Ante el Micrófono
ALFONSO HIRAM GARCÍA ACOSTA
Me llamó la atención el artículo publicado en la edición 359 del Diario del Sureste con fecha 1 de octubre. Escrito por Luis Miguel Izquierdo Rubio, dice muy bien: “Hoy cualquier persona puede estar frente a un micrófono, tenga o no la experiencia debida”. Bien dicho: hoy no se pide cultura, dicción, sensibilidad y claridad vocal; son hombres consola que ponen anuncios pregrabados, ponedores de música grabada. Cuando toman el micrófono para hacer comunicación, su lenguaje es tan pobre, como los dueños de las emisoras, salvo algunas que se pierden entre tanta mediocridad.
El artículo antes citado nos habla de algunos locutores de los años cincuenta que destacaron como locutores radiales: Arturo de Córdova, Manuel López Ochoa, María Lucila Beltrán Ruiz (Lola Beltrán), Germán Genaro Cipriano Gómez Valdés (Tin Tan). Luis Miguel Izquierdo, con lujo de detalles, identifica a estos comediantes, cantantes y a otros más como ejemplo del tamiz que había que superar para estar detrás de un micrófono.
Gracias por recordárnoslo.
Continúo sobre los locutores de antaño, aquellos que nacieron con la radio en México, en la XZEB, la más antigua (la B Grande de México); en la XEW, La Voz de América Latina desde México, el trampolín artístico de América Latina, con Emilio Azcárraga Milmo, como pionero visionario; y en la XEQ, que trasmitía desde José María Marroquin 36, a unos pasos de la Alameda Central.
Mi vida estuvo ligada al micrófono por mi padre, Alfonso García Peniche, quién estuvo en el staff de trabajo de Don Neguib Simón. La amistad de este con Emilio Azcárraga dieron la oportunidad a mi padre, después de algunas pruebas, para conducir programas y hacer anuncios comerciales, como el de Pepsi Cola: “No se haga bolas con tantas colas… ahora tome Pepsi Cola”, su primer jingle radial.
Mi padre fue egresado de la primera generación del Ateneo Peninsular de Yucatán, junto con Gustavo Gío, Gustavo Ancona, Manuel Fernández Trava, y Carlos Echeverría, graduados como Declamadores y Actores en 1926. De todos, solo Fernández Trava dejó huella en el terruño por la senda del teatro como actor y director teatral; los demás tuvieron otras carreras: Gustavo Ancona fue un exitoso abogado en el D. F; Gustavo Gío, Contador privado, por la época, y Carlos Echeverría en Nueva York, todos supieron hacer gala de conocimientos culturales.
Aunque nací en febrero de 1936 en la Casa Morisca de la Ciudad de Mérida, a los 26 día de nacido mis padres me llevaron al D. F. Ahí conocí las cabinas de trabajo, los escenarios de la XEW y la XEB, que trasmitían en vivo y con público sus mejores programas. Durante una década estuve rodeado de locutores, artistas y compositores destacados de México e internacionales ya que los sábados en nuestra casa se celebraban reuniones bohemias. Muchos de los asistentes eran yucatecos que triunfaban en la megalópolis mexicana, abriendo nuevos horizontes.
El Día de Locutor lo instituyó en 1957 Fernando Neri; siendo el Presidente Adolfo López Mateos en los años 60 quien lo declara como Festividad Nacional.
El 16 de junio de 1923, se inauguró la Primera Feria Internacional de la Radio, promovida por la Liga Central Mexicana de Radio, para mostrar al público los beneficios de una industria naciente. Como actividad promocional, la Compañía Cigarrera del Buen Tono, S. A., lanzó a la venta una marca de cigarrillos “Radio” y durante ese mismo mes, iniciaron las transmisiones de prueba de la Estación Radiotelefónica del Buen Tono (CYB).
El 14 de septiembre de 1923 se llevó cabo la primera transmisión en forma, consistente en la narrativa de la pelea sostenida por los boxeadores Luis Ángel Firpo “El toro de las pampas” y Jack Depmsey, en el Estadio Polo Grounds de Nueva York. El radioaficionado José Velasco captaba en Pachuca la señal de la emisora neoyorquina y proporcionaba los datos, que a su vez eran comentados por Enrique W. Curtiss, en los micrófonos de CYB.
El 15 de septiembre de 1923, la Estación del Buen Tono realizó su concierto inaugural, con discursos del coronel José Fernando Ramírez, el doctor Antonio Martínez Cuétara y una serie de canciones asturianas interpretadas por el Coro Astur, Manuel Pérez “Manolín” y Ramonín Rionda. También se transmitió un mensaje del rey Alfonso XIII de España a las naciones americanas, utilizándose un disco fonográfico grabado por el monarca.
