Inicio Perspectiva Lo Que Vi En La FILEY 2017

Lo Que Vi En La FILEY 2017

3
0

Perspectiva

Recuento_1

Lo Que Vi En La FILEY 2017

“Mantente quieto ante la móvil información cercana a ti.

Nunca pudiste forzarla en tu vida, esta decisión de romperla.

Sin esperanza no puedes iniciar la jornada.”

Without Hope You Cannot Start The Day, Yes

El fin de semana pasado tuve la oportunidad de apersonarme, acompañado de la mejor mitad de mi relación de pareja, en el siglo XXI, para visitar la FILEY. Estacionarnos nos tomó bastante tiempo, con lo que aventuramos que la asistencia al evento estaba siendo nutrida, o sea, nuestra visita iniciaba bajo buenos auspicios. Al superar la puerta principal, una muy amable muchacha de capacidades diferentes nos entregó el programa oficial, dándonos así la bienvenida al recinto.

Templetes con fotografías de la Fototeca Guerra, bustos de artistas y personajes ilustres a ambos lados, gente que hacía fila para entrar a una de las salas para asistir a la presentación que posteriormente sabría era de Juan Villoro, aglomeración de gente que estaba saliendo, todo se conjuntó para confirmarnos desde ese momento que, efectivamente, la FILEY “tiene pegue”, y que cada año es mayor.

La edición de este año 2017 de la Feria Internacional de la Lectura Yucatán presenta diferentes facetas que, a mi juicio, la han hecho aún más interesante. El acceso principal, después de librar la entrada a los cines, lo ocupa el pabellón de China y, al finalizar, una plataforma de transmisión de Telesur se ubica justo frente al acceso principal; en el pasillo perpendicular, el pabellón de Campeche y más templetes, pero estos con obras pictóricas. En el interior, como comprobaríamos posteriormente, se encontraban varios medios de comunicación que no solo cubrían los eventos asociados, sino que también generaban contenidos para sus diferentes auditorios, algo que no habíamos visto antes, y un claro signo de la trascendencia que ha adquirido este evento.

Al transponer el umbral de la puerta, y durante las siguientes dos horas – que pasaron volando –, nos sumergimos en palabras e imágenes, en obras de escritores reconocidos y de otros que aspiran a serlo, a nuestros ojos se ofrecieron una infinidad de conceptos y de opiniones trasladadas a la hoja impresa, ofrecidas a diferentes precios – desde los exorbitantes hasta los sumamente económicos – y en diversas presentaciones. Un caleidoscopio de la palabra escrita.

Y experimenté felicidad, tristeza, enojo, esperanza, euforia, decepción, amor, y muchas otras sensaciones al asomarme a los trabajos de tantos autores, con lo que ellos lograron su cometido: me hicieron sentir, me reafirmaron mi calidad de ser humano.

En particular, debo festejar la presencia de muchos jóvenes, algunos con sus padres, otros con sus amigos, todos ellos interesados en adquirir obras de aquellos autores que han capturado su atención. Aplaudí y atentamente le acerqué un ejemplar de H.P. Lovecraft a uno de ellos, ayudándolo en su búsqueda de relatos de horror primigenio. Mi pago fue escucharle decir a sus acompañantes: “Wow. Préstenme $34, que mi mamá me debe dinero y no me lo ha devuelto.” Luego lo veríamos deambular por el recinto, con su bolsa conteniendo el libro que seguramente ya estaba disfrutando sin siquiera haberlo leído.

Es en estos jóvenes, en sus deseos de adquirir cultura y conocimiento, en los que descansa la piedra de toque con la que podremos cambiar el rumbo equívoco que lleva nuestro país. Son eventos como la FILEY los que colaboran en esa labor, haciendo a un lado las politiquerías y a aquellos que se encargan de jodernos.

También fue muy satisfactorio observar que, en los salones en los que había presentaciones, el aforo estaba casi al 100%, denotando el interés en la compartición de ideas. Luego, mientras visitábamos el local del Centro de Cultura Económica, nos sorprendió observar el tamaño de la fila que se formó para que el mencionado Juan Villoro firmara alguno de sus ejemplares y se tomara una foto con el feliz poseedor de su obra. Muchos momentos felices, sin duda.

Desde esta perspectiva, aún quedan unos cuantos días para visitar no solo los pabellones, asistir a las presentaciones de los autores de algunos de esos libros que están siendo festinados, escuchar ideas, sino también para hacernos con algunos ejemplares que estén al alcance de nuestros bolsillos. Esta es una buena oportunidad de invertir en nuestro futuro, en el de nuestros hijos, en el de nuestra nación.

Porque solo así lograremos tornar esta creciente oscuridad en la claridad de un nuevo amanecer.

Gerardo Saviola

gerardo.saviola@gmail.com

DEJA UNA RESPUESTA

Por favor ingrese su comentario!
Por favor ingrese su nombre aquí

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.