el diario… el Diario de Yucatán, el periódico.
RAMONA: (Respirando) Ajá, me habías asustado; procura que te oiga tu papá.
PASTORITA: Pos que, ¿se molestaría?
RAMONA: No se molestaría, se haría del desentendido para no seguirlo dando él. CHETO: (Que entra con su boletín en la mano muy pasteleador.) Días mamacita. (Se acerca y la acaricia.) Chuch, qué linda está hoy mi xunita; míralo hasta más negro está su pelo. ¡Machis, qué buenas tortías!
RAMONA: Atios, ¡por qué estará hoy tan pasteleador mi hkaz loco hijo! ¡Quién sabe qué hiciste en la calle!
CHETO: Por Dios santo que no bajé almendras.
RAMONA: Quién sabe, el sábado que fuiste a la doctrina, le rajaste su cabeza de su hijo del presidente.
CHETO: Aistá y para qué me mandan también a la doctrina.
PASTORITA: ¡No seas hereje Cheto!
CHETO: ¡Cuándo, cómo voy a ser hereje como dice Pastora, si yo creo en Dios Padre Todopoderoso para que me libre de todo mal…!
RAMONA: Machis, masi te fuiste a confesar.
CHETO: No, pero aquí traigo mi boleta de bautizo. (Le da la calificación)
RAMONA: Ah, ¿tu calificación? toma hija (A PASTORA) lee su calificación de este chan «hernio», no tengo aquí mis espejuelos de tu papá.
PASTORITA: (La toma) Eh, mamá, si estaban en su urna de San Gerónimo,
RAMONA: Si, pero ya no están.
CHETO: Claro, pues no te acuerdas que tío Anselmo los vino a prestar porque su papá de mi tía tiene xooyes?
PASTORITA: (Con la calificación) Huela mecha, estas sus letras del maistro no las entiendo. «Lengua: Mal, Mal».
RAMONA: ¿Cómo Lengua mal?
PASTORITA: Ah, creo que es natural. Aritmética y Geometría: Mal. Con-Int-de la Na maatin natic, pero mal. Geografía e Historia. Mal. Conducta. Mala. Pues aistá, ya te diste gusto oyendo sus calificaciones.
RAMONA: (Se levanta furiosa.) ¡Es posible, con que era eso el xnuc pastel que me traía este sirvergüenzo! Pérate retobado, hoy te ajusto las cuentas. (Se quita la chancleta y persigue a CHETO que corre por toda la casa llorando, cuando entran el PROFESOR Y DOSIO)
TEODOSIO: Buenos días, ¿se puede pasar? (Desde la puerta)
RAMONA: (Turbada) Buenos días profesor, adelante, jach llegan ustedes a la hora del almuerzo.
TEODOSIO: Profesor, le presento a mi mamá.
PROFESOR: Tanto gusto Doña Ramona,
RAMONA: Igualmente señor profesor. Ramona Canul, pero de los Canules de Buctzotz a tus órdenes; mi hija Pastorita también a sus órdenes. (PASTORITA saluda)
PASTORITA: Pastora Chulim Canul, servidora de usted.
RAMONA: Pero siéntese usted Profesor ¿quiere usted hamaca o banquillo?
TEODOSIO: Aquí tiene usted silla, Profesor. (Se la ofrece.)
CHETO: ¡Cuidado, esa silla no es de nosotros!
RAMONA: ¡Cállate chiquito!
PASTORITA: Eh y ¿de quién más va a ser?
CHETO: No lo sé; sólo sé que el sábado cuando se fue papá al circo, cuando acabó la función vio el anuncio que decía: «favor de llevar su silla» y cuando vino la trajo.
RAMONA: ¡Chistoso que eres!
TEODOSIO: Bueno mamá, acá el profesor viene a tratar con ustedes un asunto importante, así es que escúchalo para que le expliques a papá cuando llegue.
PROFESOR: Sí, Doña Ramona, vengo a tratarle de un asunto serio e interesante.
RAMONA: (Con mucha atención.) Ta bueno, pero creo que es mejor que esperen al viejo, porque, por Dios Santo, no tenemos ganados, sólo ese pobre castaño que lleva el viejo a la milpa.
TEODOSIO: No mamá, es cosa muy distinta.