En octubre de 1923, en vista del éxito obtenido, CYB decidió transmitir todos los martes, jueves y sábados, de 20:00 a 21:00 horas, bajo la dirección artística del pianista Manuel Barajas.
El primer gerente de la Radiodifusora del Buen Tono fue el ingeniero José J. Reynoso, uno de los diputados constituyentes que firmaron la Carta Magna el 5 de febrero de 1917; después, tuvo el cargo de senador en la XXVII Legislatura y posteriormente estuvo ligado a los gobiernos de Álvaro Obregón y Plutarco Elías Calles. Falleció el 17 de junio de 1945. Quien realizó el trabajo de montaje de la emisora durante 1923, fue el ingeniero José de la Herrán Pau, con la colaboración de Guillermo García Ramos.
A finales de 1923, se efectuó en CYB el primer reportaje taurino radiofónico, realizado por el anunciador Jorge Marrón –luego en la XEW, tuvo por Años el Programa del Dr. IQ- y el cronista “Curro Faroles”. Un año después, se realizó el primer control remoto taurino, desde la Plaza de Toros El Toreo (ubicado en la colonia Condesa), en el que participó Enrique Arizmendi, narrando la faena del matador Manuel Martínez “Chicuelo”.
Con estos datos podemos darnos cuenta que los locutores radiales se hicieron como la historia de radio, descubriendo una nueva industria que conquistaría Latinoamérica en esa época.
Las nominales CYB de la Emisora del Buen Tono se asignaron oficialmente en julio de 1924, durante la Conferencia Internacional de Comunicaciones celebrada en Berna (aunque existen documentos que demuestran que se utilizaron desde su inauguración en 1923). A México le correspondieron las siglas CYA a CZZ, de ahí que José J. Reynoso solicitó oficialmente dichas letras como nominales. Años después, en 1929, durante la Conferencia Internacional de Comunicaciones, celebrada en la ciudad de Washington, D. C., se le otorgaron las siglas “XEB”. Desde ese momento, han permanecido inalterables hasta nuestros días.
En 1929, la actriz Pura Córdoba formó en XEB el cuadro dramático “Eugenia Torres”, con otros destacados actores. Este trabajo sentó las bases de la radionovela en México, que constituyó uno de los conceptos más exitosos de la radio nacional. Para febrero de 1930, había 32 estaciones en todo el país; dos años después, se contabilizaban 55. En ese momento, XEB se ubicaba en los 665 kilohertz de la banda de Amplitud Modulada.
Durante los primeros años de la Emisora del Buen Tono, se crearon muchos conceptos y fórmulas que rigen hasta nuestros días el quehacer radiofónico en general. Pioneros en sus micrófonos, fueron: Jorge Marrón (el que después se convirtiera en el famoso Doctor IQ) y Enrique W. Curtiss. En el lapso de 1930 a 1940, la emisora estuvo identificada por los locutores: Humberto G. Tamayo, Joaquín Gamboa, Edmundo García, Adrián Fournier, Guillermo Núñez Keith y Oscar Pulido, entre otros.
De los anteriores Humberto G. Tamayo, destacó por sus grandes conocimientos y una memoria impecable para la improvisación, virtudes que lo llevaron a tener “El Programa de Un Solo Hombre”, una hora de narración e improvisación sin guiones en la televisión nacional. Nacido en Mérida, de Yucatán, guardo en mi archivo muchos de sus “Tamayogramas” impresos, que me regaló su hermano el Dr. Alfredo González Tamayo, y que pondré a disposición del Diario del Sureste.
Es necesario dejar constancia de la historia de la Radio en México, pues sobre la historia de la Radio en Yucatán ya hay un libro editado por el Ateneo del Mayab A. C., publicado en el Diario del Sureste, escrito por el locutor Eloy Ocampo.
En 1929, el entonces desconocido compositor Agustín Lara y su intérprete Maruca Pérez participaron en un programa radiofónico de prueba en XEB; el anunciador fue Jorge Marrón. Al terminar su actuación, como pago recibieron una polvera esmaltada y un paquete de cigarros “Canela pura”, fabricados por el Buen Tono, S. A.
