XXVI
RUY JAVIER ESPINOSA AYORA
(1939 – 2004)
Maestro Distinguido 2004
«Los hombres sólo dejan de existir cuando pasan al olvido en la mente de sus amigos y familiares; pero siempre van a vivir entre nosotros aquellos que con sus obras y acciones se distinguieron por su trabajo en la sociedad.»1 Estas son las palabras de reconocimiento a un profesor que dedicó su vida a la enseñanza de la historia en la Escuela Normal de Educación Preescolar (ENEP).
El maestro Ruy Javier Espinosa Ayora se distinguió por la gran calidad humana que demostró a lo largo de su trayectoria. Tenía la capacidad de acercarse, comprender y entender las necesidades e intereses de cada uno de sus alumnos y compañeros docentes, sin menoscabo de la eficiencia en el aprovechamiento escolar o el rendimiento laboral. Gran apasionado de la lectura y en búsqueda constante de los avances de la investigación educativa, comulgó con las teorías que hablaban de la disposición emocional y actitudinal del aprendiz como elemento previo al aprendizaje, pues en la práctica cotidiana lo había intuido y experimentado.
Nació el 4 de marzo de 1939 en el municipio de Oxkutzcab, al sur del estado de Yucatán. Su padre don José Andrés Espinosa Colonia y su madre doña María Cristina Ayora Romero eran conocidos en la región, toda vez que el primero también fue profesor, al igual que sus cinco hijos. La decisión de ser maestro se debió en parte a su padre, quien ejerció la profesión por más de 60 años. El maestro José Andrés trabajó toda su vida en el aula, impartiendo clases en una primaria en el turno matutino y vespertino, aun cuando ya había cumplido 96 años de edad.
Por su parte, el profesor Ruy Javier inició sus estudios en la Primaria Jacinto Canek de su pueblo natal. Al concluir el nivel básico, a la edad de 11 años, se trasladó en compañía de su madre a la ciudad de Mérida, matriculándose en la Secundaria Federal núm. 2 para hijos de los trabajadores. Siendo el plantel un internado, su madre, preocupada por su hijo recién llegado de Oxkutzcab, pequeño de estatura y de complexión delgada, quedó de común acuerdo con un niño de mayor edad para que cuidara de él.
Al terminar la secundaria, en 1954, continuó sus estudios en la Escuela Preparatoria de la Universidad Nacional del Sureste y luego en la Facultad de Medicina. La cercanía con el sufrimiento humano hizo mella en su estado anímico, obstaculizando la objetividad necesaria para atender una situación de emergencia. Por tal motivo, en 1958, después de dos años, dejó los estudios. Posteriormente cursó la Licenciatura en Historia en la Escuela Normal Superior de Yucatán (ENSY), graduándose en 1978. Los saberes y las experiencias adquiridas en la universidad y en la Normal se conjugaron para abrir paso a una práctica pedagógica diferente.
Contrajo matrimonio con la señorita Genny Liduvina Espinosa Durán el 28 de febrero de 1964, con quien tuvo cinco hijos: Andrés, Karina, Erik, Elmer y Alexander. Desde el inicio de su matrimonio se trasladó con su familia a Oxkutzcab, donde fue nombrado director administrativo del recién creado Centro de Salud. En 1963 fue director fundador del Centro de Educación Extraescolar, director de la biblioteca y responsable del Centro de Alfabetización. Al cabo de un año fue contratado como catedrático de la Secundaria Estatal de Tekax con 40 horas a la semana; tuvo a su cargo la cátedra de Historia de México.
Por las mañanas asistía al Centro de Salud y por las tardes impartía clases en el vecino poblado.
Fue nombrado secretario prefecto de la secundaria y, en 1966, subdirector de la misma. Se trasladó con su familia a Tekax, donde se desempeñó como miembro del patronato fundador de la Preparatoria Regional del Sur, catedrático fundador de la Preparatoria Regional y secretario de relaciones de dicho plantel.
El profesor Ruy fue reconocido y apreciado. Era un hombre muy activo en las festividades cívicas y lúdicas; siempre contaba con una obra de teatro para escenificar, para lo cual recurría a sus compañeros docentes que interpretaban los personajes. En Tekax formó parte de la directiva fundadora del Club de Leones y fue presidente del mismo en varios periodos.
Siempre estaba pendiente de su familia. A sus hijos les enseñaba los dones de la naturaleza y el amor a su tierra yucateca. La familia se iba de paseo para conocer lugares y tradiciones como Tekax, la Ermita, quintas, grutas, fiestas patronales y corridas de toros. Sus hijos lo recuerdan como una persona amorosa, siempre dispuesto a ayudar y a acompañarlos después de su trabajo en sus diversas actividades artísticas y deportivas.
Por su militancia en la Sección 57 del Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación (SNTE) fue comisionado para desempeñar un puesto administrativo. Sin dejar la docencia y trasladando su residencia a Mérida, impartió clases de historia en la Secundaria Luis Álvarez Barret. En 1974 fue subdirector y catedrático fundador de la Escuela Nocturna núm. 10.
