Colonia Yucatán
Don Vicente Ariel López Domínguez continuó recordando a compañeros que se fueron de Colonia Yucatán cuando cerró la fábrica debido a la huelga. Algunos se fueron a Chiapas, otros a Mérida, pero él decidió quedarse permanentemente en ese municipio.
¡Juum! Ahora ya no es lo mismo, reflexiona el papá de Avito a una pregunta. Ya la muchachada no es como antes, como que todo se desbordó, comenta serio. Cuando ustedes estaban estudiando la secundaria acá, la empresa les daba chance de trabajar a los hijos de los trabajadores para juntar unos centavos y ver dónde podían seguir estudiando, porque sólo había hasta la secundaria: o te ibas a Tizimín o a Mérida, y todos teníamos varios hijos. En eso la empresa nos ayudaba, les daban primer y tercer turnos a ustedes para que se ayuden en la escuela, recuerda el esposo de doña Dorita que, dicho sea de paso, también se “sobó” el lomo, tal vez con más ahínco que su marido, haciendo todo tipo de ventas para sacar adelante a sus hijos.
Él no lo menciona pero, en una ocasión, se peleó con un vecino y decidió vender la casa que habitábamos en la esquina del campo, frente a la familia de Manuel Pérez. Nerio Uc la compró y con el dinero de la venta compró la casa de doña Irma Polanco, la mamá del Padre Luis, frente a la casa de doña Dorita Contreras, que al final tuvo que vendérsela a don Armando Cosío para que nosotros viniéramos a estudiar a Mérida. Durante mucho tiempo se quedó solo a vivir en la Colonia, pasando sacrificios para mantenerse y mandarnos dinero para la renta, comida, libros, etcétera.
Igual se apoyó vendiendo Pepsi Cola en la fábrica que René Álvarez le autorizó cuando el Huach era el concesionario del refresco en la Colonia, además de alto funcionario de la empresa.
No me puedo olvidar del Dr. Daniel Ríos Mac Beth, abunda don Ariel, ya más serio y enfático. Tenía el doctor un carácter muy recio, algo difícil, pero una eminencia como médico; él salvó a tu mamá de que le amputaran un pie. Creo que todos los que vivimos en la Colonia tenemos algo o, mejor dicho, mucho que agradecerle al doctor Ríos, afirma el que ahora goza de una jubilación que apenas le alcanza para lo más indispensable, como a todos los que trabajaron y dejaron su vida en la empresa “Maderera del Trópico”.
Ahora, por las tardes sale a la puerta de su casa, esperando la visita de sus amigos. Los que más lo frecuentan son don Víctor Cetina y Julio Berzunza; pasan largo rato todas las tardes, conversando quizá de lo mismo, recordando viejas y frescas anécdotas y tomando fresco en la puerta de la casa que habitaran don Nacho Medina y su esposa doña Sebita.
Seguro al hablar y serio en sus respuestas, se le nota tranquilo, sereno, satisfecho por el deber cumplido (¡y vaya que ha cumplido cabalmente!) al ver reunidos a sus hijos con sus respectivas familias cada vez que hay un puente escolar, vacaciones o vienen a la Colonia a festejar algún cumpleaños.
Este próximo 3 de marzo, me dice con orgullo el compadre de Elviro Dzul, mi padrino de bautizo, vamos a cumplir nuestro 54 aniversario de casados. Ya le dije a tu mamá que prepare una comida para ese día, pero una comida buena, como sólo ella sabe hacerlo, finaliza el papá de Pavo quien junto con doña Dorita tiene 16 nietos y cuatro bisnietos, más los que nos mande Dios…
De las enfermedades o achaques que padece no menciona absolutamente nada, simplemente lo enfrenta con estoicismo.
(*) El 15 de septiembre de 2018, don Ariel se reunió con sus hermanos Humberto, Ubaldo, José y Felícitas en la casa del Señor.
L.C.C. ARIEL LÓPEZ TEJERO
Excelente colofón para terminar el año!!!!!
Muchas felicidades Lic. Ariel López Tejero que el 2023 sea fructífero en lindas anécdotas!!!