Las cabañuelas es un método de predicción meteorológica utilizado en el sur de España (en el norte de España se utiliza un sistema similar llamado témporas) y en América son un conjunto de métodos tradicionales que pretenden predecir el tiempo atmosférico a largo plazo.
Es difícil establecer con exactitud los orígenes de esta tradición, pero se cree que surgió en el Zamuc, o “Fiesta de las Suertes”, del calendario babilónico, cuya versión hebrea sería la “Fiesta de los Tabernáculos”.
La palabra «cabañuelas» proviene de la festividad judaica de los Tabernáculos. En un documento de 1020 de Toledo se menciona que los judíos colgaban cien cabañuelas en su barrio en memoria de los años que pasó el pueblo judío vagando por el desierto del Sinaí. Como en esta festividad judía se realizan ritos referentes a la predicción meteorológica, el término de cabañuelas adoptó en castellano ese significado.
No en todos los puntos de la Tierra se utilizan los mismos días para realizar el pronóstico (por ejemplo en América del Sur el vaticinio se hace en el mes de enero, los hindúes lo hacen a mitad de invierno, etc.). Tampoco se ha hecho de la misma manera con el transcurrir de los tiempos y cada cultura tiene su método.
El experto en cabañuelas (en España), que suele ser por costumbre una “persona del campo” (labriego o pastor), en principio sólo recurre a la observación de los primeros 24 días de agosto de cada año para pronosticar qué tiempo será el que se disfrutará en los próximos doce meses.
En México son más complejas. De entrada, las predicciones se llevan a cabo durante todo el mes de enero. Todo comienza del 1 al 12 de ese mes, cuando se vaticina el clima que reinará de enero a diciembre; del 13 al 24 de enero viene la vuelta y se predice el tiempo de diciembre a enero. Después, a partir del 25 y hasta el 30 de enero, la mitad de cada día corresponde a un mes y la otra mitad al mes siguiente. Finalmente, el 31 se divide en doce períodos de dos horas que se asignan a cada uno de los meses. Un ejemplo: el clima de octubre se predice los días 10, de ida, y 15 de enero, de vuelta; de las 12:00 a las 23:59 horas del día 29 y de las 18:00 a las 19:59 horas del día 31.
Ahora bien, ¿qué es lo que se observa? Pues todo, es decir, si hace sol o no, si el viento sopla de este a oeste o viceversa, si se nubla y llueve o sólo se nubla; pero también cómo se comportan los animales, si los muebles crujen y hasta si alguna antigua cicatriz pica o duele. Y aunque estrictamente las cabañuelas no tienen ninguna base científica, existen estudios que dicen que esta habilidad es muy exacta debido a la honda experiencia y conocimiento que ha pasado de padres a hijos. Lo cierto es que, de basarnos en las predicciones del meteorólogo, que nunca es atinado, a entretenernos observando cómo va el clima los primeros días del año, quizá sea mejor lo segundo.
El xook k’íin, conocido también como cabañuelas, es una práctica ancestral arraigada entre los campesinos e indígenas mayas peninsulares. Tiende a mayor registro de errores en los últimos años, producto de cambios climáticos por las actividades antropogénicas como la deforestación.
Para investigadores como Fredy Poot Sosa y Bernardo Caamal Itzá, ‘la cuenta de los días’ es una práctica ancestral producto de la observación y del registro del comportamiento climático del primer mes, no como proceso de predicción como se entiende en occidente.
De acuerdo con Caamal Itzá, investigador, escritor y divulgador maya, el registro de las condiciones climáticas es fundamental para tomar precauciones en la milpa, a fin de que siembra y cosecha no sean afectadas por exceso de lluvias, sequía u otros fenómenos naturales como ciclones.
Para quienes están dedicados a la labor del campo, el hecho de saber el comportamiento del clima en los que se consideran meses lluviosos les permite estar preparados para realizar alguna actividad como el trasplante de plántulas y evitar su muerte.
Caamal Itzá señala que aún cuando la tecnología moderna ofrece esquemas que facilitan prever condiciones climáticas, es necesario que el productor se reapropie de conocimientos ancestrales producto de la observación y los aplique a sus prácticas productivas para tener un volumen mayor de alimentos.
Para el investigador Poot Sosa, las “cabañuelas” son utilizadas con frecuencia por los habitantes de la Península de Yucatán, quienes en las primeras horas del 1 de enero registran las condiciones climáticas.
Para muchos mayas, en especial los agricultores maiceros, el uso de las “cabañuelas” aún es común, particularmente en las zonas oriente y sur, donde aún creen que este mecanismo de registro del clima puede ayudarlos a tener mejores siembras o prevenir desastres.