Entre los cargos desempeñados en el SNTE se encuentran el de secretario de trabajo y conflictos y secretario general de la Delegación D-II-10 Sección 57 en Tekax (1965). En Mérida fue delegado en congresos ordinarios y extraordinarios, secretario de relaciones del Comité Ejecutivo, secretario de la Academia de la Cultura, secretario de trabajo y conflictos de educación media superior y superior del Comité Ejecutivo, miembro de la Comisión Estatal SEP-SNTE de educación media superior y superior, secretario general de la Delegación D-III-5, secretario del Patronato Médico y secretario general de la Delegación D-II-36 Sección 57, todos ellos en un periodo de más de 15 años de militancia.
Al ser creada la Escuela Normal de Educación Preescolar en octubre de 1973, siendo director el maestro Carlos Arana Méndez, el profesor Ruy formó parte de la plantilla de profesores fundadores, iniciando una loable labor educativa en beneficio de las jovencitas que optaron por el camino de la formación educativa. El profesor trasladó su domicilio a las cercanías de la escuela, en la colonia Alemán. En la Normal Preescolar fue director interino, subdirector y catedrático de historia de la cultura I, II, III y IV y artes plásticas del área de artísticas, en la cual se distinguió por el dominio de varias técnicas y sus dotes como dibujante y caricaturista.
En compañía de los profesores Carlos Arana y Azael Cáceres organizó un cuadro cultural en el que los profesores escribían y representaban las obras de teatro para que las alumnas de la Normal participaran durante los festivales. Cada maestro aportaba su conocimiento para que ellas aprendieran a expresarse por medio de las bellas artes, generalmente con base en cuentos adaptados o de crítica social.
El profesor Ruy siempre se distinguió por su entusiasmo y compromiso en las actividades extraescolares en donde la Normal Preescolar participaba, como era el caso del Carnaval: las alumnas desfilaban en el derrotero y el maestro agregaba personajes que le dieran realce al cuadro escénico, incluyendo a sus propios hijos, quienes participaron en muchas ocasiones con trajes confeccionados por la señora Liduvina. Todavía se recuerda la ocasión en que éstos participaron ataviados de buzo, rana, bañista y sirena.
El profesor Ruy disfrutaba pasar el tiempo con sus nietos asistiendo, como lo hizo con sus hijos, a sus festivales. También fue un buen orador que supo transmitir ese don a una de sus nietas. Al tener buena memoria y gusto por la historia de la región yucateca, investigaba acerca de maestros destacados y transmitía estos conocimientos a las y personas que lo solicitaran. Ávido lector, gustaba de la historia regional y nacional, las mitologías griega y romana, las culturas antiguas y los episodios de la Segunda Guerra Mundial. De igual manera, tenía un gusto particular por el cine, al grado de adquirir una enciclopedia del séptimo arte, y por la música, por lo que adquirió numerosos LP’s y casettes de diversos géneros musicales.
En la Normal Preescolar fue muy querido por las alumnas que lo veían como protector, asesor y mentor. Con una memoria excepcional recordaba los nombres de la mayoría de las alumnas y exalumnas del plantel. En septiembre de 2003, con 30 años de servicio educativo, obtuvo su jubilación. Para entonces una grave dolencia le fue minando el organismo, y aún con el deseo de continuar viviendo para educar, falleció arropado por el amor de su familia tan solo unos meses antes de recibir el reconocimiento de Maestro Distinguido en 2004.
El evento se llevó a cabo en la Plaza del Maestro de la Unidad Habitacional Cordemex, donde fue develada la placa correspondiente ante la presencia de las autoridades estatales y educativas, así como maestros y alumnos de la Normal Preescolar. En emotivo discurso, su nieta Zacil Andrea Espinosa López realizó una semblanza del homenajeado. La directora de la Normal, educadora Edith Soberanis Arjona, y la plantilla de maestros de la escuela fueron quienes propusieron al profesor para tan digno reconocimiento. En el municipio de Tekit un Jardín de niños lleva el nombre de tan querido y admirado maestro. Alumnas de varias generaciones lo nombraron padrino de sus respectivas graduaciones. Él tuvo la satisfacción de asistir como invitado de honor a las cenas de gala con motivo de los 25 y 30 aniversarios de alumnas graduadas. El profesor Ruy Javier Espinosa Ayora hizo de la docencia una vocación e imprimió en su trabajo cotidiano los valores que enaltecen al ser humano, presentes en cada uno de sus alumnos. Dejó huella permanente en la memoria y el corazón de quienes tuvieron el privilegio de conocerlo. Las educadoras que estudiaron con él guardan gratos recuerdos; siempre surge en sus reuniones un motivo de agradecimiento por haberles enseñado y auxiliado en sus estudios dentro y fuera del aula.
______________________________________________________
1 Ceremonia de entrega del Reconocimiento Maestro Distinguido del Año, en Diario de Yucatán, 16 de mayo de 2004.
Marion Guadalupe Garrido May
Continuará la próxima semana…