II
SIGLOS DE LUCHA POR LA IGUALDAD REAL Y VERDADERA
«Las hijas de Eva»
Y la libertad de conciencia que se requiere para cuestionar todo orden establecido
Escrito por Michelle Combaluzier García
Es innegable la participación de las mujeres en la historia del todo. No menos cierto es que tantos han sido los años en que la misma ha sido valuada en poco como años tienen las civilizaciones humanas.
No quisiera ahondar en la historia de los motivos y razones, ya que ese tema dista del pensamiento de unos y de otros. En esta ocasión me enfocaré en la fiera y perenne lucha social en la que grandes mujeres se encuentran, haciendo del más sublime uso de sus capacidades para participar del todo por igual como humanidad.
La evolución del pensamiento ha sido algo intrínseco del ser humano. No sería posible sin que el diálogo estuviera abierto a los diferentes individuos que la conforman, es decir, los hombres y las mujeres.
Hay temas que nunca hubieran sido imaginados en otras épocas por los hombres, como en su momento fueron los derechos civiles de las mujeres a la educación, al voto, la píldora anticonceptiva, y muchos más que fueron debatidos dentro de las Logias antes que en los poderes legislativos de las naciones.
Por tal motivo tengo la convicción de que la presencia de las mujeres dentro de la masonería es un claro signo de evolución.
LA CONSTRUCCIÓN DEL PROGRESO DE LA HUMANIDAD
NO SERÍA POSIBLE
SIN LA PARTICIPACIÓN DE LA OTRA MITAD DE LA MISMA
Por lo tanto, ¿cómo podría la masonería proclamar la “Igualdad” como pilar fundamental?
Tengo la certeza de que, tarde o temprano, todos los masones del mundo, todas las organizaciones masónicas (incluso la Inglesa y las organizaciones que pertenecen a ella), recobrarán el juicio siendo entonces congruentes con sus fundamentos, aceptando a la Humanidad en su totalidad, no solo a la mitad de ella. Entonces por fin la masonería no tendrá sexo, porque en todas las Logias masónicas del mundo se admitirá, sin distinción, a hombres y mujeres por igual.
ELIZABETH ALDWORTH
LADY FREEMASON
En la publicación anterior de esta gaceta relatamos una de las versiones de la iniciación de Elizabeth Aldworth. Ahora relataremos una segunda versión con tinte muy particular y estratégicamente relatado.
Esta versión de su iniciación fue publicada en 1839 por Albert Mackey. Cuenta que Elizabeth tenía una enorme curiosidad por conocer los secretos de la masonería. Por ello elaboró un meticuloso plan de espionaje.
Dicho plan consistía en hacerse amiga de la casera de la taberna en Cork donde se reunía una logia masónica para que, a causa de esta amistad, la casera le permitiera esconderse dentro de un reloj que se encontraba en el salón donde se reunirían.
Al llevar a cabo su plan y lograr los fines de su espionaje, no contaba con que su reducido escondite le resultaría incomodo, por lo que en algún momento hizo algún ruido delator que reveló su presencia a los masones. Dado este hecho, fue iniciada en ese mismo momento y lugar.
Claramente esta versión pretende reforzar la idea de que el lugar regular de reunión de las Logias eran las tabernas, pero sabemos que en realidad las reuniones las realizaban en casas de los hermanos.
Este no es el único hecho que invalida esta versión, a pesar de que habían dos miembros de la logia de Cork que afirmaban los hechos se dieron de esa forma. Esa logia fue fundada en 1777, y Aldworth falleció en 1775. Sin duda alguna esta iniciación fue manipulada históricamente para diversos fines que continuaremos exponiendo en próximas publicaciones.