RAMONA: Ah ¿y de qué se trata entonces?
PROFESOR: Pues verá usted: el señor Inspector trajo un gran premio para el mejor alumno de la escuela y ese premio es nada menos que un pase libre para ir a una excursión a Mérida y a las Ruinas de Chichén.
RAMONA: Ajá ¿y qué tengo que ver con eso?
PROFESOR: Que como acá el agraciado fué su hijo Dosio, creo de mi deber venir a participárselos. Señora, debe usted sentirse orgullosa (En este momento CHETO, por descuido, se ha sentado sobre el comal y pega de gritos. Todos se alarman) teniendo un hijo como éste, tan estudioso.
RAMONA: (Con mucha satisfacción) Ajá, con que este mi chan xibi pal tiene su habilidad y parece un maa ool. (Lo abraza).
TEODOSIO: Mamacita, yo no hice más que cumplir con mi deber.
RAMONA: Vivo retrato de su difunto tío Erótido, ese sí que era más chévere. Istá, desde que murió ya nadie más volvió a tocar la serafina.
PASTORITA: Ah mamá, si tío Erótido no tocaba la serafina.
RAMONA: Ahh, pero él la componía. Anda a darle su bebida a la lechona que hace rato que está llorando. (Mutis PASTORITA.)
PROFESOR: Como el pasaje es para toda la familia, quiero saber si están ustedes en disposición de ir y cuándo podrían hacer viaje.
RAMONA: Ea lakíto, yo por de mi parte, me canso de no ir, pero el viejo quién sabe si acepta.
PROFESOR: ¿Y por qué no ha de aceptar, Doña Ramona?
RAMONA: Porque con eso de que está cuidando la milpa el pobrecito. (Cheto, anda a llevar ese colador de frijol en casa de tu tía. Cuando vuelvas te doy tu limpia.)
CHETO: (Lloriqueando toma el colador del banco de moler) Maare, qué buena memoria tienes; sí voy pero cuando yo vuelva y me quieres dar mi limpia, ya verás… (Mutis CHETO.)
RAMONA: ¿Dónde estaba yo, señor profesor?
PROFESOR: En la milpa.
RAMONA: Ah, es verdad, pobrecito tiene que cuidar sus elotes; figúrate mucho más con eso de que todo el maíz que se produce lo recoge ese señor que le dice el Mono.
PROFESOR: ¿El señor Mono?
RAMONA: Sí señor, uno que le dicen el Mono Bolio que es el que acapara todo el maíz.
PROFESOR: ¿El Mono Bolio? Pues no lo conozco.
TEODOSIO: No, mamacita, será el monopolio.
RAMONA: Bueno, yo no sé que mono será.
TEODOSIO: Por allí viene mi papá.
RAMONA: Qué casualidad, allí viene el viejo, que hablen con él, yo doy mi voto.
HONORIO: (Llegando de la milpa, entra sin reparar. Se quita el zabucán, la coa, el machete y otros implementos que traerá; se limpia el sudor) ¡Uf, pa su mecha, cuidao que hace calor y está fuerte el sol, hasta mi vista está negro! Oye Dosio, lleva al castaño debajo del tamarindo y le das agua. (Reparando.) Hola chan maistro ¿qué novedades te traen por acá hombre?
PROFESOR: Ya lo he explicado a dona Ramona y ella te lo puede explicar.
RAMONA: Si, hombre, que chan Dosio, tu hijo sacó su primer premio en la escuela y que su premio es un pase libre para un paseo de excursión en Mérida y las Ruinas de Chichén, todo gratis.
HONORIO: Está bueno, prepara su ropa y que se vaya.
PROFESOR: Es que el gobierno desea que sea agraciada toda la familia.
HONORIO: Ja, ¿hasta yo? No chan maistro, ni lo piensen.
RAMONA: Es que no has entendido viejo.
TEODOSIO: Explíquele mejor profesor.
HONORIO: No chan maistro, no necesito que me lo expliquen; conozco ese negocio: nos llevan y todo es que lleguemos a Mérida, nos dejan en el Mejorada o en el Plaza Grande y no sabemos a dónde ir, ni dónde dormir, ni dónde… Cada vez que me acuerdo cuando nos llevaron para la llegada del Presidente.
