In Memoriam
“Gran poeta de una generación trascendente universitaria”
ALFONSO HIRAM GARCÍA ACOSTA
La obra poética de Luis Felipe Ortiz Martínez, uno de nuestros compañeros estudiantiles de la secundaria “Cisneros Cámara” y del Bachillerato en Ciencias en la Universidad Nacional del Sureste, fundador de la Asociación Periodística Estudiantil Yucateca, me vino a la mente.
Ausente él, contamos con su familia en un homenaje póstumo organizado por el “Ateneo del Mayab” en el Consejo Universitario del Edificio Central de la ahora Universidad Autónoma de Yucatán. Luis Alvarado Alonzo, en un alarde de organización, logró que escucháramos la voz de Luis Felipe Ortiz Martínez declamando parte de su obra -en grabaciones en cinta, lo que me erizó la piel. A Luis Felipe “El Oso”, como lo apodamos familiarmente, le escuchábamos declamar su obra en ocasiones con un tarro de cerveza o una taza de café en el Café “Peón Contreras” o en la “Casa del Viajero”, acompañado de Adonay Cetina, Luis Alvarado, Roberto Peniche, Carlos Duarte hijo y el que escribe. Era colaborador del Suplemento Cultural “Diálogo” del Diario del Sureste, con crónicas o poemas. Hacíamos tertulias culturales en la administración del Diario con Luis Alvarado Alonzo, cuando era Luis su administrador general.
Encontré una semblanza escrita con propiedad y elegancia literaria de Luis Alvarado que merece reproducirse en honor y homenaje de este hermano nuestro que brilló con sus poemas y partió antes que nosotros.
“Luis Felipe Ortiz Martínez fue, con su presencia vital entre nosotros desde la década de los cincuentas del siglo anterior, una bujía constante del movimiento de conciencias de una generación universitaria en Yucatán.”
“Combatiente social de pensamiento claro y avanzado, luchador de ideas justicieras, orador encendido en los debates, y creador de poemas que mueven la idea y el sentimiento, fue un compañero fiel, vertical y honesto. Un hombre humilde con una voz fuerte, impactante, que convencía y vencía.
“La Universidad de Yucatán fue, por esa época, foro de controversias ideológicas entre fuerzas retardatarias, añorantes siempre de un retorno al pasado, y jóvenes imbuidos del espíritu renovador del creador del Alma Mater: Felipe Carrillo Puerto. Nuestros periódicos estudiantiles, y los círculos culturales formados por cuadros juveniles, competían en eventos que llegaban con su trascendencia a municipios donde eran favorablemente recibidos.
“Grandes temáticas se trataron en esos tiempos en un contexto formador de liderazgos auténticos. En nuestra generación, los jóvenes se formaban y aprendían de grandes y esforzados maestros, así como de yucatecos ilustres de la época. Tuvimos catedráticos entregados heroicamente a su misión. Nos fue posible tener y mantener contacto con grandes personajes de la cultura. De ahí surgieron líderes juveniles con mente abierta para el servicio público a la comunidad, no al suyo propio, como indiscutiblemente lo fue el que, como gobernante de Yucatán, otorgó la autonomía a la Universidad de Yucatán.
Al joven poeta Luis Ortiz Martínez tocó convivir en ese ambiente de actividad y movimiento plenos, de expresión libre, de luchas abiertas a todo lo que significase la construcción de una sociedad y un Estado más justos para todos. Por ello sus versos, como su voz, vibran con energía, impactan con mensajes. Sus reflexiones son mezcla de vivencias, observaciones de un mundo insensible, momentos que impactaron su vida, sentimientos que dejaron marcas indelebles en su mente y su corazón. Fue dadivoso en su contagiosa alegría, amable y servicial en su trato, esmerado en su trabajo, características que remarcaron su calidad de hombre bueno y amigo perdurable, aun en estos años impregnados de nostalgia por su ausencia.
“Dejar constancia de él con esta muestra poética, en una era de valores escasos, relaciones efímeras, comunicaciones veloces, tecnologías para expresar ideas volátiles es, para quienes disfrutamos el privilegio de su cercanía y amistad, un compromiso histórico. Luis Ortiz Martínez será, por siempre, memoria viva de una juventud universitaria, de una generación a la que dignificó con sus convicciones y enalteció con su trabajo literario, muestra y expresión del anhelo compartido de un mundo y una sociedad mejores para todos. En nuestra generación, su imagen, voz firme e ideas generosas, estarán siempre entre nosotros.”
No puede haber una mejor descripción del “Oso” Ortiz que la de Luis Alvarado al transportarnos a nuestras luchas de pensamiento y obra. Ortiz Martínez nos dejó trabajos literarios y poemas masónicos de gran belleza, impregnados de simbología masónica, y eso nos unió más que nuestro paso universitario, pues adoptamos una filosofía simbólica y general en los talleres masónicos en que nos presentamos.
Luis Alvarado lo calificó como un luchador social con una vida personal difícil. Recuerdo que la primera Flor Natural ganada por su poesía a nivel nacional, en Acapulco, Guerrero, la recibió su hijo, pues falleció días antes de que llegara la distinción.
No es solo es nuestra apreciación como compañero, también el escritor Carlos Moreno Medina escribió sobre él:
“Mucha satisfacción nos causa que, por conducto del Lic. Guido Espadas Medina, el grupo denominado “Yucatán en Acapulco” haya invitado al declamador Luis Ortiz Martínez para que dé un recital poético en el histórico y bello puerto guerrerense. Cabe tal satisfacción por tratarse de quien se trata, merecedor de esta y mayores distinciones. Decimos esto, apoyados por el general conocimiento que en nuestro familiar medio provinciano tenemos de dicho poliédrico personal. En efecto, Luis Ortiz Martínez trabajaba en el Seguro Social como orientador en Oratoria y Declamación; en sus horas libres que le permite tal empleo, escuchamos su voz inconfundible a través de Radio-Felicidad donde también trabaja; y, cuando se le aparece cualquier resquicio y oportunidad, declama poemas suyos o ajenos. Su modestia es ejemplar, y en él se destacan su temperamento y sensibilidad artística. Hacia la poesía guarda el respeto personal que va levantando en la búsqueda para sus futuros libros. No obstante, la señal y acento de su tiempo, que lógicamente lo constriñe y enamora, piensa que hay que partir y volver de vez en cuando a los caminos clásicos; por eso nos dice: “Soy el verbo y en letra quieto, / me gusta lo moderno, estar al día/ mas cambié el tono de mi alegoría/ y preferí el dibujo del soneto.” Luis Ortiz Martínez tiene un libro en preparación cuyo original ya hemos leído; lo intitula: “Soneto en los Infiernos del Parnaso”. En realidad, va a ser una especie de antología poética o una prosa de la poesía mexicana… Le deseamos todo género de éxitos positivos a Luis Ortiz Martínez en este viaje inicial de sus pasos en terreno poético-declamatorio; que las gentes de Acapulco conozcan su sentir revolucionario en las secuelas a “Los Niños del Vietnam”, “El Cósmico Eremita” y “A Felipe Carrillo Puerto”.
Es Luis “el Oso” Ortiz uno de los grandes poetas y declamadores de nuestra época estudiantil. Su poema “Ven, viajero, a Yucatán” se declama semanalmente en las serenatas de Santa Lucía, es un mensaje poético de una generación. Gracias. Abur.
La vida nocturna en Mérida en sus serenatas del Parque de Santa Lucía en el corazón de la ciudad, donde la trova de Yucatán, sus bailes y declamación del poema de Luis Ortiz Martínez “Ven, viajero, a Yucatán.”