De 1930 a 1940, XEB fue crisol de nuevos valores en la música y la popular y la locución. En este lapso, figuraron como intérpretes exclusivos: Margarita Romero, las Hermanas Landín (Avelina y María Luisa), el Dr. Alfonso Ortiz Tirado, Antonio Escobar, Vicente Bergmann, las hermanas Ruiz Armengol, Raquel Moreno, Dora Luz, Maruca Pérez, Wello Rivas, Carlos de Nava, Enrique Quezada, Alberto Cervantes, Jaime Nolla Reyes, Néstor Mesta Chayres, Manuel Esperón, Miguel Prado y muchos más. Entre ellos Wello Rivas y las hermanas Landín pasaron gratos momentos sabatinos en casa. Las acompañó mi madre Margarita Acosta, con su violín, mi tía abuela Felipa Acosta en el cello y Don Tránsito Conde Alcalá al piano en nuestra casa de Acerina 96 en la Colonia Estrella, noches inolvidables y mucho más.
En 1931, se presentó en XEB la compañía artística cubana de Ernesto Lecuona, integrada por Absalón Pérez, Rita Montaner, Bola de Nieve y el propio compositor. Este grupo trajo consigo una nueva fórmula para la música tropical.
En agosto de 1933, después de un exitoso programa de prueba con Ernesto Riestra y su jazz band, se creó el primer espacio musical de 60 minutos en la radio mexicana; fue transmitido de lunes a viernes con el título “Té para dos que tiempo después se denominó “Picadillo musical”. En ese año, El Buen Tono inauguró su emisora en Onda Corta, con nominales XEBT, ubicada en los 6000 kilociclos, con lo que llegó su señal a todo el mundo. Gracias a su destacada labor, artistas de la talla de Alfonso Ortiz Tirado y Miguel Prado, lograron importantes contrataciones en varios países de Sudamérica.
En 1936, el compositor puertorriqueño Rafael Hernández fue contratado para participar en los Programas Picot de XEB. El éxito de esta serie musical propició que la radiodifusora inaugurara un nuevo teatro-estudio en sus instalaciones, para dar cabida a los numerosos espectadores. En estas audiciones, destacó la trilogía artística integrada por los cantantes Margarita Romero, Wello Rivas y el propio Rafael con sus canciones y su orquesta. También coincidió con mi padre en la XEW, junto con Enrique Campos Guiraud, carmelita de cepa, pero peninsulares al fin, y Enrique campos participó conmigo con “Loa Amigos de la trova” y en Charlas de Café con sus canciones.
Entre 1942 y 1946, que la emisora del Buen Tono transmitiera dos noticiarios de gran importancia: “Noticiero Mundial” y “El oído del mundo”. Esta actividad fue reflejo del conflicto bélico en Europa, lo que provocó una competencia entre las emisoras del cuadrante para entregar la noticia más reciente. Recuerdo que se compraron franelas negras en casa -yo tenía siete años- para cubrir las ventanas por la noche, para que desapareciera la Ciudad de México, por los bombardeos nazis. Mis padres se sentaban en la sala para escuchar las noticias radiales.
En diciembre de 1944, André Duprat Pugibet, dueño de la Cigarrera del Buen Tono y de XEB, llamó al maestro Armando de Maria y Campos para la gerencia de la emisora. En ese tiempo, se retiró la actriz Pura Córdoba, quien desde 1929 manejaba el cuadro de actores “Eugenia Torres”, encargado de realizar radioteatros dominicales. Entonces, se procedió a la contratación de Virginia Fábregas, Esperanza Iris y Gloria Iturbe, destacadas actrices de la escena teatral. Esto le dio a XEB una gran oportunidad para transmitir dramatizaciones de gran calidad, a través del “Teatro del Aire”. También participaron los dramaturgos Xavier Villaurrutia y Luis G. Basurto.
En 1945, XEB creó una cadena radiofónica para la transmisión de eventos deportivos, proyecto para el que se contrató a futuros personajes de la crónica, como: Fernando Marcos, Cristino Lorenzo, Agustín González “Escopeta”, y reafirmó la presencia de Julio Sotelo, quien por su peculiar estilo narrativo tenía muchos seguidores.
En 1947, una nota aparecida en el Boletín Radiofónico, a propósito del 24° aniversario de la emisora, comentó: “[…] se ha dicho de la XEB que fue una cuna de artistas. Alumbró, en efecto, valores desconocidos, alentó a los que ya tenían notoriedad y ensanchó ante todos ellos un campo espléndido de trabajo y provecho. Muchos de los cantantes, músicos, locutores etc., que hoy han logrado ya fama merecida, a la XEB le deben, en gran parte, o en toda, la popularidad y el dinero ganados. De este modo, XEB trazó normas y señaló una escuela…”
Continuará la próxima semana…
Fuentes
XEB, nueve décadas de historia con mayúsculas – La B grande de México (imer.mx)