RAMONA: Sí, boxito, tiene razón el viejo; después que nos dijeron que todo era gratis, aistá, ni vimos al presidente, ni olimos el chocolomo, contrabajo oímos los voladores.
HONORIO: Y eso porque le cayó a ésta un chilib en la cabeza y le hizo un chuchuluco. Bueno ¿y usted va con nosotros?
PROFESOR: No don Honorio.
HONORIO: Ah, entonces así menos, que ni lo sueñen.
TEODOSIO: Sí profesor, vamos.
RAMONA: Dele usted gusto a chan Dosio que es su alumno que tanto lo quiere.
HONORIO: Pues si Profe. Resuélvase usted ya que le sentará tanto bien este paseito pues me parece que hace muchos años que está usted encerrado en este xlá pueblo, además que debe usted tener allá en el Mérida sus parientes ¡ombé! Y querrán verte.
PROFESOR: (Compungido.) No, don Honorio; ya de Mérida no me quedan más que recuerdos.
TEODOSIO: ¿Tristes, maestro?
PROFESOR: Desde que mi santa y abnegada mujer me dejó yendo a ocupar un lugar en el seno de Dios, resolví abandonar Mérida, MÉRIDA DE MIS RECUERDOS; y me vine a refugiar en este sitio, y esto hace tantos años…
HONORIO: Bueno, pues Profe, resuélvase usted y a lo macho: si usted va, voy también.
PROFESOR: Bueno, pues por tratarse de ustedes iré. (Se levanta.) Así es que prepárense que yo voy a hacer lo mismo. (Se despide de todos y mutis.)
HONORIO: Ahora que se comprometieron ustedes que se preparen; tú Ramona pon mucho nixtamal para que hagan siquiera dos docenas de pimpimhuahes, tú Pastorita, plancha mi pantalón número cien.
PASTORITA: ¿Cuál? Si sólo tienes uno.
HONORIO: Pues ese.
PASTORITA: Como me dices número cien…
HONORIO: Me refiero al dril, bruta, no es que tengo cien pantalones; y tú Dosio ve al mercado a comprar siquiera dos kilos de salao, va ser cosa larga ésta.
TEODOSIO: ¿Y para qué queremos salado si en Mérida hay fondas, papacito?
RAMONA: Dice bien tu papá, después vamos a una fonda, nos dan carne de lata y yo tengo muy suave el vientre. (Se le pega muy melosa a HONORIO) ¿Estás contento Honorio?
HONORIO: (Aquiétate, no ves que está aquí la chiquita, no le despiertes su malicia.) Si Ramona, vamos a pasear gratis, gracias al talento de nuestro hijo; y tú Pastorita ¿estás contenta? (Se acerca a acariciarla.)
PASTORITA: Si, aunque no tanto como mi hermano Dosio.
HONORIO: No hija, pero si tú también eres muy buena, jamás nos has dado ni un disgusto.
RAMONA: Eso sí, box, es tan buena la pobrecita que ni novio tiene. (Maliciosa)
HONORIO: Eso digo, en esta casa no hay más que tranquilidad, pura tranquilidad.
CHETO: (En este momento entra corriendo y encarándose con PASTORITA, a grandes voces) ¡Pastora! ¡Pastora! ¡Dice Ismail que si te vas dentro de Mérida y en las Ruinas, que le devuelvas sus cartas y su anío…!
PASTORITA: (Procurando disimular) ¡Cállate chiquito!
HONORIO: (Molestísimo.) ¡Queeé! ¡De esa tenemos! ¿Y quién es ese indigesto que quiere venir a mandar en mi casa!? ¡Ahorita, ahorita lo liquido! (Toma una raja de leña y sale precipitadamente.)
RAMONA: ¡Con que de esa tenemos no! ¡Eso nomás faltaba, que un desgraciao nos venga a aguar el viaje! ¡Ahorita, ahorita lo liquidamos! (Toma el molinillo del batidor y desde la puerta apunta y lo lanza, oyéndose un golpe seco. Ella entra muy satisfecha.) ¡Le pegué! ¡Buena punterilla!
HONORIO: (Casi al momento entra chorreando en sangre con una gran herida en la frente. Todos lo rodean lamentando el caso, cuando cae el…)
Telón
Compilación de Fernando Muñoz Castillo
Continuará la próxima semana…