Hasta hace unos años, los cambios observados por los productores de temporal para fijar los periodos de sequía, lluvias y heladas, entre otros fenómenos que pueden ocurrir durante el año, estaban marcados por esta cuenta y eran bastante certeros.
Rescatar esta práctica no debe ser visto sólo como un capricho o una tradición, sino como un elemento que permita a cada campesino saber cuál es el nuevo comportamiento del clima en su comunidad y establecer criterios que permitan sembrar, cultivar y cosechar en forma adecuada y eficiente.
Aún en estos días, las gentes de mayor edad en las comunidades mayas son los que llevan los registros del Xook K’íin –o registro del acontecer climático en lengua maya–. En muchas de las ocasiones, este tipo de registros se encuentra en la memoria comunitaria, y son pocas las personas que llevan sus registros por escrito.
Para Manuel Cab Ic –campesino maya con más de 60 años de edad originario de la comunidad de Tixhualatún, Peto–, la observación constante de la naturaleza es un compromiso de quienes viven y dependen de los recursos del monte, que tenían que hacer sus registros de manera cotidiana.
Para él, este tipo de registros del clima iniciaba en el mes de noviembre y, en este caso, se considera la forma en que se presentan las lluvias en los primeros días del mes de noviembre que, curiosamente, coincidía con la semana en que son conmemorados los muertos.
Estos primeros registros del clima, y su relación con los cultivos a sembrar en la milpa, debe de ser cotejado con otros acontecimientos del clima que se registren durante los días santos – señalan otros campesinos mayas–, como los relacionados a la Navidad, el 2 de febrero y el 21 de marzo. Cab Ic dijo que no los toma en cuenta.
Don Fernando Caamal, sacerdote maya originario del mismo municipio, aclaró también que, durante la observación del estado del tiempo, debe tomarse en cuenta la manera como se presentan otros fenómenos del clima, como el sereno que se registra por las mañanas frías del mes de enero.
Otros aspectos a considerar –destacan otros campesino de Saban, Quintana Roo– para la observación del clima durante el Xook K’íin, incluyen recurrir a la sal en grano, para observar la humedad en los granos de sal. Si hay mucha, “significa que será un mes de mucha lluvia” y si, por el contrario, se quedan secos y no brota la humedad, significa que habrá sequía.
Para Manuel Cab, “el registro del Xook k’íin es importante porque te permite saber qué tipo de maíz en cuanto a su ciclo productivo debes de cultivar, si es xnuk naal –ciclo grande-, o xmejen naal –ciclo corto-“. “Tener en cuenta estas cosas permite trabajar tus tierras, sobre todo en estos tiempos en que no se aprecian nuestros conocimientos. En mi particular punto de vista, tanto la de nosotros como los que salen de los equipos que dicen como harán los fríos o el calor, son fundamentales a la hora de realizar la planeación de los cultivos a realizar en nuestras milpas”.
Conclusión
Los pueblos agricultores de la antigüedad usaron su ingenio y conocimiento acumulado para intentar conocer y controlar los fenómenos de la naturaleza, para mejorar sus cultivos y para ampliar sus expectativas de siembra y cosecha. Así fue como diversas culturas le ganaron terrenos al mar, o escalaron montañas para aprovechar las humedades de las partes altas y, por qué no, observar el clima les permitió inferir el comportamiento de la meteorología anual. De ahí creemos se derivan las cabañuelas, el arte de predecir el clima.
Si bien se tiene noticias de sus orígenes babilónicos y hebreos y, por lo tanto, como antecedentes del pueblo campesino ibérico, en algún momento aglutinador de las influencias asiáticas y mediterráneas se puede interpretar que las cabañuelas o xoc k’iin, son una aportación del mundo antiguo, un injerto a nuestras culturas autóctonas americanas, con sus peculiaridades culturales y geográficas, como le corresponde a la cultura maya.
En la actualidad, la predicción del clima por este método parece un producto de la adivinación y de buscar señales en el entorno que cimienten nuestra opinión, pues se carece de registros pormenorizados escritos y por lo tanto comparativos. Todo cuanto se sabe pertenece a la memoria y al recuerdo de los viejos agricultores mayas. Pese a ello, en algunos se mantiene la vigencia de la tradición y los usos y costumbres.
La civilización maya hunde sus raíces en las culturas del mundo y extiende sus ramas como una gigantesca y mítica ceiba sobre su pueblo y sus manifestaciones en el siglo XXI.
Fuentes
http://www.mexicodesconocido.com.mx/las-cabanuelas-conocimiento-empirico-del-clima.html
http://yucatan.com.mx/merida/imprecisiones-en-las-cabanuelas-en-los-ultimos-anos
http://prensaindigena.mx/web/noticias/86-noticias/1898-mexico-cabanuelas-mayas
http://algarabia.com/curiosidades/las-cabanuelas/
Juan José Caamal Canul